Amores que atan

Capítulo: 4

Lucas

Las palabras de Samuel me afectan y lentamente retrocedo hasta terminar sentado en la cama, no me esperaba esto, ella es fuerte, se suponía que estaría bien para atender a la pequeña que no deja de llorar y ahora me dicen que está en coma y que no saben cuando va a despertar, no tiene sentido y me duele, sin saber por qué, me duele, quizás es solo la culpa, esa bala debía darme a mí y no a ella

—Te duele —no es una pregunta lo de Amelia que suelta una carcajada —oh por Dios! Te duele lo que le pase a esa

—Es la madre de

—¿Vas a decir tu hija? —ríe, la fulmino con la mirada —¿ya le hiciste la prueba de paternidad? Viste esas fotos Lucas —ella se levanta de la cama —tu esposa no ha dejado de estar con otros hombres —agrega algo que solo empeora mi situación y sí, cuando vi esas fotos, mi mundo se derrumbó, estaba bien, feliz, iba a ser padre, pero su infidelidad me afectó mucho y Amelia se encargó de hacerme ver lo ciego que estaba, Alexa no había cambiado luego de nuestro matrimonio, seguía como siempre, aunque tampoco tengo por qué reclamarle, nuestro matrimonio siempre fue una mentira

—Amelia, Amelia —suspiro mirando sus ojos grises —aún me pregunto cómo es que puedes ir por ahí diciendo ser una buena amiga —ella ríe

—Soy su amiga —ahora es mi momento de reír —hablo en serio Lucas, somos como hermanas, pero no me gustaba que parecías enamorado y ella te era infiel

—No he estado enamorado

—¿De veras? —ordeno a Samuel a salir de la habitación, no sin antes decirle que haga algo con la niña que no ha dejado de llorar, me acerco a Amelia y tomo su mentón con mi mano

—Eres una pésima amiga

—Y tu un cornudo —aprieto más mi agarre hasta que se queja y la suelto empujándola, ella cae sobre la cama y sonríe

—Quiero que te quedes —alza una ceja

—¿Quieres que te haga compañía hasta que ella despierte? 

—No, quiero que te quedes, incluso luego de que ella despierte, si Alexa mantiene a sus amantes bajo este techo, yo haré lo mismo —me coloco sobre su cuerpo, ella me mira confundida

—Pero eso significaría que

—que tu amiga sabría de tu traición, sabría que estabas con su esposo cada vez que rechazabas su petición de ir de paseo —sonrío ampliamente

—Lucas

—Deja de fingir ya ser una buena amiga Amelia, eres la peor —ataco sus labios con vehemencia, dispuesto a olvidar a la mujer que está a unos metros luchando por su vida.

Despierto sintiendo un horrible dolor en mi pecho, al mirar a mi lado Amelia duerme con tranquilidad, me levanto de la cama, no sé cómo ella puede dormir con el llanto de la niña que está en la habitación de al lado, me coloco una camisa por encima y salgo de la habitación, al entrar a la de Alexa veo la cuna y a la niñera que en vano intenta hacer que Sophia vuelva a dormir

—Vete —ordeno y al segundo la chica pasa por mi lado, me acerco a la cuna cuando la niñera sale cerrando la puerta tras de sí, al verme Sophia se calla aunque sus ojos están llenos de lágrimas —¿le echas de menos a tu mamá? —la tomo en mis brazos con extremo cuidado, es tan pequeña y frágil —te diré un secreto —digo mientras me siento con ella sobre la cama —también la extraño —la niña sonríe —aunque casi no hablaba con ella, pero extraño esa mirada que me daba, esa mirada cargada de odio y que me decía, tengo ganas de matarte —río mirando su hermosa sonrisa y continúo hablando con ella hasta que se queda completamente dormida.

Luego de dormir a Sophia no pude dormir más y me quedé acostado en la cama de Alexa sintiendo su olor impregnado en esta. Camino por su habitación y tomo una foto de ambos en mi mano, es del día de nuestra boda falsa, ¿por qué tiene esta foto en su habitación? 

—No deberías estar aquí —miro hacia Halan cuando habla, siento odio y celos a partes iguales, nunca me gustó la cercanía que tiene con Alexa y sé por medio de Amelia que están muy unidos, más de lo que aparentan.

—¿Por qué no? 

—Es la habitación de Alexa, a ella no le gusta que

—Es mi casa —me acerco a él que no retrocede ni baja su mirada —y hago en mi casa lo que me de la gana

—Es la habitación de Alexa

—Y Alexa es mía —digo y desearía que fuera cierto —así que todo lo suyo es mío y si no quieres que te mate, aléjate de mí —paso por su lado, pero su voz me detiene

—No la mereces —volteo a verlo —¿te parece bien revolcarte con su mejor amiga cuando ella está en coma?

—Bueno, mejor amiga ni tanto —río, él permanece serio

—Alexa está en esa cama inconsciente por salvar tu vida —espeta con odio —lo menos que podías hacer es serle fiel

—Creí que ya había quedado claro que ninguno de los dos es fiel

—Habla por ti —aprieto mis puños, este imbécil quiere hacerme pasar por tonto acaso?

—Además —me relajo y sonrío —no le pedí a ella hacerse el héroe y detener esa bala —puedo ver la ira en los ojos de Halan, pero ignoro al idiota y salgo de esa habitación que huele a ella.

—¿Y cuándo estarán los resultados? —le pregunto al doctor encargado de la prueba de paternidad

—Cinco días más o menos —bufo, eso es bastante tiempo

—Bien, estaré esperando —él asiente y sale del cuarto, yo me acerco a Alexa, está pálida y algo demacrada, perdió demasiada sangre, miro las máquinas a la que está conectada y tomo una de sus manos, está algo fría

—Tu hija te extraña —comento queriendo que me escuche y apriete mi mano o que abra sus hermosos ojos —deberías despertar ya, has dormido mucho y no estamos para unas vacaciones Lexi —agrego y medio sonrío, ella odia que le diga Lexi, pero a mí me gusta molestarla.

—Lucas —suelto su mano cuando escucho a Samuel, miro a este con mala cara

—Por qué me molestas? 

—Perdón, el padre de Alexa está aquí, exige ver a su hija —niego con la cabeza

—Échalo

—Entrará a la fuerza, quiere llevarse a Alexa a su casa, dice que él la cuidará —comienzo a reír con ganas




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