Amores que atan

Capítulo: 5

Lucas

Diviso a Rogelio y sus hombres a unos metros, llevo mi arma en la mano, sí, soy capaz de matarlo y no me arrepentiría, al verme, sus hombres me apuntan, los míos también levantan sus armas, yo camino como si nada hasta él y me detengo a unos pasos apretando fuerte la pistola que llevo en mi mano

—Lucas —gruñe con asco —así que supongo que lo que dicen es cierto, nos has estado engañando durante meses

—No los he engañado, ustedes me empezaron a llamar Logan —sonrío —pero jamás he dicho, yo soy Logan —puedo notar como se tensa de la rabia que debe de estar siguiendo, me odia pero yo más por todo lo que en el pasado hizo sufrir a Alexa, no entiendo por qué esta lo ama, si fuera yo, ya lo habría matado, muy pocos saben lo que Alexa ha sufrido y yo soy uno de esos pocos que investigó y encontró a alguien que le contó todo, claro está, que luego maté al sujeto, sabía cosas muy delicadas.

—Los negocios que teníamos han acabado, te retiro todo mi apoyo y si te veo por mi territorio te mataré, las rutas que te había dado para pasar tu mercancía ya no podrás usarlas a menos que —hace una pausa dramática —a menos que entregues a Logan y a la perra esa que también es una traicionera

—Eso jamás va a pasar Rogelio

—Entonces desde ahora somos enemigos y Alexa viene conmigo

—Eso tampoco va a pasar —mi sonrisa se amplía, él levanta su arma y yo la mía, nos apuntamos a la cabeza

—También engañaste a mi hija —gruñe el idiota sin saber que Alexa sabia todo, que ella y Logan habían planeado esa estupidez de la boda junto conmigo —ella viene conmigo, no dejaré que esté bajo tu techo, ni ella ni mi nieta

—Alexa se queda

—¿Para qué? No la cuidarás Lucas, solo metes a tus amantes en la casa que debías respetar porque tu esposa vive en ella —miro a Halan, de seguro fue ese idiota quien se quejó con Rogelio.

—Rogelio vete o dispararé aunque muera aquí mismo

—Pues moriremos ambos entonces —dice colocando el dedo en el gatillo, yo también hago lo mismo y nuestras miradas se enfrentan, Alexa vivirá hasta que muera bajo mi techo, aunque la odie y la deteste

—Lucas —Samuel habla, no lo miro —Lucas, Alexa ha empeorado —mi ceño se frunce y lo miro bajando mi arma, Rogelio hace lo mismo

—Explícate

—Su corazón se detuvo —siento un horrible dolor en mi pecho, tomo de la camisa a Sam con fuerza, el cual palidece

—Ella... Ella está —mi voz tiembla cuando hablo

—Está viva, lograron reanimarla, pero —lo suelto de golpe y cae al suelo, pero no lo miro, salgo corriendo hacia la casa y rápido entro a la habitación en donde Alexa está, ahora también lleva una mascarilla de oxígeno, me acerco a Alexa sintiendo cosas que hacía mucho no sentía por una persona, miedo, tengo miedo a perderla y eso jamás lo diré en voz alta, pero ya no puedo mentirme a mí mismo, agarro su mano con fuerza

—Por ahora está estable —miro al doctor, ni siquiera lo había visto al entrar —pero quizás haya que pensar en la idea de desconectarla porque —saco mi arma y le apunto, el hombre retrocede

—Ya no me sirve si piensa así

—Señor yo —suelto el disparo que acaba con su vida, veo al doctor caer al suelo y luego miro a Alexa.

—Debes despertar mujer, no te puedes rendir tan fácil, tienes muchas cosas que explicarme y muchos castigos que recibir por serme infiel, además —me acerco más a su rostro —debes cuidar de esa llorona a la que llamas hija, yo ya no la soporto y si no despiertas la daré en adopción porque de verdad que me causa más dolor de cabeza que tú —la amenazo esperando que abra sus ojos y me diga que jamás dejará que aleje a su hija de esta casa, pero eso no pasa y me siento frustrado, ¡maldita sea!

Bebo otro trago de whisky directo de la botella sin dejar de mirarla a ella, la cual ya comienza a quedarse dormida, diría que es una tortura tener que estar aquí todas las noches para que ella se duerma, pero la verdad es que me gusta, me encanta que deja de llorar cuando me ve, me encanta que me sonría y que atrape mi dedo con su mano sin querer soltarme, también me gusta sacarla a tomar el sol, y claro que eso lo hago cuando nadie me ve, suelto un suspiro pesado dándome cuenta de que he bebido demasiado porque ya estoy hablando tonterías, de pronto la puerta se abre

—¿No vienes a dormir? —entra una enfadada Amelia que se cruza de brazos

—Habla bajo —susurro —ya se está durmiendo y si te ve llorará, no le gustas

—Me parece increíble esto —dice sin hacerme caso y habla demasiado alto —Me pediste vivir aquí Lucas y ni siquiera vas a dormir conmigo, cuando no estás con esa mocosa,estás con la perra de Alexa que no va a despertar —aprieto con fuerza la botella —deberías desconectarla de una maldita vez —me pongo de pie rápido, voy hasta ella y con fuerza la pego a la pared haciendo fuerte el agarre de mi mano en su cuello.

—La última vez que alguien dijo esa estupidez lo maté —murmuro refiriéndome al doctor —ahora vete Amelia, vas a despertar a Sophia y si eso ocurre voy a cortar tu lengua y se la daré a mis perros

—No me amenaces

—No me retes —la suelto cuando comenzaba a ponerse roja, ella lleva una mano a su cuello en donde he dejado la marca de mis dedos y luego sale de la habitación rápido, yo miro a la niña que está sobre la cama de Alexa dormida y sonrío, no se ha despertado.

Me acerco a Alexa como cada noche hago y me siento en una silla a su lado, llevo ya cuatro días durmiendo incómodo, pero si no es aquí no puedo dormir, aunque luego me levante con dolor en todo mi cuerpo.

—Señor —Sam entra, no lo miro —el doctor Rift desea verlo —asiento, eso solo significa una cosa —sé que es tarde pero

—Hazlo pasar —ordeno sin mirarle

—Hay algo más, Rogelio mandó a decir que mañana viene a ver a Alexa —asiento sin deseos de hablar o mandaré a matarlo, el idiota pide verla todos los días, entiendo que sea su padre, pero no la hará despertar con su horrible presencia, siento como Samuel sale y segundos después entra Hugo Rift, el hombre encargado de los análisis entre Sophia y yo, miro al sujeto luego de ponerme de pie.




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