Amores que atan

Capítulo: 10

Alexa

Damon baja el arma y hasta ahora no me había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración, suelto el aire con pesar y respiro tranquila, su mirada es calmada y sí, golpearé a Halam cuando salgamos de aquí, este tipo está loco, el cual me da la espalda y camina hacia su sillón, toma asiento y luego señala un sofá frente a él para que nos sentemos, camino sintiéndome observada y me molesta un poco que no me quite la mirada de encima.

—Fue bueno que no me mintieras —dice cuando nos sentamos y deja el arma entre nosotros

—¿Pensabas matarnos? —cuestiona un ofendido Halam

—Por supuesto, si ella mentía claro —Damon ríe y se sirve un trago, yo niego cuando iba a servirme, pero igual lo hace —no me gusta beber solo.

—Yo vine a hacer negocios, eso es todo.

—¿Y qué me ofreces Alexa? —se acomoda en su silla mirándome.

—La mejor mercancía para su club y las mejores armas, también le digo que ningún policía te va a molestar en este club y a cambio quiero que me ayudes a distribuir mi mercancía. 

—¿Todo esto es por Lucas? 

—Todo esto es por mí —decido ser sincera —cuando quedé embarazada me alejé de todo y dejé lo mío en manos de Lucas, ahora quiero desvincularme, volver a ser la de antes, así de simple.

—Bueno —Damon mira a Halam —me encantaría darte una respuesta —me mira —pero ahora mismo no puedo —aprieto mis dientes —te daré una respuesta si aceptas cenar conmigo, así de simple, pero esta vez tú y yo solos —deja sus intenciones sobre la mesa, le sostengo la mirada y respiro hondo.

—Lo pensaré —me pongo de pie

—Cuando tengas una respuesta, dile a Halam, él sabe cómo hacerme llegar esta —asiento y camino hacia la salida, el mismo hombre que quería revisarme abre la puerta, el disparo que siento me deja paralizada y el sujeto cae muerto al suelo, me giro lentamente para ver a Damon mirando su arma como si nada. —Disculpa, es que di la orden de que no te tocaran y él quería hacerlo —asiento lentamente y salgo con paso rápido de ahí, ese hombre está loco y al llegar a mi auto me detengo, volteo hacia Halam y le doy una bofetada

—Alexa —dice sorprendido

—¿Con qué locos me traes Halam? Ese hombre pudo matarnos —mascullo enojada

—No te iba a hacer nada

—No, claro que no, él mismo dijo que me hubiese matado

—Solo le gusta impresionar —Halam sube al auto y hago lo mismo.

—¿De qué le conoces y por qué dijo que habías tardado en presentarnos? —Halam suspira mientras conduce

—Hace años que él quería verte, eso es todo —enarco una ceja

—¿Cuántos años?

—Damon hacía negocios con tu padre, nunca le conociste, pero él a ti sí y digamos que estaba obsesionado contigo —Halam detiene el auto y me mira —supe en donde estabas cuando tu padre te dejó sola e indefensa con esos hombres, gracias a él, él se enteró de todo lo que tu padre había hecho, no sé cómo supo la ubicación tuya y me mandó a mí a ir a por ti —mi boca se abre, pero no sale nada de esta

—Eso es mucho tiempo Halam

—Si —asiente —Damon lleva años queriendo conocerte y no te había presentado ante él para no alimentar esa enferma obsesión que tiene contigo

—O sea que me llevaste a ver a un enfermo que está loco y obsesionado conmigo desde que era casi una niña? —le reclamo y él solo ríe

—Alexa, le conozco, Damon si está loco, es un enfermo, está obsesionado contigo, pero nunca se acercó a ti porque es un hombre criado a la antigua, de alguna forma es alguien decente, un caballero que quería una cita contigo y si te llevé a verlo es porque él te puede ayudar y porque sé que aparte de mí es el único hombre que te puedo asegurar que jamás te hará daño —dejo de mirar a Halam y miro hacia fuera —¿Aceptarás verlo luego de lo que dije? —arranca el auto y comenzamos a movernos de nuevo.

—Sí, llámalo y dile que acepto cenar con él, que ponga hora y lugar.

—Debes ir sola y sin armas

—No soy tonta —mascullo y cierro mis ojos cansada, demasiado para un día.

—Tu hija no ha dejado de llorar —esa voz me hace detenerme antes de entrar en mi habitación, me giro hacia ella que está muy sonriente

—¿Qué demonios haces en mi casa? —aun el video que vi de ellos sigue dando vuelta en mi cabeza asqueándome más aún

—Es la casa de Lucas y vivo aquí —sonríe la muy estúpida —duerme bien amiga mía —entra a la habitación de Lucas y yo entro a la mía, es el colmo, pero está loca si cree que voy a dejar que me deje en ridículo frente a todos, me acerco a la cuna de Sophia que ya duerme, la puerta se abre y sé que es Halam.

—Damon quiere verte mañana temprano, ya envié la dirección a tu teléfono —asiento —bien, duerme bien.

—Halam —lo miro —quiero que —pienso mis palabras un segundo —quiero que mates a los hombres que Amelia tiene en esta casa y que a ella la encierres en uno de los calabozos —sus ojos se abren

—Alexa

—Hazlo, es una orden

—Amelia no es cualquiera —enarco una ceja —tiene poder y eso sería como declarar la guerra a toda su familia.

—Yo tampoco soy cualquiera y ella se está divirtiendo, ahora me toca a mí —sonrío —por su familia no te preocupes, les enviaré a cada uno un pedacito de ella —mi sonrisa se amplía al ver su desconcierto —es broma, no soy Lucas —me echo a reír

—Por Dios

—Pero haz lo que te pido, la quiero encerrada, ya cuando tenga tiempo iré a verla —me encojo de hombros y vuelvo mi mirada a la niña, Halam tarda un poco, pero sale de la habitación, no permitiré que esa zorra ande por mi casa como se le dé la gana y si no la mato ahora mismo es solo porque quiero que Lucas vea como lo hago y aprenda que conmigo no se juega, no me importa que empiece una guerra.

Salgo de la casa algo nerviosa, no todos los días se tiene una cita con alguien que lleva años obsesionado contigo, respiro hondo, esto es una locura, pero ya quedé en ir a verle y no puedo fallar a mi palabra aunque las manos me tiemblen.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.