Amores que matan

3. Belleza peligrosa

» Las cosas no siempre terminan bien, pero a tu lado ya nada es tan malo como en el pasado «

Era un nuevo día y estaba firmando algunos papeles y coordinando operaciones, hoy era uno de los muchos días en que Ran no vendría. A este paso yo me sentía más jefe de todo.

—¡Estás ocupado!

Por la puerta de mi oficina aparece una Nova totalmente distinta, con una sonrisa que hasta al Joker espantaría. Su cabello en una coleta y con jeans, botas negras y camiseta de "Nirvana" —que peculiar gusto—

—Buenos días, se te ofrece algo Nova —le digo con todo el sarcasmo de mi ser y le extiendo una sonrisa que no me llega a los ojos.

Ya ni siquiera yo entiendo mi doble personalidad. Ella me regala una de sus muy galantes sonrisas y por primera vez de boca abierta, dejándome ver esas perlas que tiene por dientes, tan blancos y pulcros.

—Buenos días Reimon. Y si, se me ofrece algo.

Le indico con un gesto que se siente y me cuente, ella lo toma y me extiende un plano en todo mi escritorio.

—¿Qué es esto?

—Mi plan para el encargo de Ran. Según lo que averiguamos Ran y yo. La organización de Damien el jefe del sur está detrás de todo esto. Están interceptando los cargamentos para revenderlos en el mercado negro. Han desaparecido veinticinco cargamentos ¡Es una gran pérdida en millones!

—Estas en lo correcto ¿Y cuál es tu gran idea? -me recargo en el respaldo y me cruzo de brazos viéndola atentamente.

—Iré personalmente, el objetivo es matar a Damien después podremos adueñarnos de sus provisiones. Algo así como un dando y dando.

—Está bien ¿Cuantos hombres necesitas a tu disposición? —tomo el teléfono de mi escritorio para pedir lo que ella necesite.

—Ninguno.

Me quedo pasmado cuando su respuesta, no es al menos un número de dos cifras, dejo el teléfono en su lugar y la volteo a ver como si estuviera loca, es obvio que lo está.

—¿Eres suicida? No podrás ni poner un paso en su base sin que te caiga una lluvia de disparos. Si yendo con toda una tropa es peligroso lo tuyo es imposible.

—¿Olvidas quién demonios soy?

—Ahora mismo me estás haciendo dudar de quién eres, si una niña mimada con aire suicida o una verdadera estratega como dijo Ran.

—No crecí jugando a las muñecas y tomando té, cuando cumplí cinco, papá me dejó ejecutar a mi primer soldado. ¿Tú qué demonios hacías a los cinco? Abrazado a Ran, eso parece.

Ella se cruza de brazos contra la silla bastante indignada y yo hago lo mismo, una mujer no va a darme órdenes aún si es verdaderamente bella.

—Sabes no te necesito. Fue estúpido venir contigo.

Ella se levanta de la silla después de un gran silencio y se apresura abrir la puerta de mi oficina, aprieto la mandíbula porque la maldita me tiene en sus manos.

—Espera —se queda con la mano en el pomo de la puerta- Iré contigo, será la única forma de dejarte hacer esta locura, y no está en puta discusión esto.

—¡Genial! ¿Cuál será nuestro nombre de dúo? Apuesto a que Ran y tú tenían uno.

Nunca me deja de sorprender.

—No teníamos ninguno, siempre fuimos solo los hermanos Hainix.

—Ya veo, entonces podemos ser ¿La pareja suicida? Suena muy guay.

—Pareja...

Siento las mejillas arderme y evitó responderle, aunque ni siquiera necesita mi aprobación, claro está. Me dirijo a un clóset que hay en el lado izquierdo de mi oficina y lo abro, saco un par de armas de ahí y los guantes de cuero negro. Odio tocar la mugrosa sangre de la gente. ¡Porque la tienen tan contaminada! Tomo un arma y le quitó el seguro, me acerco a Nova.

—¿Sabes cómo usarla cierto? —me acercó peligrosamente a su rostro.

—Es como jugar con muñecas.

Ella juega con mi cordura al acercarse más hasta sentir su aliento contra mis labios, roza nuestras narices y empieza a rozar nuestros labios hasta que succiona rápidamente los míos sin dejar apresar los suyos.

Cuando la tomo de la nuca para que no escape ríe por lo bajo y toma mi mano para quitarla de su nuca plantándome un beso de esos rápidos.

—Andando, Ran cuenta con los dos.

Salimos de la oficina para abordar mi auto, ella iba indicando el camino. No sé cómo demonios dio con él, pero sin duda hizo un gran trabajo.

Nos bajamos del auto frente a lo que parecía una gran fábrica abandonada, parecía que en sus años había sido una fábrica de químicos. No me sorprendería si aquí mismo crean sus propias marcas como la metanfetamina.

Nos quedamos en silencio, yo esperando sus órdenes porque después de todo ella era la del plan y yo solo venía como un "guardaespaldas" me sentía estúpido e inferior.

Ella repasa el lugar con sus ojos con bastante velocidad que sería difícil seguirla, ni siquiera la vi parpadear.

—Esta custodiada de principio a fin, lo más sensato y eficaz sería entrar por la ventilación, tenemos suerte que sea una fábrica, sus conductos de aire son como pasillos por el aire. Los recorreremos y ubicaremos un lugar para descender donde no haya muchas personas y el trabajo sea más sencillo.




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