Amores que matan

18. Una triada definitiva para el futuro

» El tiempo no perdona y muy cosas veces da segundas oportunidades, por eso debemos hacer todo para preservarlo «

Entro sigilosamente al mausoleo, había estado buscando a papá dentro de la mansión y efectivamente no lo había encontrado. Los últimos días solo venia aquí supongo que a hablar un poco con los muertos. Antes decía que se le dificultaba tomar decisiones sin la ayuda de mi madre, pero me suponía que los consejos se los pedía tanto a Reiza como a ella y a On jo.

Me acerco con cuidado y permanezco atrás de él, mientras termina sus oraciones que son acompañados con llantos, cuando su mano trata de limpiar su rostro poso mi mano en su espalda.

—¿Te sientes mejor?

—Creo que nunca volveré a sentirme igual de bien que con tu madre. Todo es un desastre.

—Un desastre que yo cause, si no hubiera nacido mamá no se abría enfermado y muerto luchando contra una enfermedad que puede que yo le causara.

—Nova, no digas eso.

—Si no me hubiera empeñado a hacer cosas por mi cuenta, no habría conocido a Reimon Hainix y enredado de esta forma. Reiza no me hubiera encontrado fácilmente y con la guardia baja. No lo habríamos podido traer de nuestro lado, pero al menos no estaría muerto.

Toma mi mano y la deja a un lado, luego toma mi rostro y junta nuestras frentes.

—Cecil escogió que tu siguieras viviendo y no ha habido momento alguno en que yo quiera lo contrario, todos moriremos algún día, ella simplemente quiso irse antes sabiendo que te dejo el tiempo suficiente a ti. Dime que lo entiendes. —las lágrimas caen en sus manos y asiento.

—Lo entiendo, pero no lo acepto.

—Eso mismo dijo ella cuando dijeron que era peligroso tenerte. Le importo un carajo, yo también desearía que nunca hubieras puesto tus ojos en ese Hainix, pero gracias a eso le diste la oportunidad a esta pequeña familia de no desaparecer aun, eres mi siguiente al mando en la triada, lo sabes. Tenía la estúpida idea de que todo acabaría contigo, pero diste la oportunidad para una nueva generación.

—Mi bebé.

—Si mi niña, aun si Reiza se hubiera rendido y vuelto con nosotros, nunca pensé en dejarlo a la cabeza, eso fue algo que siempre desee dejar en tus manos. No importando si tenías hijos o no, toda la Triada es mi herencia para ti.

—¿Cuál es el siguiente paso?

—No podemos quedarnos mucho tiempo en este lugar, al menos en Canadá el gobierno estaba de nuestro lado, pero este es territorio de la familia de Cecil y hace tiempo no soy bienvenido aquí. Pero tu si...

—No pienso quedarme sin ti, o somos los dos o ninguno, te seguiré a donde sea.

—Esa es la niña de papá. —me abraza con fuerza— estuve hablando con algunos viejos conocidos y tomé una decisión, nos moveremos mañana temprano. Murdo está encargándose para que puedas moverte junto con mi nieto sin que nos rastreen.

—¿Y tú?

—No te preocupes, también iré, solo que creare dos vías para que sea difícil que nos localicen o al menos que les cueste dar con alguno de nosotros en específico.

—Solo será por un tiempo ¿Verdad? luego volveremos Canadá.

—Así es, no te asustes. Solo será por poco tiempo.

REIMON

2 semanas después

Nos encontrábamos todos sentados a la mesa listos para almorzar, Becca trae la comida a la mesa con ayuda de Arley que pone los cubiertos en cada sitio, Tayler está sentado a mi lado viendo la televisión que está en la sala.

A los dos nos han dejado sentarnos porque no seriamos de mucha ayuda. Ran estaba afuera con los guardias, porque habían venido a instalar nuevas cámaras de seguridad porque las anteriores se habían arruinado un poco por la caída de la nieve.

Escucho la puerta cerrarse y los pasos de Ran se van acercando al comedor que está unido a la cocina.

—¿Todo bien? —pregunto cuando lo miro.

—Si, las cambiaran por un nuevo modelo para exteriores y un sensor. Luego vendrán para poner la pantalla de las cámaras en mi oficina.

Asiento y se acerca para ayudar a Becca a traer lo último antes de que todos nos sentemos. Sabía que tanto Becca como Ran estaban haciendo todo lo posible para no dejarme solo y que me sintiera mal, pero tener esa sensación esa imposible. Me golpeaba cuando menos lo pensaba, simplemente no podía detenerla.

Disfrutamos de la comida, llena de risas, conversaciones tontas y sin nada relevante. Todo queda en silencio de golpe cuando el teléfono de Ran empieza a sonar sin parar, sin duda la persona que llamaba tenía urgencia con que él respondiera.

—¡Papá! —chilla Arley— tu teléfono hace mucho ruido, dile que se calle.

—Lo siento mi niña, contestare en el pasillo.

Cuando saca su teléfono y ve de quien es la llamada, lo único que hace es ver a Becca quien pareciera saber que quiere decir. Sale del comedor y todo parece volver a la normalidad después de eso. Pero la llamada pareciera tan secreta que desde aquí no se podía escuchar ninguna palabra.




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