» Nos buscaremos en todas las vidas posibles y en las imposibles moriremos por no tenernos más «
El calor reconfortante del sol me entibia la piel, algunas hojas verdes de los árboles caen frente a mí y extiendo las manos para que algunas caigan en ellas, la risa estruendosa de un joven Ran resuena por el pasto. Observo como papá lo levanta sobre sus hombros y juegan a que está volando.
Una mano se posa en mi hombro, es de inmediato mi respuesta de buscar al dueño de tal acto.
—¿Qué sucede?
Una mujer joven que no sobre pasa estar por sus veintitantos, Con un castaño que le pinta cada hebra natural de su cabello y unos ojos que parecen dorados bajo la luz del sol. Su voz es suave y tan familiar, pero a la vez tan olvidada y lejana.
—Mamá.
—Que pasa mi pequeño caballero. —su mano escala hasta mis mejillas que acaricia con ternura, el entrecejo me tiembla en una abrumadora nostalgia— Oye, que es esa expresión en mi dulce Reimon.
No había una clara respuesta verbal, solo me lance a sus brazos. Algo que siempre quise hacer una ultima vez para despedirme correctamente, aunque tenerla toda la vida era lo que realmente anhelaba.
Sus brazos me rodean y su cabello me causa cosquillas cuando roza mi piel.
—Lo has hecho bien mi niño, ya estas listo para soltarnos cuando quieras.
—No quiero soltarlos. —me aferre más a su cuerpo.
—Pero debes, tu hermano, papá y yo siempre estaremos aquí. —me despego de ella para ver de lo que habla, su dedo apunta a mi corazón.
Ella dirige su mirada al horizonte, en el puedo ver a Ran en los brazos de papá saludándome alegremente. Vuelvo a sus ojos.
—No estoy listo, no lo estoy. No quiero.
—Escúchame Reimon, —me sujeta cada lado del rostro— tú estas más que listo, simplemente tienes miedo de soltarnos y olvidarnos, pero nunca será así, nosotros sabemos que vivimos en ti, pero papá y yo necesitamos que vivas por ti. Por tu hijo, tu pequeño Garret será tan guapo como su papá. Se que me rogaste que me quedara más tiempo contigo, aunque no pude volver con mis niños, pero Dios los premio mandándoles mujeres que los amaran tanto como yo los voy amar siempre.
—Llévame contigo.
—No puedo llevarte a donde no quieres ir, tu hogar es donde esta tu amor y hace mucho ya no es con nosotros, es con ellos. Te amo mi niño, ve a ser feliz.
Todo se empieza a desvanecer, sigo viendo a Ran y papá despidiéndose desde lejos con una sonrisa, me aferro a mamá que no deja de sonreírme mientras mantiene su frente pegada a la mia.
Cuando vuelvo abrir los ojos me encuentro de nuevo con la oscuridad de la habitación, busco a nova en penumbras hasta que hago contacto con su espalda.
Miro el techo de la habitación, el aire que entra por la ventana es fresco, mi mano no deja de acariciar la espalda desnuda de Nova, las sábanas le cubren la mitad del cuerpo para abajo, esto debía ser una maldita fantasía. Ahora yo también tenía una familia, mi propia familia.
Me acerco a ella y le doy un beso en la espalda, su cabeza que antes miraba al lado contrario de mí, ahora busca mi rostro y cuando lo encuentra sonríe, apartó los mechones de su cabello que le caen por la frente.
—¿No tienes sueño?
—No.
—Entonces de ahí saco Garret tanta energía. —se ríe bajito.
—Pienso que en eso me gana su mamá, es difícil cansarla.
Se da la vuelta quedando boca arriba y me extiende los brazos para que me recuerde en su pecho, eso hago sin pensarlo dos veces. Su calor me hacía sentir tranquilo.
—Puedes contarme ¿Sabes?
Amaba la manera en que ella me comprendía aún sin decir nada, en que sabía tomarme y llegar a mi sin invadir mi privacidad, amaba la manera en que me hacía sentir. Me sentía extasiado a su lado.
—No me pasa nada.
—Reimon.
Me separo de su pecho y me siento en la cama, tiro mi cabello hacia atrás. La luz de la luna era suficiente para que ambos pudiéramos vernos sin problemas.
Ella no accede a mi negativa y hábilmente sus piernas se posicionan a cada lado de las mías y ella se sienta sobre mi regazo, viéndonos frente a frente. Sus manos descansan en mi pecho y sus dedos me acarician levemente.
—Voy a escucharte, lo sabes. Háblame hasta que te sientas mejor.
Pasa una mano por su cintura y me acaricia la frente con nostalgia, mis ojos se aguadan de solo pensar y mi garganta se siente apretada.
—Ya es octubre dieciséis.
Efectivamente, pasaban de la media noche y probablemente era la primera vez que pasaba ese día en compañía de alguien ajeno a Ran o a Becca que sabían esa historia igual de bien que yo.
—El aniversario luctuoso de tus papás.
Asiento tristemente, trato de ser fuerte pero el dolor me gana y las lágrimas se me escapan, ella limpia cada una de ellas y me besa el cuello antes de abrazarme.
—Llora si es lo que necesitas, eso hace que los nudos del alma se vayan.
#9265 en Novela romántica
#2066 en Chick lit
lujuria deseo prohibido, mafia peligro amor misterio, strangerstolovers
Editado: 23.02.2025