Amores Trágicos: La Prisionera de Poitiers

Parte 2

— La Srta. Blanche desapareció hace mucho, yo la quise cortejar, pero me dejo por un tipo del pueblo.

— A pesar de la buena reputación de la familia, Thomas, y que el hermano de la señorita Monnier fue fiscal es mi deber investigar.

— Hará el ridículo, mejor rompa la carta.

— Iré mañana mismo.

El Fiscal General fue a la casa de la familia Monnier, allí informó a la anciana de la carta anónima, la mujer mayor se horrorizó de la denuncia, negó todo, y trato de evitar la revisión, pero al ver que nada podía hacer se sentó en el recibidor, estaba envuelta en una bata con cuadrados negros y blancos.

En el primer piso todo estaba en su lugar, limpio y reluciente.

— Se lo dije señor Fiscal — reiteró Thomas, su secretario — fue una broma de mal gusto.

— Todavía falta el segundo piso.

— Sería mejor irnos, ya hemos molestado demasiado a esta gran dama.

— Voy a terminar con la revisión, y nos vamos.

En la segunda planta nuevamente todo estaba limpio y bien arreglado, pero según se acercaban al ático un olor nauseabundo se dejó sentir, como estaba cerrado tuvieron que pedir que trajeran la llave, como Marcel demoró optaron por tirar la puerta.

— ESTO NO PUEDE SER POSIBLE — fue el grito horrorizado del primero que entró en el lugar.

El resto de oficiales se quedaron un rato quieto, solo se escuchaba un rose suave de ratones e insectos que huyeron de los recién llegados, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad muchos sintieron ganas de devolver el estómago por el olor, y por lo que vieron.

En un rincón había una figura que alguna vez fue un ser humano, concretamente una bella jovencita de la aristocracia, ahora era solo huesos y piel, más parecía una momia que mágicamente tenía vida.

En un rincón había una figura que alguna vez fue un ser humano, concretamente una bella jovencita de la aristocracia, ahora era solo huesos y piel, mas parecía una momia que mágicamente tenía vida

Solo estaba cubierta por una manta que tenía encima años y años de suciedad, su cama de paja estaba llena de chinches.

Los restos de heces y vomitó llenaba el lugar, además de trozos de comida, pan, pescado, todo podrido y pegado en el piso, como una costra.

— ¿Quién es usted? — preguntó el Fiscal, modulando las palabras, ya que parecía que la mujer no podría entender nada, sus ojos eran los de una loca.

— Es mi hermana Blanche — dijo Marcel, quien traía las llaves.

— ¿¿Señorita Blanche??

Al intentar acercarse más a la mujer de unos 50 años, ésta comenzó a gritar asustada, así que decidieron salir y poder digerir lo que pasaba. El Fiscal General y dos oficiales más entraron de nuevo al ático para rompen las persianas, Blanche se cubrió los ojos, por primera en años veía la luz del sol.

— ¿Se siente bien señorita? — al ver que volvió a gritar, aunque ahora más bajo — ¿Me entiende?

Por fin la fémina pareció fijar sus ojos, que perdieron un poco del brillo de locura que tenían.

— Me han tenido encerrada por años, no sé cuánto — lo miró nerviosa — tengo hambre ¿Me podría dar algo para comer? Mi madre solo me da lo que queda de sus almuerzos.

— Trate de ponerse de pie — hizo traer una bata para cubrirla, ya que estaba desnuda — la llevaremos a la cocina.

Pero está tan débil que no pudo ni tenerse en pie, la llevaron en brazos, por su seguridad, solo le dieron un poco de sopa. Hicieron llegar a varias enfermeras y doctores, quienes estaban consternados, nunca habían visto algo así, la mujer descubierta solo pesaba 25 kilos.

— Que exquisito — susurro Blanche en la ambulancia.

— ¿Qué cosa?

— El aire fresco, ya no recordaba cómo era.

En la casa de la familia Monnier, el Fiscal General encaraba a la Sra. Luise.

— Irá a la cárcel.

— Esto es algo que solo incumbe a la familia, no debieron romper la puerta, por favor retírense.

— Disculpe señora, pero esto es un delito, ni a un preso en la cárcel se le deja sin comida.

— Marcel, hijo, arregla por favor esto, yo me voy a acostar.

— Su hijo también será enjuiciado por cómplice en el maltrato y secuestro de su hija.

La noticia se regó como pólvora, una señorita de la alta sociedad había sido apresada y mantenida casi muerta de hambre por no querer casarse con quien su familia le había ordenado. Muchos de los amigos de los Monnier los condenaron públicamente.

Durante dos semanas la viuda pudo seguir en su casa bajo vigilancia, el día que fueron a buscarla para llevarla a la cárcel, la Sra. Luise sufrió un ataque al corazón muriendo en el acto, la vergüenza de saber que los mismos que la invitaban a sus reuniones no moverían un dedo para salvarla, y que ahora todos le daban la espalda, y hablaban contra ella, la dejó sin ganas de seguir viviendo.

Al funeral solo asistió el reverendo y los enterradores, nadie quería verse ligado a esa familia que estaba en las noticias todos los días, contando los escabrosos detalles que salían de a poco. Se llegó a decir que se había encontrado el cadáver de un bebé, que el encierro fue por haber deshonrado a su familia. Oficialmente en los informes se indicó que solo estaba Blanche en el ático.
 

Oficialmente en los informes se indicó que solo estaba Blanche en el ático



#9117 en Otros

En el texto hay: amor, muerte

Editado: 22.03.2022

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