Empezó a sonar la campanita del despertador. Abrí los ojos lentamente mientras escuchaba como se abría la puerta.
─ ¡Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David…! ─ Cantó a gran voz de forma dulce Benjamín. Me incorporé mientras escuchaba la melodiosa voz de mi hermanito, siempre que llegaba mi cumpleaños me despertaba de la misma manera…
─ ¡Hermanito! ─ Exclamé contenta de ser lo primero que veía este día.
─ ¡Feliz cumpleaños para la mejor hermana del mundo! ─ Dijo mientras se acercaba con un pequeño pastel entre sus manos y una vela pequeña en el medio.
─ Gracias, hermanito.
─ Ahora pide un deseo ─ Señala haciendo un puchero tierno.
─ Bien, ya está, ya pedí mi deseo.
─ ¿Qué deseo pediste?
─ No te lo voy a decir pequeñín, si quiero que mi deseo se cumpla debe ser un secreto. ─ Respondo de forma tranquila mientras Benjamín frunce el ceño. ─ No te enojes, eres muy pequeño para atentar contra tu pobre hígado, iré a asearme y luego comeremos ese delicioso pastel.
[…]
Luego de disfrutar toda la mañana con mi chiquitín, bajamos a almorzar con mis padres. La mesa estaba dispuesta así que tomamos asiento. Los esperamos durante unos minutos, generalmente almorzábamos solo con mamá, ya que papá trabajaba y no solía pasar mucho tiempo en casa.
─ Buenas tardes, mamá ─ dijimos mi hermano y yo al unisonó en cuanto vimos a mamá.
─ Buenas tardes ─ Respondió mamá, quien apenas nos observó.
El almuerzo fue silencioso, en cuanto finalizó me dirigí junto a Benjamín hacia la puerta de ingreso. Mamá se dirigió a su habitación probablemente para prepararse y salir con alguna amiga, algo que solía realizar con mucha frecuencia.
─ Benjamín, vamos a jugar afuera.
─ ¡Si! ─ Respondió alegre, ambos salimos tomados de la mano, mientras lo observaba, reparaba en que cada día Benjamín crecía más.
─ ¿En qué piensas Aysel?
─ ¿Por qué lo dices?
─ Estas arrugando la nariz…como un conejito.
─ Sí, sí, claro y también me gustan las zanahorias. ─ Respondí y ambos estallamos en risas durante largos minutos. ─ Benjamín ¿Me quieres?
─ No. ─ Respondió rápidamente.
─ ¿Cómo qué no? – Me detuve y procedí a observarlo seriamente ─ ¡soy la hermana que más te quiere en todo el mundo mundial y me dices que no me quieres! Eres cruel, yo te quiero mucho.
─ ¿Solo me quieres? ─ me pregunta muy seriamente, cuando estoy por responder él continua – Yo te amo mucho hermanita.
─ ¿Pero también me quieres? ─ pregunto, y el asiente. Abro mis brazos mientras él se acerca y me da un abrazo. ─ También te amo hermanito. Te amo muchísimo enano. ─ Digo lo último para molestarlo.
─ No soy enano. ─ Responde otra vez enojado.
─ Si que lo eres, y también eres gruñón.
─ No, papá dice que pronto creceré.
─ Si para aún falta, mientras tanto eres mi enano gruñón.
[…]
Luego de una tarde divertida junto a mi hermano, cada uno va a prepararse a su habitación para la cena. Apenas abro la puerta de mi habitación me encuentro con papá.
─ ¡Papá, buenas noches! ¿cómo estás? ─ Pregunto mientras me acerco para darle un fuerte abrazo.
─ Muy bien mi pequeña niña, hoy fue tu cumpleaños no pude saludarte antes, pero traté de buscar algo especial para ti ─ dice mientras coloca una cajita en mis manos ─ es para ti, princesa.
─ Gracias papá ─ Respondo mientras abro la caja y veo un bonito collar con unos aretes.
─ Puedes llevarlos mañana, puedes salir con tus amigas, ya preparé un lugar.
─ Gracias papá ¡me encanta la idea!
Dejé la cajita en uno de los muebles de mi habitación y regresé junto a papá para bajar juntos del brazo hasta el comedor.
Entre papá y mamá, papá era mucho más afectuoso, mamá era poco afectuosa y muy seria. No solía tener demostraciones de aprecio con Benjamín o conmigo.
La cena se realizó en silencio, después cada uno se retiró a su habitación. Por supuesto que yo fui junto con mi hermano. Siempre fui amorosa con él. Para compensar la falta que le hace mamá y también para demostrarle lo mucho que lo quiero y amo. Después de contarle un cuento y dejarlo dormido me voy a mi habitación. Mañana tendría un bonito momento junto a mi amigas, de eso no tenía ninguna duda.
Editado: 29.10.2022