Amores Verdaderos: Te Encontré

CAPÍTULO 3

DANIEL 

Me había sentido algo cansado, muy agotado en realidad. Trabajo con Óscar, uno de mis mejores amigos, él se había ofrecido a cubrirme un momento en el trabajo, no quise aceptar, pero era cierto que mi cuerpo se sentía agotado. Óscar me convenció y aquí me encontraba, acostado en un pequeño sillón, en uno de los balcones, las personas casi no suelen venir aquí a pesar de la vista preciosa, prefieren los otros servicios que posee el restaurant. Inicie como ayudante de limpieza, gracias a la ayuda de Óscar ahora trabajo como Barman, un trabajo que no me agrada, pero el sueldo es mejor que el de ayudante de limpieza y me permite ayudar a mi familia.

Desperté luego de casi una hora. Me había quedado dormido y aunque mi cuerpo protestase debía levantarme, alguien había golpeado la puerta, si era mi jefe estaba en problemas.

Me levanté un poco desorientado, mis ojos aún se negaban a abrirse por completo. Me acerqué a la puerta, y tropecé con algo, en ese momento se abrió la puerta, fue inevitable caer sobre la persona que estaba ingresando.

Reaccioné cuando sentí que alguien se removía debajo mío. Por suerte había sostenido su cabeza, lo primero que sentí fue un agradable aroma a flores.

Me incorporé y la ayudé a levantarse, en ese momento abrí los ojos por completo. No podía ser indiferente ante esa preciosa jovencita. Durante algunos segundos nos observamos fijamente y después se desmayó, la llevé hasta uno de los sillones, la acomodé y traté de hacerla reaccionar, estaba empezando a asustarme e iba a pedir ayuda cuando se removió.

Abrió los ojos lentamente. Sus ojos volvieron a conectar con los míos unos segundos y trató de incorporarse. La ayudé a sentarse y hablamos de algunas cosas, lo que queda claro es su nombre.

Aysel.

Bonito.

Perfecto para ella.

Durante un momento no decimos nada y solo observamos la bonita vista.  Después suena su teléfono, Aysel me dice que se va. Pero antes trato de convencerla para llevarla a uno de mis lugares favoritos. Nadie sabe la vista que hay aquí, en realidad solo unos pocos lo conocen. Se podía ver la ciudad entera y la inmensidad del cielo. Aquí no se podía ver bien las estrellas, pero sí la hermosura de la luna.

Aceptó que la llevara con los ojos cerrados y la sensación que sentí cuando toqué sus manos fue electrizante. Llegamos hasta el balcón y durante minutos nos dedicamos a observar, de reojo no podía evitar verla y pensar que su cabellera rubia me recordaba a alguien.

Aysel sin previo aviso dio un brinquito y me abrazo. De inmediato supe que se debía a la altura a la que nos encontrábamos. Si bien parecía que nos encontrábamos en un tercer o cuarto piso, en realidad el restaurant estaba construido sobre una gran elevación y la altura desde esta vista era considerable.

Después, no pudimos evitar conectar nuestras miradas, estuve cerca de darle un beso, mi corazón latía rápidamente y me parecía irreal estar en esta situación. Parecía el momento perfecto y de repente volvió a sonar el celular de Aysel y ambos nos separamos. Me ofrezco a acompañarla y durante el camino no me atrevo a decir nada, me siento confundido y atontado, en cuanto nos despedimos siento que las palabras se me atragantan y no soy capaz de decir nada. Después de que se va me quedo en el estacionamiento durante algunos minutos. Para después regresar a mi área de trabajo.

Me preguntaba si algún día volvería a verla.

No. Yo tenía que volver a verla. Tenía la sensación de que nadie volvería a trastocarme como ella. Llegué hasta mi área de trabajo, Óscar no dejaba de observarme. En cuanto me acerqué hasta él, me entregó una libreta con una fila de pedidos que debíamos preparar, traté de disculparme por mi tardanza, pero él ni me dejó hablar.

─ ¿Con quién estabas? ─ Me preguntó con mirada interrogante. ─ No trates de negarlo, te vi. Bajaste con una jovencita de bonito vestido blanco.  

─ Solo ayudaba a una clienta ─ dije tratando de restar importancia.

─ Oh, bueno, solo era una clienta, creí que te había interesado pues conozco algunos detalles sobre ella. En fin, si no es importante me iré. ─  Óscar preparó una bandeja y se alejó, no sabía si creerle, era cierto que quería saber más sobre ella, pero no estaba seguro de si él sabía quién era Aysel. 

─ Está bien Óscar, sí, estaba con alguien ─ dije cuando Óscar regresó. ─ La conocí hoy.

─ Ósea que no descansaste. ─ Respondió enojado.

─ Si, dormí un poco. ─ No podía borrar la sonrisa que se formaba en mi cara.

─ Creo que necesito que me cuentes todo.  

Le conté sobre cómo nos conocimos, me dijo que probablemente se trataría de Aysel Di Tella, eso significaba que era hija de uno de los mejores amigos del dueño del restaurant. Y eso Óscar lo sabía por que en cocina hubo un pedido especial encargado de parte del dueño. Eso significaba también que Aysel debía venir con frecuencia por aquí, sin embargo, no la había visto. No hasta hoy.

[…]

La noche había sido muy agitada, hubo bastante gente que atender. Afortunadamente cerramos a las 5:00 am, cada uno se fue a su hogar. Óscar se fue conmigo, tomamos el autobús y nos sentamos juntos, eso era bueno pues temía quedarme dormido, después de 40 minutos de viaje bajamos del autobús.




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