Amores Verdaderos: Te Encontré

CAPÍTULO 5

AYSEL

Me desperté con el mejor de los ánimos.

Hoy sería un gran día.

Me aseé rápidamente, me puse unos pantalones simples, y una blusa bastante cómoda.

Mientras buscaba un nombre en mi celular no pude evitar no pensar en la pequeña notita.

 

─ ¡Hola Aysel!

─ Grace, ¿Cómo estás?

─ Bastante bien.

─ Tengo algo que contarte.

─ Bien, te escucho.

─ Tiene que ser en persona.

─ ¿Puede ser en la tarde? – pregunta Grace más interesada.

─ ¡Claro! ¡Me encantaría verte!

─ ¿En el parque?

─ No ¿Te parece mejor el restaurant del mes pasado?

─ Está bien.

─ 3:30pm, bien. Nos vemos adiós.

 

Colgué el teléfono.

Sin darme cuenta tenía una sonrisa dibujada en el rostro. Aún no se me ocurría ninguna noticia interesante que contarle a Grace, bueno ya lo pensaría durante el día.

En el pasillo me encontré con Benjamín, ambos llegamos al comedor rebosantes de alegría. Todo se esfumó en cuanto llegamos a la mesa. Mi madre nos esperaba con su “agradable” expresión, y yo no paraba de preguntarme porque últimamente ya no sonreía.

¿Dónde habían quedado esos bonitos tiempos de antaño?

Que yo recordará, antes éramos una familia muy feliz.

De ambos sentía que mi padre se derretía de amor por ella y parecía que mamá ya no lo quería. Sabía o creía que eso le dolía a mi padre.

Empezamos a comer silenciosamente, de reojo observé a Benjamín, se veía un poco pensativo y no quitaba la vista de mamá. Verlo así me entristecía, entendía que quería un poco de atención de parte de ella, lo mismo me había pasado cuando sentía que Benjamín era el favorito de mamá ya que ella durante mucho tiempo había mostrado mayor atención por él, de repente, también empezó a alejarse de él y un día simplemente parecía vivir con nosotros en la misma casa sin interesarse en lo que hacíamos. De esa forma empezamos a acercarnos más a Lucero y Sandy a quienes queríamos casi como una madre y hermana.

Continuamos comiendo silenciosamente, Benjamín tomó uno de los vasos con jugo, de repente este se le resbaló y cayó, justo en el espacio que había entre ambos. El sonido fue estruendoso y mamá se levantó con furia. Ni siquiera preguntó si nos habíamos lastimado, atacó directamente a mi hermano por ser tan distraído y no comportarse bien. Benjamín agachó la cabeza y pude ver sus manitos temblar.

Mamá continuó llamándonos la atención por todas las cosas que habíamos ocasionado con nuestro mal comportamiento, levantaba la voz exageradamente fuerte y simplemente se retiró del comedor hacia su habitación. Papá corrió detrás de ella, Lucero y Sandy se acercaron y trataron de retirar los restos de vidrio, Benjamín no levantaba la cabeza y sabía que debía irme con él. Mi hermano odiaba llorar delante de muchas personas por más cercanas que estas fueran.

Tomé sus manos y subimos juntos hasta su habitación, cerré la puerta con llave y revisé que no se hubiera lastimado con algún trozo de vidrio, mi hermano me abrazó y empezó a llorar, estaba empezando a cansarme la actitud de mamá, no era justo para mi hermano. Sabía que el continuaba anhelando solo un poco de atención e interés de parte de nuestra progenitora.

Después de unos minutos Benjamín entre balbuceos empezó a hablar.

─ Mamá…no me quiere.

─ Claro que te quiere cariño. Mamá nos quiere.

─ No…mamá, mamá no nos quiere.

Ya no sabía que responder, después de todo también me había hecho esa pregunta muchas veces.

─ ¿Quieres salir? Vayamos a comer un helado.

No esperé su respuesta, le limpié los ojitos y después nos dirigimos hasta la cochera.

Ahí nos esperaba Alejandro, quien supuso lo que había pasado y consoló a mi hermano.

 

DANIEL

Hoy saldríamos mamá, Noelia y yo.

Algo que no hacíamos hace bastante tiempo.

Pero esta salida no hacia sino alterarme los nervios.

Los malestares de mamá aumentaron, tenía extraños cambios de temperatura y había perdido peso considerablemente.

Quería pensar que no podía ser nada grave.

No debía ser nada grave.

No podíamos perder a mamá.

Hoy teníamos cita para que le realizaran los análisis.

Mamá decía que quizá era debido al estrés o algo así.

 

Quería creer que podría ser eso. Quería aferrarme a esa idea. Continuamos caminando hasta divisar la fachada del hospital. Mamá iba delante mío junto a Noelia, ambas iban tomadas de la mano. Me encantaba verlas juntas. Mamá y Noelia eran iguales, mismo color de cabello y ojos. Tenían la misma postura y la manera de caminar. En cambio, yo me parecía más a papá, o es lo que mamá y papá solían decirme.




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