AYSEL
Había cancelado mi salida con Grace, el tiempo había pasado bastante rápido. Daniel tenía una familia muy bonita, por lo que veía él era un buen hermano, Noelia era una pequeñita muy tierna y su madre una dulzura de persona.
Y Benjamín…
─ ¿Qué haces chiquito?
─ Estoy dibujando.
─ ¡Qué bien! ¿Quién es ella?
─ Es la señora Rebeca.
─ ¡Qué lindo dibujo! ─ Mencioné admirando los detalles de los dibujos. ─ Y ella es…
─ Eres tú…
─ Me gusta. ¿Él es nuestro amigo Alejandro?
─ Sí, es él.
─ Y ¿los de atrás?
─ Él es Daniel y ella Noelia.
─ ¿Por qué están de negro? ─ pregunto algo preocupada.
─ Porque no me agradan.
─ ¿Por qué? Ellos fueron muy amables contigo.
─ Porque tú quieres a Daniel y Noelia. ─ Dijo con toda la tranquilidad del mundo. Yo quedé enmudecida. No estaba mal que yo quisiera a otras personas, sin embargo, apenas los había conocido ¿cómo podía quererlos tan rápido? y que mi hermano me lo diga me generaba más preguntas.
─ ¿Por qué piensas Benjamín?
─ Tú me miras así. ─ Realizó una mueca bastante extraña que por supuesto no era la mía. ─ Y hoy no dejaste de observar así a Daniel. Eso no me gusta. ¿Vas a dejar de quererme?
─ No digas eso Benjamín, tú siempre serás mi hermanito y yo siempre te voy a querer.
─ ¿Nunca me vas a dejar?
─ No Benjamín. Siempre estaré contigo.
Luego de eso no quise preguntar más y Benjamín tampoco quiso dibujar más.
─ Creo que quiero comer algo ¿vamos con Lucero? ─ Propongo pensando en los deliciosos pastelitos que debe haber preparado.
─ Está bien, también quiero comer algo.
Juntos bajamos y nos dirigimos hacia la cocina. Benjamín prácticamente se lanzó en los brazos de Lucero.
─ ¿Quieren pastelillos? ─ Preguntó Lucero mientras revolvía el cabello de mi hermano.
─ ¡Sííí! ¡Yo quiero muchos! ─ Grita Benjamín.
Lucero sirve un poco de postre y un vaso con leche para Benjamín y café para mí.
─ ¿Dónde está mamá? – pregunté algo desinteresada, cuando regresamos, ni papá ni mamá estaban en casa. Probablemente papá estaría en el trabajo y mamá con alguna amiga.
─ Ambos salieron.
─ ¿Sabes a qué hora volverán?
─ Ninguno mencionó nada.
─ Bueno…tus pastelillos están deliciosos Lucero.
─ Hoy conocimos a la señora bellísima Rebeca ─ interviene Benjamín. Lucero me observa.
─ Es la mamá de un amigo ─ respondo rápidamente.
─ ¿Un amigo? ─ pregunta Lucero, muy sorprendida.
Benjamín termina de merendar y se va a observar uno de sus dibujos favoritos, así que se dirige al salón de juegos y Sandy se va con él.
─ ¿Cuándo podré conocerlo?
─ Apenas nos conocemos hace poco.
─ Sí, pero nunca te había visto con esas mejillas sonrojadas cuando hablabas de alguien.
─ ¿Tengo la cara roja?
─ ¿Te gusta?
─ ¿Quién?
─ El dichoso amigo que conociste.
─ ¿Daniel? No estoy segura. ─ Miento por que a estas alturas ya me di cuenta de que efectivamente, no estoy segura de que me gusta, pero la sensación que tengo cada que lo veo es especial. Principalmente cuando concibo la idea de que ya nos conocemos y es entonces cuando no puedo dejar de pensar en él.
─ ¿No estas segura de que te gusta Daniel? ─ aparece Sandy preguntando con verdadero interés. ─ Yo no dudaría ni…
─ ¿Lo conoces? ─ pregunta Lucero cada vez más interesada.
─ ¡Por supuesto! Solo de vista, claro. No tuve el honor de intercambiar palabras con él.
─ ¿Cuándo lo conocieron?
─ El día que celebramos el cumpleaños de Aysel fuera de casa. Así que pregunto ¿a quién no le gustaría? Si Daniel es todo un caballero.
─ Sandy, ten cuidado, Aysel lo vio primero. ─ Dice Lucero en tono de bromo. Todas empezamos a reír. ─ Pero ¿cómo puedes asegurar eso si solo lo viste?
─ Mis ojos calculadores nunca fallan así que pienso que Daniel es un buen chico. ¿Lo volviste a ver? ─ Sandy curiosea más.
─ Sí, nos encontramos hoy. ─ Digo y ambas abren los ojos sorprendidas. ─ Fue una casualidad. ─ Aclaro rápidamente. ─ Conocí a su mamá y hermana.
─ ¿Su mamá? ¿Cómo era? ¿Le agradaste?
─ La señora Rebeca fue muy amable, especialmente con Benjamín.
─ ¡Tienes un punto a tu favor! Le agradaste a la futura suegra.
Editado: 29.10.2022