Amores Verdaderos: Te Encontré

CAPÍTULO 23

AYSEL

No pude dormir.

La noche había pasado lentamente. Muy lentamente.

No dejé de pensar en todo lo que había pasado. En como todo en mi vida parecía estar cambiando y sentir todo ello resultaba muy extraño. Di aún más vueltas hasta decidirme a por fin levantarme.

Después de asearme y desayunar me aseguré de ingerir las pastillas indicadas, bajé y fui hasta el garaje donde Ale ya me esperaba, hoy tampoco tenía la energía suficiente como para sentirme bien, durante todo el trayecto permanecí callada.

Llegué mucho más temprano de lo esperado. Incluso los pasillos aún estaban vacíos. Me dirigí a mi casillero y al abrirlo encontré una nota. En la parte delantera estaba mi nombre escrito con una muy bonita caligrafía, la cual reconocí de inmediato.

Sonreí con tristeza. Mientras leía derramé algunas lágrimas. Quizá era de las últimas notas que Daniel me había escrito. Y pensar que se había terminado estrujaba mi corazón. Esta era una de las cosas que me habían enamorado mucho más. Volví a releer un par de veces más y después guardé la nota en uno de mis libros. Me limpié el rostro y regresé a mi salón.

Durante el desarrollo de clases percibí bastantes cosas extrañas en mí. Había momentos en los que me sentía bien y una extraña tranquilidad parecía invadirme y por momentos una tristeza profunda hacia decaer mi ánimo por completo. Y había instantes en los que simplemente no era capaz de comprender lo que estaba pasando.

Ya no quería pensar. A estas alturas probablemente mi mente ya no estaba funcionado al cien.

Al salir de clases apenas pude compartir palabras con Grace, pues ella estaba bastante emocionada por algo y se fue rápidamente. Yo me dirigí hacia la escuela de Arquitectura, al llegar vi a varios estudiantes abandonar uno de los salones, entre ellos salía Óscar, corrí hacia él ya que tenía algo de que hablar.

Ambos estábamos bastante distantes y apenas logramos decir un par de cosas. La amistad que había empezado a surgir con Óscar parecía haberse desvanecido por completo.

A pesar de ello pude saber con más detalle sobre el estado de la salud de Daniel, de su madre y de Noelia. Le agradecí y le entregué una carta que había escrito para Daniel. La cuál no era muy extensa ni muy realista. También le comenté de algo que pareció aliviarlo y suavizó su expresión seria.

Ambos nos despedimos y regresé a mi escuela, quería pasar un momento con Grace, al llegar a la cafetería la vi acompañada, así que preferí irme a casa.

[…]

─ La boda será un acontecimiento grande, histórico, mi amada y preciosa hija se casa. Debe ser una boda inmensa. Con muchos invitados, platillos exquisitos y un vestido precioso para ella. Quiero que se vea como una Princesa y por supuesto yo debo lucir como una Reina. Invitaremos solo a los medios de comunicación más importantes… ─ Repetía mamá constantemente. Apenas escuchaba lo que decía. Mi mente divagaba en otras cosas, y mis ojos no hacían más que ver a mi madre caminando de aquí para allá, erguida y con un ostentoso vestido.

Lucero y Sandy estaban con cara de asombro, apenas se enteraban de que iba a casarme. Todo el personal que trabajaba aquí ya se había enterado por mi madre, sin embargo, solo cinco de ellos se mantenían aquí anotando todo con referencia a la boda. Mi madre personalmente se había ofrecido a encargarse de todo. Temía que, si contrataban a alguien más, algo saliera mal.

Yo estaba confundida, no esperaba que fuera necesario hacer esto tan rápidamente y más aún tan público.

─ …Y las damas de honor, creo que tres son más que suficientes, no tengo problema en que incluyas a Grace, es una señorita muy presentable, las demás las elegiremos después, aunque tengo cinco candidatas ideales...

Mamá seguía hablando. No dije, ni reproché, ni acoté nada. No tenía energías para ello.

─ …Podríamos contactar a una modista internacional, Jane hace un buen trabajo, pero no creo que sea suficiente. El vestido tiene que ser una obra de arte. Deben empezar desde ahora…

Y mi mamá seguía caminando de aquí para allá.

─ …Para el vestido de las damas de honor pensaba en un color rosa, amarillo o crema…

Por un momento admiré lo espectacular que se veía mamá. Sin embargo, un pinchazo de tristeza me hizo pensar en la manera en que casi me había obligado a aceptar.

─ …Creo que todo referente a la ceremonia ya está…

Yo no quería esta boda, pero tampoco quería que le hicieran daño a mi familia. No entendía como esto podría protegernos a todos, empero, ya no quería cuestionar nada. Cada vez que observaba a mamá empezaba a hallar mas diferencias entre nosotras. Fue entonces que un peculiar lunar llamó mi atención, el cual fue apenas visible unos segundos ya que el cabello atado de mamá lo cubría. Era extraño percibir ese detalle cuando estaba a poco tiempo de cumplir diecinueve años. Ni Benjamín ni yo teníamos uno, por lo menos respecto a mí, nadie me había mencionado nada.

El ambiente empieza a tornarse aburrido así que preferí regresar a mi habitación, suavemente le indico a mamá que me voy, después de cruzar la puerta y dar un paso, un destello llega a mi mente y termino desvaneciéndome.




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