Semanas después.
DANIEL
─ ¿Por qué me llamas así? ─ Me preguntó con un puchero.
─ ¿Cómo? ─ Pregunté divertido.
─ Así… como dijiste antes.
─ ¿Cómo? ─ La mire interrogatorio. ─ ¿Solecito? ─ Asintió levemente. ─ ¿No te gusta? O prefieres pequeña.
─ Mejor Ayselita. ─ Respondió riéndose.
─ De acuerdo, Ayselita. ─ Empezó a reír más. Me encantaba escucharla cuando reía. ─ Te llamo solecito, porque brillas como el sol.
Estábamos acostados en la sombra de un árbol. Yo apoyado en el inmenso tronco y Aysel apoyada en mi pecho. La tenía envuelta en mis brazos.
─ Me encantas. ─ Mencioné. Con lentitud acaricié sus mejillas antes de darle un beso. ─ Además, eres mi solecito porque apareciste cuando más te necesité. Eres un gran apoyo para mí.
Desperté con una sonrisa.
Me incorporé y observé por la ventana. Afuera ya había gente caminado por aquí y allá.
Mi vida estaba regresando a la normalidad. Poco a poco había empezado a recordar, casi todo como sueños. Mi madre me había empezado a ayudar mostrándome muchas fotografías cuando no recordaba los detalles.
Los recuerdos más importantes estaban relacionados a mi hermana pequeña. Había recordado cuando la cargué por primera vez, siendo una bebé. Aún con los ojos cerrados.
Y el más doloroso, había recordado la muerte de mi padre. Me costó asimilarlo en un principio, pero sabía que debía continuar.
Además, mamá me había contado todo con respecto a su enfermedad, se estaba recuperando. Poco a poco, pero, lo estaba haciendo.
Y respecto a mí, la terapia ya no era tan seguida. Salazar estaba contento con mi recuperación. Sabía que había cosas que aún debía recordar, pero mi vida ya estaba tomando forma.
Fui a la cocina y preparé el desayuno. Ya había vuelto a la universidad, y si bien, me había atrasado académicamente, el rector me ayudó a buscar soluciones.
Cuando mi madre se levantó, ya tenía todo listo. Minutos después apareció Noelia. Nos sentamos y empezamos a comer en silencio. Casi estábamos terminando cuando empecé a hablar.
─ Mamá… ─ Dudé. ─ Mamá… ¿Quién es Aysel?
Mi madre casi se atragantó con el desayuno. Observé a mi hermana y deduje que quería decir algo.
─ Podemos hablarlo, en cuanto terminemos hijo.
No objete nada. Devoré mi desayuno. Después, salimos hacia el pequeño jardín ubicado en la puerta de la casa.
─ Aysel… ¿Qué recordaste de ella?
─ No mucho…realmente no estoy segura. ¿Era mi novia?
─ Sí, lo era. La quisiste mucho.
─ ¿Dónde está? ─ Pregunté con interés. Realmente quería saber de ella. Especialmente porque cada vez que recordaba algo de ella, una sensación cálida me invadía.
─ No tengo información respecto a eso hijo. Terminaron, así que no creo que la vuelvas a ver.
─ ¿Por qué?
─ No podría responder eso hijo.
No entendía porque habíamos terminado si parecíamos tan felices juntos.
─ Ya lo recordarás. No te apresures.
─ Mamá, recuerdas a Karina o Lorena. ─ Mencioné, no había tenido mucho interés en saber quiénes eran, pero si quería saber algo más de Aysel necesitaba cambiar el rumbo de la conversación.
─ Oh hijo, realmente no se quienes fueron ellas.
Desde donde estábamos logramos divisar a Óscar. Mamá se levantó y abrió la puerta.
Me acerqué hasta ellos, quería saber más de Aysel, y al parecer hablar de ella generaba cierta incomodidad en mi familia. Mamá ingresó a casa dejándonos solos así que empecé con algunas preguntas. Esperaba que Óscar realmente me ayudara.
─ Karina, tu primera novia. No la conocí, pero me contaste algo de ella. Y Lorena, bueno; tu historia con ella fue larga y complicada, es un alivio que ya no estas con ella. A diferencia de Lorena, a Karina la quisiste mucho, era bastante buena. Estuviste a punto de presentarla a tu familia.
─ Y Aysel.
Óscar me observó, parecía no querer responder.
─ Quiero saber sobre Aysel. ─ Dije.
─ ¿Aysel?
─ Sí. ¿Fue mi novia?
─ Sí, lo fue.
─ ¿Y dónde está?
─ Bueno… ─ Óscar dudaba en responder. ─ Bueno… terminaron.
─ ¿Por qué?
─ Daniel, no puedo saber todo de tu vida. Recuerda somos amigos no confidentes. Y somos hombres no mujeres, no contamos detalles, solo la historia.
─ No te enojes. Solo preguntaba. ─ Traté de restarle importancia. No había tenido éxito.
Editado: 29.10.2022