El día amaneció brillante y caluroso en el Campamento Horizonte. Los campistas estaban emocionados por la competencia de deportes acuáticos que se celebraría en el lago. Las risas y los gritos de entusiasmo llenaban el aire mientras todos se preparaban para una jornada llena de diversión y emoción.
Marina estaba junto a Lucas, ajustando sus chalecos salvavidas y preparando las canoas. Sentía una creciente emoción por la competencia, pero también una sensación de nerviosismo por la reciente tensión con Lucas. Aunque habían tenido momentos de cercanía, sabía que algo aún lo retenía.
—¿Listos para ganar? —preguntó Marina, tratando de animar a Lucas con una sonrisa.
—Siempre —respondió Lucas, devolviéndole la sonrisa aunque su mirada revelaba una sombra de preocupación.
Mientras los campistas se organizaban en equipos y se preparaban para comenzar, Alex observaba desde la distancia. Había llegado al campamento decidido a recuperar a Marina, pero desde su llegada, había notado su creciente cercanía con Lucas. La idea de que alguien más pudiera ocupar su lugar en el corazón de Marina lo llenaba de una rabia que apenas podía contener.
A medida que avanzaba la competencia, Alex no pudo evitar notar cómo Marina y Lucas trabajaban en perfecta sincronía, riendo y disfrutando de su tiempo juntos. La frustración y los celos comenzaron a hervir dentro de él, transformándose en una furia ciega.
Finalmente, después de que Marina y Lucas ganaron la carrera de canoas, Alex no pudo soportarlo más. Se acercó rápidamente, con el rostro enrojecido por la ira.
—¡Marina! —gritó, su voz llena de rabia.
Marina se giró, sorprendida por el tono de Alex. Lucas también se tensó, preparándose para lo que parecía inevitable.
—¿Qué pasa, Alex? —preguntó Marina, tratando de mantener la calma.
—¿Qué pasa? ¿En serio? —respondió Alex, sus ojos chispeando de ira—. He estado observándote. ¿Es él el motivo por el que no quieres volver conmigo? ¿Es por Lucas?
Marina sintió una oleada de confusión y molestia. No quería que la situación se saliera de control, pero las emociones de Alex eran evidentes y peligrosas.
—Alex, no se trata de Lucas. Se trata de mí, de lo que necesito para ser feliz. Ya te lo expliqué —dijo Marina, intentando razonar con él.
Pero Alex no quería escuchar razones. Su rabia lo cegaba, y la idea de perder a Marina por otro chico lo volvía loco.
—¡No puedo creer que me estés dejando por él! ¡Después de todo lo que hemos pasado! —gritó, dando un paso hacia Lucas con una actitud amenazante.
Lucas se mantuvo firme, pero sus ojos mostraban una mezcla de preocupación y determinación.
—Alex, cálmate. Esto no es lo que parece. No queremos pelear —dijo, tratando de desescalar la situación.
—¡No me digas qué hacer! —rugió Alex, empujando a Lucas con fuerza.
Marina intervino rápidamente, poniéndose entre los dos chicos.
—¡Basta, Alex! ¡No puedes actuar así! —exclamó, su voz temblando de emoción.
La escena había atraído la atención de los otros campistas, que ahora observaban con preocupación. Sofía, Camila y Emma se acercaron rápidamente, listas para apoyar a su amiga.
—Alex, necesitas calmarte y hablar con Marina de manera racional —dijo Emma, tratando de mediar en la situación.
Pero Alex no quería escuchar. Su rabia se había desbordado, y las palabras de sus amigos apenas llegaban a él.
—¡No! No puedo creer que me hagas esto, Marina. Pensé que significaba algo para ti —dijo Alex, su voz quebrándose.
Marina sintió una mezcla de tristeza y frustración. Sabía que Alex estaba herido, pero su comportamiento era inaceptable.
—Alex, lo siento si te hice daño, pero no puedo volver atrás. Necesito seguir adelante, y tú también deberías hacerlo —dijo con firmeza.
Alex la miró con una mezcla de dolor y furia antes de dar un paso atrás, respirando pesadamente. Finalmente, se giró y se alejó, dejando a Marina y Lucas con una sensación de alivio pero también de tristeza.
—¿Estás bien? —preguntó Lucas, tomando la mano de Marina.
—Sí, estoy bien. Solo... lamento que haya terminado así —respondió Marina, apretando su mano.
Los amigos de Marina se acercaron, ofreciéndole su apoyo y comprensión. Sabían que la situación había sido difícil, pero estaban allí para ella, listos para enfrentar cualquier desafío juntos.
A medida que el día avanzaba, la tensión de la confrontación se disipó, reemplazada por la solidaridad y el compañerismo del campamento. Marina sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con Lucas y sus amigos a su lado, sentía que podía enfrentar cualquier cosa.