El cielo sobre el Campamento Horizonte se teñía de tonos dorados y rosados mientras el sol comenzaba a ponerse. Las actividades del día habían llegado a su fin, y los campistas se reunían en torno a la hoguera para disfrutar de una noche de cuentos y canciones. Pero para Marina y Lucas, la noche tenía un significado especial.
Marina había sentido una conexión creciente con Lucas desde el momento en que lo conoció, y aunque la tensión con Alex había complicado las cosas, su decisión de quedarse en el campamento había fortalecido su vínculo. Lucas, por su parte, había encontrado en Marina una fuente de apoyo y comprensión que nunca había experimentado.
—¿Te gustaría dar un paseo? —preguntó Lucas, nervioso pero decidido a aprovechar la oportunidad para pasar tiempo a solas con ella.
Marina sonrió, sintiendo mariposas en el estómago.
—Me encantaría —respondió, su voz llena de anticipación.
Se alejaron de la hoguera, caminando por un sendero que bordeaba el lago. La brisa nocturna era suave y fresca, y el sonido del agua contra la orilla creaba un ambiente tranquilo y romántico. Lucas y Marina caminaban en silencio, disfrutando de la compañía mutua.
—Este lugar es hermoso —dijo Marina, mirando el reflejo de las estrellas en el lago.
—Sí, lo es —respondió Lucas, aunque sus ojos estaban fijos en ella.
Caminaron un rato más hasta llegar a un pequeño muelle que se adentraba en el lago. Lucas se sentó en el borde, y Marina se unió a él, colgando los pies sobre el agua.
—Gracias por estar a mi lado hoy —dijo Lucas, rompiendo el silencio—. No sé qué hubiera hecho sin ti.
Marina lo miró, sintiendo el peso de sus palabras.
—Siempre estaré aquí para ti, Lucas. Eres importante para mí —dijo suavemente.
Lucas tomó una respiración profunda, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.
—Marina, desde que llegaste al campamento, has cambiado todo para mí. Me has dado esperanza, algo en lo que creer. No sé cómo explicarlo, pero... siento algo muy fuerte por ti.
Marina sintió su corazón latir con fuerza. Las palabras de Lucas resonaban en ella, dándole la valentía para expresar sus propios sentimientos.
—Lucas, yo también siento lo mismo. Nunca había conocido a alguien como tú. Me haces sentir segura, y feliz... como si todo fuera posible.
Sus miradas se encontraron, y en ese momento, el mundo pareció detenerse. Lucas, movido por una mezcla de emociones, extendió su mano hacia Marina. Ella la tomó sin dudar, sus dedos entrelazándose en un gesto íntimo y significativo.
El contacto de sus manos envió una corriente eléctrica a través de ambos, creando una tensión palpable en el aire. Se acercaron lentamente, sus corazones latiendo al unísono. Los ojos de Lucas se fijaron en los labios de Marina, y ella hizo lo mismo, ambos conscientes del inminente y anhelado momento.
—Marina... —susurró Lucas, su voz temblando de emoción.
—Lucas... —respondió ella, su voz apenas un murmullo.
Finalmente, sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de promesas. Fue un beso que habló de todos los sentimientos no dichos, de la esperanza y el deseo, de un nuevo comienzo juntos. El mundo a su alrededor desapareció, dejándolos solos en su propio universo.
Cuando se separaron, sus ojos brillaban con una mezcla de amor y felicidad.
—Esto es solo el comienzo —dijo Lucas, sonriendo.
—Sí, lo es —respondió Marina, devolviéndole la sonrisa.
Se quedaron allí, en el muelle, abrazados y mirando las estrellas, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier cosa.