El Campamento Horizonte se despertó aquella mañana con un aire de tristeza y resignación. A pesar de todos sus esfuerzos, la noticia había llegado: el campamento cerraría sus puertas. Las protestas pacíficas, las cartas emotivas y las firmas de apoyo no habían sido suficientes para revertir la decisión. Las familias influyentes, incluyendo la de Lucas, habían ganado la batalla.
Marina se levantó temprano y salió de su cabaña. El cielo estaba gris, como si incluso el clima reflejara la tristeza que sentían los campistas. Caminó lentamente hacia el lago, donde había pasado tantos momentos felices, especialmente con Lucas. Encontrarlo allí, mirando las aguas tranquilas, no fue una sorpresa.
—Lucas —llamó suavemente.
Lucas se giró y la miró, su rostro marcado por la decepción y la tristeza.
—No puedo creer que esto esté pasando —dijo él, su voz quebrándose—. Este lugar significaba todo para nosotros.
Marina se acercó y lo abrazó, sintiendo el peso de la despedida que se avecinaba.
—Lo sé. También me duele, Lucas. Pero tenemos que ser fuertes. Encontraremos una manera de seguir adelante.
Pasaron el resto del día empacando y despidiéndose de sus amigos y del campamento. Las lágrimas y los abrazos llenaron el aire, mientras los campistas prometían mantenerse en contacto y recordar siempre los buenos tiempos que compartieron.
Finalmente, llegó el momento de la despedida. Marina y Lucas se pararon juntos en la entrada del campamento, sus manos entrelazadas.
—Mi vuelo a Nueva York sale en unas horas —dijo Marina, su voz temblando.
—Y el mío a Canadá sale mañana por la mañana —respondió Lucas, tratando de mantener la compostura.
Marina sintió un nudo en el estómago. La idea de estar tan lejos de Lucas, de no poder verlo todos los días, era casi insoportable.
—Prométeme que no nos perderemos —dijo ella, sus ojos llenos de lágrimas.
—Te lo prometo, Marina. No importa la distancia, siempre estaremos conectados —respondió Lucas, sus propios ojos brillando con lágrimas no derramadas.
Se abrazaron una última vez, un abrazo lleno de amor y desesperación. Luego, Marina se alejó, su corazón pesado con la promesa de un futuro incierto.
***
Un mes después, Marina estaba en Nueva York, tratando de adaptarse a su nueva vida. La ciudad era vibrante y llena de oportunidades, pero su corazón siempre estaba en el Campamento Horizonte, y con Lucas. Se mantenían en contacto a través de mensajes y videollamadas, pero no era lo mismo que estar juntos.
Una noche, mientras caminaba por Central Park, Marina recibió un mensaje de Lucas.
—Hola, Marina. Solo quería decirte que te extraño mucho. Canadá es hermoso, pero no es lo mismo sin ti.
Marina se detuvo y miró su teléfono, una lágrima rodando por su mejilla.
—Yo también te extraño, Lucas. Nueva York es increíble, pero no puedo dejar de pensar en ti y en el campamento.
Sus mensajes continuaron durante la noche, cada uno tratando de encontrar consuelo en las palabras del otro. Sin embargo, la distancia y el tiempo comenzaron a hacer mella en su relación. Las llamadas se hicieron menos frecuentes, y las respuestas a los mensajes tardaban más en llegar.
Una tarde, mientras estaba en una cafetería, Marina recibió una llamada de Lucas. Su voz sonaba más distante que nunca.
—Marina, he estado pensando... Tal vez necesitamos tomar un descanso. Esta distancia es difícil, y no quiero que nuestro amor se convierta en una carga para ninguno de los dos.
El corazón de Marina se rompió un poco más con cada palabra.
—Lucas, entiendo. También ha sido difícil para mí. Pero te amo, y siempre te amaré, sin importar qué.
—Y yo a ti, Marina. No lo olvides nunca.
Se despidieron con lágrimas en los ojos, conscientes de que este "descanso" podría ser el fin de su relación tal como la conocían. Marina miró por la ventana, viendo la ciudad que ahora llamaba hogar, sintiendo un vacío profundo en su corazón.
El cierre del Campamento Horizonte no solo había marcado el fin de un lugar especial, sino también el fin de un capítulo importante en sus vidas. Pero mientras Marina contemplaba su futuro, supo que siempre llevaría consigo los recuerdos y el amor que había encontrado allí, con la esperanza de que algún día, sus caminos y sueños se entrelazaran una vez más.