V. Sorpresas del desierto 

Cuatrocientos kilómetros pasados del alba se comenzó a sentir la ira del sol, el brillo y el calor eran tan insoportables que los cuerpos pesaban y pronto comenzaban a verse los espejismos , los animales de transporte eran quienes con su instinto guiaban a los competidores del desierto.

Los competidores comenzaron a decirse para si, son nueve millones sesenta y cinco mil kilómetros cuadrados ya no hay vuelta atrás, se movían hacia las fuentes de agua que encontraban… No eran mas que falsas ilusiones; para los estudiosos de las artes ocultas esto era una enseñanza, el no creer en las ilusiones no si no creer en lo que tenían al frente y usaban, no creer en los pensamientos ni recuerdos, ya que estos los llevaban al pasado y al futuro, el único futuro en el que ellos creían era en el del movimiento de los astros, futuro que los guiaba incondicionalmente, pero ahora si miraban al cielo este los perdía pues se encontraban bajo un cielo extraño, no el habitual al que ellos habían aprendido a interpretar.

El grupo de Alexander Barquer, procedente de Nevada, ya habían estado en distintas partes del circulo terrestre por lo que no tenían problema de ubicarse por medio de las estrellas, en cambio las otras tribus solo habían interpretado las estrellas de su entorno, confiaban más en el instinto de sus criaturas.

Pasado los cinco mil kilómetros las veinticinco tribus se encontraron con el primer Oasis, algunos decidieron tomar baños y llenar sus recipientes de agua, otros decidieron orar al desierto y bendecir el lugar, El grupo al cual Axander Barquer pertenecía se estableció en un lugar aparte, ellos comenzaron a preparar sus armas y planear el asalto ante las colosales criaturas del desierto.

Axander Barquer narró en su libro titulado “Itinerario, recuerdos de Arena’’, como veía que en los espejismos del desierto se presentaban hermosos paraísos y que mientras más se acercaba a estos, más se alejaban, veía letreros con letras irreconocibles de los cual el pensaba era el idioma del desierto, el miraba como los pertenecientes de algunas tribus se acercaban a esos letreros y pronto desaparecían y que pronto a la llegada al primer Oasis estos volvían a aparecer como sonámbulos.

Los druidas negros llevaban la delantera, ellos iban en forma de viento por tanto llegaron aprisa y rápido partieron del oasis sin dejar rastro alguno, pero ya todas las tribus especulaban de la azaña de ellos.

Caída la noche todos arraigaron en el oasis y pronto cerraron los ojos para descansar sin saber que una sorpresa los dejaría en descanso eterno.

De las entrañas del Oasis, dela pequeña laguna, comenzaron a salir unas criaturas con milpiés y pinzas, Axander Barquer estaba despierto dándole una buena estructura a sus historias cuando de repente una de esas criaturas milpiés se le acerca por la pierna, el soltó el libro y el lápiz, desenfundo el arma y le voló lo que podía ser su cabeza o su rabo. Luego comenzaron a escucharse los gritos, las tribus a filo de espada, fuego de pólvora y magia de hechizos controlaron la multitud de criaturas.

Muchos no despertaron del sueño en el cual descansaban, morían envenenados, necrosis en la piel y espuma en la boca, un veneno mortal.

A la mañana siguiente Alexander Barquer entabla una conversación con uno de los miembros de su grupo.

-Oye Hiler San por poco y es nuestra última noche, parece que a partir de ahora tendremos que tener más cuidado.

-Dicen que hay muchos muertos, ahora  habrá que tomar precauciones.-

-Muchas tribus ya han partido, seguro quieren adelantar la mayor cantidad de camino, quieren el título más que nadie.

-Sabes, este recorrido es uno muy peligroso, tendremos que seguir hacia adelante pero con cautela pues no sabemos los riesgos ni las criaturas con las que nos enfrentamos.

-Vamos, sigamos hacia adelante, arriba todos, ánimos.-