Amos del desierto

IX. Ceguera Mortal 

Todos partieron al siguiente día, algunos iban temerosos, los demás iban como si nada les hubiera pasado, un sueño es una fantasía del cerebro y no eran predicciones de una gitana, sin embargo después de tanto recorrido se toparon con un monstruo gigante, alrededor de este habían arenas movedizas, esto ocurrió  porque el gusano era tan gigante que al mover su extremidad dentro de la arena se creaba una reacción de vacío halandoles a hacia la trampa de arena.

El gusano gigante con boca dentada se agitaba de un lado hacia otro y daba latigazos con su cabeza y tan pronto daba un latigazo aprovechaba en la misma a morder a sus víctimas tragándoselas por completo, este solo sacaba una parte de su extremidad y mientras más se alejaban sus víctimas más salía a la superficie de arena  y mientras más salía más succionaba arena creando el efecto de vacío arrastrando a todas las víctimas. Era un monstruo demasiado gigante como para matarlo con unas pequeñas granadas, ahora se tenían que usar lanza misiles, los mercenarios que llegaron de último guardaban en su equipaje los lanzamisiles brindándole la oportunidad de herir a la criatura.

Después del primer disparo el gusano cayó herido, sin embargo se volvió a levantar, enojado y confundido por la herida se agitaba cada vez más fuerte logrando tirar arena con su cabeza hacia donde se encontraban los mercenarios.

Luego de tanta batalla una orden surgió.

-Vamos rodeen a este gusano, solo así lo podremos eliminar carguen sus lanzagranadas y sus lanzamisiles lleven sus motos lejos de la trampa de arena y disparen en la raíz del gusano-.

Luego de la orden, todos los mercenarios y caza recompensas se desplazaron alrededor del gusano y comenzaron a disparar. El gusano no hallaba hacia qué lado buscar presas porque cuando se desidia por un lado el otro le estaba lanzando misiles y granadas y viceversa.

Al final partieron al gusano en dos mitades, luego solo dispararon a la cabeza del gusano y este murió.

La explosión de los misiles hiso que se regara por todo el ambiente la sangre del Gusano, parecía un polvo y se regaba por doquier, luego de este hecho los caza recompensas comenzaron a tornarse somnolientos y comenzó a pegarles ceguera, ya no podían ver, Axander Barquer quien siempre portaba los anteojos de piloto de aeronaves no sintió el efecto del polvo que ahora se esparcía por todo el ambiente, pero comenzó a asfixiarse por lo que enredo la bufanda que traía, para evitar tener contacto con la sangre del gusano.

Una ves muerto el gusano, se sentían impotentes por no poder ver y fue el trabajo de algunos el reunirlos para evitar que cayeran al agujero del gusano, el rostro comenzó a arderles después de poco tiempo, sus vías aéreas les comenzaron a fallar, cada vez más les costaba respirar, tuvieron que gastar un poco de agua, la cual no era mucha, para poder quitarse el polvo que les irritaba la cara.

A algunos la cara les irrito tan fuerte que quedaron ciegos, otros no soportaron la asfixia y murieron, los que se salvaron ahora ayudaban a los lacerados, llevándoles hacia un lugar seguro lejos de la peste.

Ahora se tenía que lidiar con los enfermos.

Axander Barquer dijo:

-Hemos llegado al infierno, nosotros lo hemos buscado, tenemos que partir rápido no sea aquí un nido de Gusanos del desierto-.

Algunos ya no podían andar en motos, ahora viajaban de a dos en las motocicletas, los ciegos iban en el asiento trasero de las motos.

 



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En el texto hay: fantasia, carreras, mistica

Editado: 23.07.2019

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