Anastasia y el mundo de ella

Capítulo 12

    La tarde al final no lo paso con mi madrina, tampoco con Ema, en su lugar voy a casa de mis primos, pasando una previa amenaza a mi prima, diciendo que si no conozco a su novia hoy jamás volveré a hablarle.

    Su respuesta fue simple y escueta “Suicídate”, eso fue únicamente lo que me envió.

    Es muy mala ¿Verdad? Es decir, me esmeré mucho escribiendo la amenaza y no es algo que salga así sin más de mi mente, soy un alma pura e inocente, para llegar a tal grado de maldad necesito tiempo.

    Na, no es cierto, me levanté inspirada y escribí la amenaza mientras almorzaba con los chicos, aun así, me dolió mucho que me respondiera de una forma tan vacía.

    De todos modos, no permito que eso arruine mí tarde. Una vez leí, no sé dónde, una frase que decía algo así como que no existe un mal día, lo que sucede es que nos pasa algo malo y lo arrastramos todo el día.

    Por eso siempre trato de evitar ese problema, evitar que una bobada me arruine un día. Sí, si me pasan muchas cosas no lo puedo evitar, o hay días que estoy tan colmada de cosas que el hecho de que una mosca vuele por la casa del vecino ya es suficiente para molestarme.

    Por suerte hoy no es uno de esos días, así que voy tarareando por la calle, luego del accidente con los auriculares no los usé más hasta saber por qué pasó todo, ese mes y pico hice todo lo posible para no morir y la verdad extrañé mucho escuchar música.

    Sentir cómo la música retumba en mis oídos y cómo me absorbe, borrando todo el mundo a mí alrededor, es una sensación mágica, la cual se siente mucho mejor que cuando realmente hago magia.

    Por eso, luego de tocar el timbre en casa de mi tía, no me entero de que alguien me está hablando, no hasta que sobre mi cabeza cae una toalla de manos. En realidad la veo antes de que termine de caer, aunque no reconozco lo que es, sólo lo veo como un objeto que quiere aplastar mi hermosa cabeza, por eso doy un salto de al menos dos metros, e instintivamente me llevo la mano a la cintura, donde tengo los shuriken que me regaló Keith, a la vez que levanto la mirada para ver qué sucede.

    En la ventana del cuarto de Selena hay una chica, la cual me mira molesta. Al notar que no es una amenaza, o no parece, quito las manos de donde las tenía, luego miro a mí alrededor, sólo para ver qué está mal.

    —¿Qué necesitas? —El tono de la chica es molesto y su seño está fruncido— ¿Por qué tocas timbre en mi casa?

    —Yo… —Aparto la mirada de ella sin saber qué decir— lo lamento… creo…

    De pronto la puerta se abre y el ceño fruncido de Arnold aparece por ella.

    —Entra, te está tomando el pelo, igual que a todos los que llegan.

    —Oh... —Miro hacia arriba y ya no hay nadie, no puedo evitar reírme— Sabía que no me había equivocado de casa —Entro y beso la mejilla de mi primo—. Ahora quita esa cara de loco, asustarás a alguien.

    Él únicamente gruñe como respuesta, aunque no le presto atención, creo saber por qué está así y trato de que eso no me afecte, si lo permitiera tendría que matarlo o algo parecido.

    Al llegar abro la puerta del cuarto de mi prima con tanta brusquedad que se golpea contra la pared, las chicas me miran con inocencia, mientras mi mirada es de odio total, incluso respiro fuerte por la nariz, como un toro molesto.

    —¡Me hicieron sentir mal! —Ahora inflo las mejillas, hago trompita, levanto el mentón y me cruzo de brazos— Hum, no me vuelvan a hablar jamás.

    Ambas ríen a carcajadas, tanto que se terminan agarrando de los costados, adoloridas y luego se agarran la una a la otra para calmarse.

    —Lo sentimos —Selena es la que habla primero, cuando consigue respirar un poco mejor nos presenta.

    Inahao se levanta y extiende su mano hacia mí, se la estrecho y sonrío.

    Es muy bonita, no es una belleza despampanante, de esas que sólo ves por la tele, aunque tampoco conozco a nadie así, no al menos si soy realista, ni Ema es tan apuesto, por más que ante mis ojos sea el chico más guapo que jamás he conocido, bueno ahora creo que Tony compite con él.

    El caso es que tampoco es una chica promedio, tal vez sea como decía mi madre, si te paras bien y sonreís el mundo siempre verá belleza en ti.

    Su cabello es negro, de noche seguro que no se le ve, aunque en el día le da un aire especial, es como si brillara, sus ojos son marrones y combinados con su sonrisa le dan un aire travieso, me da la sensación de que si quiero jugarle una broma a alguien puedo llamarla y ella me surtirá de consejos e ideas.

    Su rostro es redondeado, igual que el resto de su cuerpo, me sabe horrible decir que es rellenita, me parece el insulto más grande del mundo, igual que decirle morochito a un negro, si es negro es negro y si es gorda es gorda ¿Cuál es el problema?




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