—Bueno —La profesora es quien rompe el tenso silencio—, hoy les pondré ejercicios del tema que veníamos dando hasta ahora, así podrán traerlos para que Eze los corrija y los vaya conociendo ¿Les parece bien?
La profesora sonríe y obviamente no espera nuestra respuesta, la pregunta es por amabilidad, si no nos parece bien podemos retirarnos.
Como siempre soy la primera en terminarlos voy antes que nadie a corregir, en cambio en esta ocasión me quedo en mi lugar por dos motivos, uno, Eze me asusta y dos, porque él y la profe están hablando, no me parece bien interrumpir una conversación.
Ema termina poco después que yo, así que pasa la página y escribe en la parte superior un mensaje para mí, luego acerca la cuadernola al borde de la mesa para que pueda leer.
¿Todo bien? ¿Por qué no has llevado para que el profesor te corrija?
Sonrío observando la letra de Ema, es horrible, no tiene ni una gota de gracia o elegancia, aun así, me encanta, es extraño ¿No? Digo, es un cazador, fue criado para hacer todo bien, para esmerarse hasta que las cosas le salgan como debe ser. Lo he visto entrenar movimientos hasta perfeccionarlos, hasta que todos sus movimientos fluyan como si fuera algo natural y muy elegante. Pero con la letra no es así, escribe mal y no le importa, no tiene continuidad ni elegancia, ni es agradable a la vista, casi que contradice todo lo que él es en los demás aspectos. Siempre escribe en imprenta, para él la idea de escribir en cursiva es una abominación. Al principio me costaba un poco entender lo que escribía, ahora consigo hacerlo sin ningún problema.
No quiero interrumpirlos y me da miedo el profesor.
A diferencia de mi novio a mí me encanta escribir en cursiva y me siento muy a gusto con ella, no es perfecta, hace unos años tuve un compañero que escribía tan bonito que daba ganas de leer lo que escribía sólo para poder disfrutar su letra, era un deleite para la vista.
La mía no es así, ni en mis mejores sueños, simplemente es agradable a la vista y en comparación con la de Ema es preciosa.
Él se levanta, toma su cuaderno y me hace señas para que lo siga, niego, avergonzada, así que va solo.
Cuando regresa la seguridad que había en su mirada se evapora, ahora hay enojo, él se levantó con la clara intención de infundirme confianza y de demostrar que no debo temer a Ezequiel, ahora se ve muy molesto, por lo que cuando se sienta miro su cuaderno.
Junto a cada ejercicio hay un tic, ninguna cruz, aun así, al final sólo hay una nota, un pequeño seis.
—Mejor quédate sentada, hacer todo bien para un estúpido seis no vale la pena.
Le sonrío agradecida y pongo mi mano sobre la suya cuando se sienta. Él sonríe y deja que sus dedos se entrelacen con los míos.
Cuando vuelvo la mirada al frente ambos profesores me están mirando, Lilian me hace señas sonriendo para que vaya a corregir, mientras Eze nos fulmina con la mirada.
Al ver que la profesora no cesa con su insistencia de que debo ir me levanto, suspirando y llevo el cuaderno.
—Ezequiel, ella es Anastasia Itojmau, sin lugar a dudas una de mis mejores alumnas de este año.
—Un gusto joven Itojmau —Mi apellido lo dice con asco, como si fuera una mala palabra o algo por el estilo—. A ver, déjeme ver qué tan buena estudiante eres.
Toma mi cuaderno con el mismo asco que pronunció mi apellido, apenas mira lo que hice, pone los tics característicos y me devuelve el cuaderno con un simple seis, igual que con Ema.
—Gracias —Hago un gesto con la cabeza y vuelvo a mi asiento.
Cuando me siento Ema escribe en la parte superior de mi hoja.
¿Qué haremos hoy? =D
¿Quieres hacer algo distinto de lo que hacemos a diario?
La verdad, sí, creo que mis tíos irán a comer a casa, no quiero pasar otro rato con Matías ¿Quieres ir a comer fuera?
Me agrada la idea, aunque no creo que debas dejar plantados a tus tíos, mejor ve a tu casa a pasar con ellos, como corresponde.
Ema da vuelta a la página y dibuja una cara triste en toda la hoja, incluso le pone cejas y lágrimas.
En lo que supongo que es la mejilla del dibujo le hago una marca como si fuera un beso. Él cierra ligeramente los ojos en señal de que está molesto y luego me saca la lengua.
Sonrío y en ese momento suena el timbre, ha acabado la primera clase del día. No nos toca recreo, es la mitad del primer módulo, aun así, algunos de mis compañeros salen tras los profesores.
No tardan mucho en volver a entrar y así continua el día, hasta que suena el último timbre y todos salimos en estampida.