Anastasia y el mundo de ella

Capítulo 17

    Tal vez sea por el recuerdo que vuelve a mi mente, es de una semana después de mi cumpleaños, estaba con mi madrina en la puerta de Laura, ella ya se iba y yo sacaba cualquier tema para que no lo hiciera.

    —¿Es verdad que las brujas no pueden entrar a las iglesias?

    —En parte sí y en parte no —Su rostro se vuelve triste—, por ejemplo, tú puedes entrar sin problemas yo no me acercaría ni por error. Se supone que nosotras tenemos el poder que Dios nos dio, por lo que entrar a cualquiera de sus recintos sagrados habiendo usado el poder que él nos dio para el mal es una tomada de pelo. Digamos que él no tiene mucho sentido del humor, así que, supuestamente, caerás muerta al instante.

    —Entonces ¿Por qué ninguna bruja se casa por iglesia?

    —Porque las brujas han obtenido el permiso de amar como un castigo, es como diciendo “¿Ustedes andan arruinando la vida de otras personas sólo para tener amor? Bueno ahora yo arruinaré sus vidas” —En ese momento mi madrina puso su tono de “Soy la todo poderosa”, si no fuera un tema tan delicado me habría reído—. Por eso no debemos esperar que él nos dé su bendición.

    —O sea que mejor no entro a una iglesia.

    —Sí puedes entrar, sólo de visita, tal vez incluso a confesarte, pero no le vayas a pedir nada. Mientras tu conciencia esté limpia puedes entrar, si no lo está por las dudas ni te acerques a las escaleras —Ella se detuvo unos segundos y me miró, dudando—. No conozco a ninguna bruja que haya ido a misa, así que por las dudas no lo hagas, también hay rumores que dicen que el agua bendita es como ácido para una bruja, en fin, mejor no te acerques a una iglesia, sólo para prevenir.

    ¿Qué tienen que ver las palabras de mi madrina con la actitud de Matías y la sonrisa que noté en su voz?

    Él está seguro de que soy una bruja, por lo que de algún modo voy a caer muerta apenas ponga un pie en terreno sagrado. No sólo quiere demostrar que tiene razón, sino que además quiere deshacerse de mí, todo en el mismo acto. Dos pájaros de un sólo tiro.

    Si esto hubiera pasado la semana pasada, no me habría molestado, hasta este sábado nunca le había quitado la vida a nadie, no con mis propias manos al menos y mucho menos usando “el poder que ÉL me dio”. Ahora sí lo he hecho y lo peor es que apenas he sentido remordimiento, sí, me siento mal por matar a alguien, pero lo hice por el bien de todos, era una mala persona que hacía daño a inocentes.

    Hice lo correcto... ¿Verdad?

    No importa, porque usé poderes que estaban destinados a unir a personas que se amen para matar gente. Aunque sinceramente no sé cómo la electricidad pueda unir a dos personas.

    En fin, el caso es que mi conciencia no está limpia, además del hecho de que apenas puedo controlar mis poderes ¡Acabo de dejar que la rabia me gane! ¿Cómo voy a tener la conciencia limpia?

    —Está bien —Ema es quien le responde a su primo— pero camina rápido, quiero ir a comer y tenemos cosas que hacer, todas más interesantes que caminar junto a ti, muévete.

    ¡¿¡EMA POR QUÉ DIJISTE QUE SÍ!?!

    Me entra el pánico, voy a morir, Ema descubrirá lo que soy realmente y me odiará.

    No quiero morir tan joven.

    No quiero que descubran lo que soy.

    No quiero que Ema me odie.

    No quiero traer más desgracias a mi familia.

    No ahora que las cosas están mejorando y todos estamos encontrando nuestros lugares, incluso nos estamos volviendo a juntar como una verdadera familia.

    —No podemos dejar que esto quede así —La voz de mi novio aun suena muy molesta, aprovecha para sacar el tema ahora que nos hemos alejado lo suficiente de su primo—, él no tiene derecho a tratarte así y seguir con todos los dientes en su lugar, déjame averiguar si con un diente menos sus chicas igual lo querrían.

    —Ninguna de esas chicas le quiere Ema —Miro hacia atrás para asegurarme de que no nos escucha—. Él jamás tendrá lo que tenemos nosotros, por eso está celoso —Pongo mi mano sobre su pecho y le pongo ojitos de cachorro—. Por favor, no te rebajes a su nivel, eres mucho más que un chico impulsivo que devuelve golpes cuando los recibe.

    —Ese es el problema —Toma mi mano y la besa—. No fui yo quien recibió el golpe, lo hizo por maldad, únicamente por eso.

    —Pegarle ahora ¿por qué sería? ¿qué es la venganza? ¿bondad escondida detrás del placer de provocarle dolor a otra persona?

    Ema baja la mirada y suspira, he ganado, además Matías ya nos está alcanzando, así que seguimos caminando hasta la iglesia, la cual queda ahí no más.

    En las escaleras me detengo y observo el edificio, no se me ocurre ninguna excusa para no entrar.




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