And beauty the four

Uno

Capítulo I

El hospital estaba lleno de luz blanca, una luz que hacía lastimar mis ojos. Ese olor conocido por el hospital con fragancias a medicina y alcohol. ¿Lo sabes? ¿Lo recuerdas? Detestable de tan solo pensarlo. Si me detuviera en ese momento, creo y recalco a mi pensamiento que realmente fue algo de locos.

Mi acogedora madre estaba a un lado mío; eso es lo único que recuerdo, no del todo bien, pero es realmente bueno pensarlo de nuevo. En ese entonces, porque ahora estoy completamente sola comiendo en esta espantosa mesa de 19 cabezas más. Un pudin que más bien se ve como si fuera hecho con mala gana. No lo sé, quizá hasta me esté equivocando. Sé que esta no es mi familia. Lo presiento de ese modo.

Duermo en una cama acogedora de seda, otros trapos calientes en una cama grande casi al Queen. Pero, y qué más importante, simplemente lo siento como si fuera una estupidez; las sirvientas me atienden, me lavan la ropa, tienden mi cama. Estoy comenzando a sentirme inútil en este lugar. Todo, absolutamente todo, lo hacen por mí. Esto no es lo mío, definitivamente, o es que ya estamos acostumbrados a que seamos los esclavos de alguien más y no nosotros los dueños. No lo sé, no lo sé.

—Señorita Fortiyn, le he preparado sus cosas para el instituto. —Es su primer día, espero todo le vaya bien. —Me acomoda mi uniforme una y otra y otra y otra más porque no basta con una sola vez—. Recuerda hacer amigos; sé que para ti es difícil comunicarte con ellos, pero hazlo, inténtalo.

—Ajá, ya entendí, adiós.

—Recuerda que tu madre vendrá hoy a cenar; llega a tiempo y no alborotes tus horarios.

Pues claro, simplemente me voy escuchando por detrás todo lo que me dice la señora ama de llaves. El frío aquí es realmente horrible; no sé si sea común para las personas de este país vivir tan frío; no me quejo, pero no me gusta. Alaska, United States of America, USA. De verdad, nunca me imaginé tener una vida de niña rica, comodidades, carros de lujo, chófer propio. Un sueño para muchas que pueden estar viendo mi vida a lo lejos; aun así, siento que es deprimente, agotador de cierta forma. Hoy tengo que sonreír, sin parar, y sí es que intento y puedo hacer amigos.

Increíble lugar al que he llegado; no es grande por el frente, largo, por supuesto que sí. Me han dicho anteriormente que esta escuela tiene 6 pisos, 3 de ellos subterráneos. Sus colores principales y emblemas son el azul junto a un caballero portando un gran arma; algo inusual es que tiene uno de los ojos con una lágrima color marrón. "Instituto 47 Middle Harmour Bonjour" no me convence el nombre, para nada bonito, y ¿hola? Una bienvenida inusual, mucha creatividad ahí.

—¡Auch!, ¡hey!, me has lastimado. —Frunzo el ceño, molesta, claro, porque si no fuera porque estuvieran corriendo como niños pequeños, no me habrían golpeado—. Discúlpate.

–Que? ¿Qué es? –Altura promedio, promedio, pero para una persona de más de 18 años. 5'10, una locura total; me doy la vuelta y hago como si no sé nada, no escuché nada, no vi nada. —Supongo que eres una extranjera, no conoces las reglas, qué pena me das, corre que te alcanzó.

Hasta aquí se escucha cómo se ríen de mí; aunque ya he pasado unos 14 salones, di media vuelta, entré a unos cuantos pasillos y aún siento que me siguen. El sonido de sus carcajadas sigue a un lado mío, pero trato de no ver atrás y solo ver hacia enfrente caminando rápido. En mi mente está corre, corre; mis pies no hacen caso y choco. UNA vez más.

—Lo siento mucho. —Una voz dulce y cálida; es un chico no tan intimidante como el anterior; este es diferente, cálido y, por supuesto, apuesto, rubio con ojos cafés entre verdes, muy bonito. —Fui muy descuidado, lo siento.

—Disculpa a mi hermano, es un tanto despistado, es un poco ciego. —Se golpean un poco entre ellos.

—Creo que fui yo la despistada. Está muy bonito tu hermano. —¿Lo dije o lo pensé? De verdad esto no puede ser peor. —Bueno, bueno, discúlpame por lo último. Fue mi error; no volverá a pasar.

—¿Bonito? ¿Pretty? —Se comienza a reír a carcajadas; la chica a un lado de él, su cabello es bellísimo; pierdo mi concentración profundamente en el brillo que irradia ella.

—Tú también eres bonita —le digo, después para hacerla sentir bien y a la vez hacer perder de vista aquellas palabras. Hubiese sido bueno no haberlo ni mencionado.

—Me da un poco de risa que lo menciones; por cierto, eres nativa del español. Lo hablas muy bien; a diferencia de los que están aquí, se creen que son la gran cosa solo por su inglés y francés. Estos americanitos son unos... —Le interrumpo para que no siga; comentarios así hacen parecer que sí somos los malos.

—Es mejor respetar si queremos ser respetados.

—Bueno, bueno. Tampoco es como si ellos fueran ángeles; nos tratan mal al igual. Son groseros, nosotros lo somos igual. ¿Vienes de intercambio? —Me llamo Ariel, pero llámame Arie; siento que suena más sofisticado y varonil, por supuesto —dice el chico de cara bonita—. Ella es mi hermana Sofía, ¿y tú? ¿Cómo te llamas?

—Creo que Emelly o Emilly, sí, sí, creo que así.

—¿Crees? —me responde Sofía—. No hay que perder más el tiempo, vayamos a clases mejor.

Ella sostiene mi brazo izquierdo de modo que quedo yo en medio; en el camino buscamos nuestras clases y nos disolvemos cada quien para su destino. Solo que, por suerte, tenemos hora libre a las 11:30 am, y esto porque estaremos saliendo a las 5 pm. Tarde, demasiado. Mi primera clase, Matemáticas; mi segunda clase, Matemáticas; mi tercera clase, Matemáticas o Ingeniería a las Matemáticas. Espera, ¿por qué hay tantas matemáticas, matemáticas, matemáticas en todo el horario? Esto de verdad ya se está volviendo deprimente. Pasa la hora después de "matemáticas y el cálculo"; al fin se acaba el infierno. Son las 11:30 am y habías quedado de acuerdo en vernos en la cafetería para hablar y conocernos mejor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.