Emelly
Lamente tanto que fuera lunes y no un sábado para volver a verlo tan cerca de mí. Aquella vez había visto a alguien diferente a quien se me había presentado antes, me refería a Nayla. Me dio escalofríos de tan solo volver a penserle.
–Hey! Como te ha ido este fin de semana agotador, por cierto–Era esa voz un poco gruesa de mi gran amiga Sofía.
–Sofí!–Expresé entusiasmada–A que no adivinas que me pasó este fin.
–¿Qué pasó?
Sólo pregunto sin tanto entusiasmo a como yo lo había expresado. Estaba agotada, y más viniendo atrás suyo el niño encantador. Su pequeño hermano que pasaba como chicle a lado suyo.
–Bueno, lo dejó para otra ocasión
Me acomodé mi enorme mochila, y me fui a pasos rápidos. Parecía que esta vez no le apetecía escuchar algo de mi.
A lo lejos vi a una chica de un cabello rubio cenizo, era como una princesa. No se porque, pero mí instinto fue acercarme a ella. Tenía sus labios rojos por el frío, una piel de porcelana. –Aquí todos son hermosos, mencione desde mi mente– tenía sus nudillo rojos, ojos hazel. Estaba sentada en lo que parecía una pequeña fuente jugueteando con algo en el agua.
–Hola– le dije con un tono suave. Estoy aqui para hacer más amigos, me decía a mi misma en mi mente.
–Hola–Contestó en Inglés, al parecer ella era de alguna otra parte. Viéndola de cerca, podría describirla como una hermosa perla. Esbozaba una linda sonrisa.
–¿Qué es?
–Peces. –Era algo cortante, pero aún asi sonada amable.
–¿Cómo te llamas? –Pregunté sin más, no tenía tiempo que perder. Sofía por cierto, si me siguió, y yo pensando que no.
–Pero porque te vas tan rápido.
–Me llaman la atención las bellezas. –Le murmure.
–Sthefany, claro ella es un ángel. –Alzó la voz.
–Te ha tratado bien la vida Sthefany.
Ella solo le sonrió, y continuó con ese tono suave y cálido.
–Lo ha hecho y estoy agradecida de ella. Amo mi vida.
–¿Sthefany?
–Si, ese es mi nombre. Linda.–Me dijo al final con esa misma sonrisa cálida y bonita, estaba perpleja con su belleza. Me sentía feliz por verla sin razón alguna. Me daba paz.
–Me transmites mucha paz…
–Sofía, ve lo que dice ahora. Estoy comenzando a pensar que ella es bisexual.
–La comunidad aún no es bien vista en 2015, ten cuidado. Linda.
–No, no, yo solo me quedé admirando lo bonita que eres. –Contesté algo incómoda por lo anterior.
–No tienes que preocuparte, aún asi, yo ya tengo una relación con alguien desde los 7. Estoy felizmente comprometida justo ahora.
–¿Comprometida? ¡Tan joven!
No disimule en absoluto, estaba sorprendida.
–Ella y yo somos amigas desde los 5 –Me dice Sofía, con una gran sonrisa mientras la tomaba del cuello a la pequeña hada que me acababa de encontrar.
–Creo que yo soy aqui un ovni o algo así, ustedes tan bellas y yo tan… tan común.
–No existe lo común, lo repetitivo si, son aquellas que siguen un mismo tramo que otras para sentirse seguras de sí mismas, aunque no deberían. Todas deberían de conservar su belleza o al menos arreglarse su rostro si es que de verdad de corazón así lo desean y no por ver a otros hacer lo mismo, por moda las cosas se estropean más rápido. Linda.
Seguía diciéndome linda, mientras Sofía estaba pegada a ella haciéndole una trenza en el cabello, acomodando una de las pequeñas mariposas qué tenía en el cabello.
–Yo creo que no lo soy.
–Pues yo creo que si. Linda.
–Mmh… mi nombre es Emelly…–Fui interrumpida por Sofía.
–Emery– Corrigió.
–Emelly. E..M..E..L..L..Y –Deletree cada letra para que le quedara claro.
No tenía ni dos semanas de estar ahí y ya estaba peleándome con mi primera amiga que conseguí. Frente a otra que quería que fuera mi amiga.
–Emery, Linda. Tú nombre es hermoso, no tienes porque negarlo.
–De verdad que me llamó, Emelly.
–En tu pecho tienes Emery. –Se quedó pensativa.
Me mire en pequeño cafete pegado en mi playera. En efecto tenía el nombre “Emery” en el. No me había dado cuenta, entonces en todo este tiempo yo había sido quien se equivocó al poner el nombre en la oficina.
–Vale. Lo soy.
–Es que lo eres. Lo ves, apenas te da cuenta. Desde que dijiste que creías qué te llamabas así no te había creído del todo veo que no estas consciente de tu alrededor.
–Lo estoy, lo estoy.
–¿Cómo te fue este fin? –Me dijo Arie, después de permanecer en silencio por un largo rato desde que se pego a su hermana.
–Me besé a ese chico, el que vi en las escaleras. –Dije sin más, sin mucho rollo porque sushi no era. Aunque más bien, ya quería soltarlo, saltar de alegría, revolotear. Mi corazón volvía a palpitar al recordar aquella mirada falsa de amor hacia mi.
–Primer amor, ya veo. Linda.
–Yo digo que más bien es un, amor a primera visa.
–Oh, eres extranjera igual a nosotros. –Reacciona Sthefany conmovida–Es genial volver a tener una nueva amiga extranjera. Yo soy italiana.
Espera, como yo podía entender tan bien el inglés. Había entendido y conversado por un largo rato. Como puede ser eso posible si yo solía ser pésima cuando estaba en…¿Dónde era? Recuerdo que esas clases para mi eran las más aburridas.
¿Dónde es que yo estaba?
Aclaré mis pensamientos y volví a la realidad.
–Soy de, no lo sé. –Confesé, diciendo más que la verdad. No sabía de dónde es que era, y mucho menos de donde me había colocado mi madre después de adoptame.
–”no lo sé “ Un país lindo supongo.
Escuché una pequeña risa al fondo, era Sofía. Terminando las trenzas del cabello de Sthefany. Se acercó a mi.
–Siéntate, te haré una en este cabello con vida propia.
–Yo creo que más que vida propia, ecosistema, núcleo y galaxia propia.
–Que pesado eres Arie–Le dije aventando una pequeña piedra que había en el agua.
–Los dejó chicos, mis clases aún no comienzan. Sin embargo quiero ir a ver a mi novio.