And beauty the four (pre-realese)

Cinco

La descripción perfecta de Carolina.

Hace años comencé a formarme base a recuerdos de una persona. En ese entonces solo veía a través de una pequeña ventana con bordes de madera como pasaba el mundo.

No distinguía en lo absoluto quien era yo o que era lo que tenia que hacer. En la vista de aquella ventana habían flores de varios colores con lazos de hilos azules, dorados, rojos y un verde esmeralda. Todos parecían conectarse por un solo lugar. Mi muñeca.

Un poco extraño si, pero yo solo estaba ahí. Siendo transformada en los deseos de alguien.

–En efecto esto ha resultado exitoso. –Escuché una voz a lo lejos, detrás de la puerta.

Tocaron unas cuatro veces seguidas. Yo aún seguía sin responder, bueno es que para ser sincera era totalmente inútil. No tenía una voz.

–¿Alguien aquí?–Preguntaron una última vez antes de parecer irse.

Seguía viendo a través de esa ventana. Las flores revolotean con el ir del viento. La vista es preciosa, un lindo cielo azul. Con un sol brillante empañado en mis ojos. No tenía reacción ni emoción alguna. Hasta que mis manos por si solas comenzaron a moverse, gire mi cabeza al escritorio donde estaba sentada.

Ahí habían varios dibujos, todos marcaban mi rostro. Era yo, sin embargo yo no recordaba haber dibujado alguno.

Ojos alegres, sonrisa simpática, con unos aretes colgando en mis orejas. Cabello castaño, brillante por la luz iluminada del sol. Estaba sonriendo en esa fotografía habían más personas dos más. No sabía quien era quien. Una chica con aspecto de muñequita de porcelana, junto con un chico apuesto de ojos color miel.

En la foto nos mostramos felices, con una amplia sonrisa de oreja a oreja.

Atrás de la fotografía había una nota:

“¿Quién eres, quien soy?”

Espera, me dije a mi misma. Estoy teniendo conciencia propia. Esto es raro. Al fin después de años de estar en el mismo sitio, me pude parar.

“¿Quién es ella?”

Había otra nota, era otra fotografía. Esta vez no era yo, era lo que parecía otra chica de cabello castaño claro junto a otra de cabello castaño pero medio ondulado. Con mucho frizz. Y al otro lado un chico de cabello entre rubio y castaño, ojos haziel. Con aspecto de alegre.

Volví a mi realidad. Dejé de ser el pensamiento de alguien y comenzó a palpitar y bombear sangre a través de mi corazón.

La vista de la ventana desapareció. Camine hacia la puerta y la abrí. De un pestañazo, abrí los ojos más grandes. Salí fuera habían personas por todos lados, camine directo a un lugar donde parecía tan vivo por sus colores.

Un pequeño local de mini teatros.

–Pase, pase. Es usted bienvenida–Un señor de cabello rubio me habló dejándome pasar.

No entendía muy bien, que hacía ahí o el porque. Solo se que estaba existiendo con vida propia.

Una mujer con porte elegante, unos lentes grandes como de mosca. Puso su mano sobre mi hombro.

–Te he dicho que no salgas de casa–Tenía unos 35 años, a lo mucho.

–¿Quién? –Dije sorprendida y a la vez preocupada sin entender que pasaba. Después de mucho por fin escuchaba mi voz.

En el local había un pequeño espejo, en ese reflejo. Me veía yo, sin ser yo.

–Tú madre te lo dice, cariño–Sonrió

–Madre, porque soy tan pequeña.

–No comes verduras por eso. –Ella tomó mi mano, pero yo seguía viendo mi reflejo en el espejo.

–Tú primero día, ¿cómo te fue?–Me dijo ella con algo de felicidad en sus palabras.

–Bien, hice una amiga.–No podía entender ni yo misma que decía.

En todo el día estuve viendo a la ventana como una inútil. Ahora estaba hablando de mi vida tranquilamente. Las fotografías las había dejado. Olvidé por completo tomarlas.

Volteó para ver la casa donde he salido. Sin embargo solo hay un juego de feria grande, niños revoloteando como palomas juntos a otros niños.

¿De dónde había salido? “Yo”

–Se llama Nayla.–Finalice sin entender mi propio contexto aún.

–Espero te lleves bien con ella en el futuro.

Nos fuimos en un carro color rojo, en donde parecía tener un chófer y otra persona de copiloto. Le hablaba a mi madre. Mi madre, si, mi madre, pensé.

Llegamos a una casa bonita de 4 pisos, de un color gris y algunas partes de negro. Era un lugar precioso, al entrar una señora con uniforme de sirvienta tomó mis cosas. Acarició mi cabeza y subí con ella hasta llegar a donde parecía mi habitación.

Mi madre en cambió se quedó abajo con el copiloto de hace un rato.

La habitación estaba llena de pegatinas de números, códigos y una cara de lo que parecía un Hacker. Había libros por doquier una combo perfecta de varias computadoras juntas y aun lado mi cama. Enorme de color rosa. Muchos peluches y encima de ella, una pequeña carta.

La tomé y comencé a leerla:

“Ayer en la noche encontré que tú eres para mi. Eres mi única esperanza de vida, en este lugar tan triste. Eres para siempre la única persona que podría amar con todo mi ser. Te quiero para toda mi vida, pero si quieres irte…tendré que aceptar que tengo que comenzar de nuevo”

–Aún una niña y ya con novio.–Dije sin más.

Si de por si no me entendía a mi misma. Como podría entender esto. No me veía mas de 10 años.

Mi ropa estaba plenamente impecable, una falda larga color beige, con una playera blanca. Zapatos rojos y un moño enorme en la cabeza de color negro.

Solo fue un vago pensamiento me dije a mi misma mientras me convencía que todo era solo un mal sueño y un mal día.

“Te quiero solo a ti y te deseo solo a ti. Eres mi única esperanza y si por ti tengo que ir hasta ese lugar, voy. Arriesgar mi vida para solo poder estar contigo es lo mínimo que puedo hacer, por todo lo máximo que has hecho tú por mi. Recobrar mi esperanza de vida. Esa eres tú”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.