Emelly
Una vez más estaba entré las escaleras de frijoles, con las flores hermosas. Ya no estaba él por supuesto, sin embargo Arie vino hacía a mí.
–Tú cabello está demasiado alborotado–dijo con una voz cálida, relajante para mis oidos para luego comenzar a tomar mi cabello y trenzarlo.
–Sabes...nunca me he hecho una trenza sola–Él viento penumbra mis oidos descubiertos por la trenza, sentía las yemas de sus dedos tocar mi cuello con tanta delicadeza–¿Porqué...?
–¿Porqué, qué? –Él estaba vestido con ropa casual, no entendía lo que queria decir; ni yo misma me entendía.–¿Eh?
Esa expresión de él me hizo volver a pisar los pies sobre la tierra.
–Me siento vacía...
–Ni que fueras un coco sin agua–Burlón, comenzó a reír.–No es por ser pesimista Emelly, que tanto ves, que yo no logro ver nada hermoso.
–¿Alguna vez te ha gustado una chica?
–¿A mi?–preguntó, soltando el cabello con la trenza terminada–Bueno, no gustar gustar, pero algo parecido.
–Iluminame–Alzó mis manos con una acción de arcoiris.
–Pues solo me pareció bonita y ya.
–Sthefany–dije un poco emocionada por la respuesta.
–Si...
Su rostro se torno de un color rojo tomate. Se habia sonrojado algo que no podía evitar por el color banco de su piel luminosa.
Aunque los dos por la información que teníamos de ella sabíamos perfectamente que tenía un novio. Estaba en mis ideas saber como se veia, quien era, como se llamaba. Intrigante tener esa información ahora mismo.
Nos llenamos en el silencio de esa conversación que parecía un poco incómoda para ambos.
–Es perfecta.
Solo eso logre llegar decir.
–No es que sea perfecta como tal, solo que es bonita. Solo eso.
–Si algún dia te llegarás a enamorar de alguien, ¿qué seria lo mas fuerte que harías por esa persona? Aún si no tienes las respuestas para ella en ese momento, algo que las haga saber que la amaste.
–Amar, bueno Emelly. Me estás preguntando algo difícil, nunca me he enamorado, pero si esa persona es alguien que quiero mucho podría ser un amigo o mi familia. Pues yo daría mi vida.
–¡Tú vida!–grité.
–Enserio...De verdad podría dar incluso mi vida por esa persona a quien quiero, sin importar si sea mi amada, un amigo o algún familiar. Siempre estaría dispuesto a sacrificarme si esa es la única opción.
Nos ahorramos palabras. No dijimos alguna otra, solo nos dedicamos a ver la vista del amanecer impregnando mis ojos, lo volteó a ver, y en sus ojos veo un dolor. El brillante color haziel, es perfecto para una persona tan noble como Arie.
En estas semanas de conocernos comprendí que es una persona de un agrado sorprendente. Le gusta cuidar garitos y perritos. Ama a los ancianos y niños, cuida de la naturaleza y lo más importante para él. Su hermana.
Me ha contado que cuando perdieron a sus padres y se quedaron con sus tios, sus vidas se llenaron de una oleada de fragmentos tristes. Aún así ellos decidieron seguir avanzando a pesar de las dificultades que estás les traía.
–Por cierto–corte el silencio, que se comenzaba a convertir abrumador–¿Cuando es tu cumpleaños?
Era una pregunta rápida, pero al menos cambiaba la tensión incómoda qué se habia generado por mi pregunta sin sentido.
–Pronto.
–Wow! De acuerdo, tendre qué buscar el pronto, pronto. Gracias, el calendario me tendrá que ayudar.
Sabia que queria reír, se notaba tenso y serió. Quizá la vista le traia recuerdas por lo ocurrido.
"Nuestros padres murieron cuándo teníamos ocho años, recuerdo que era en el amanecer, recién nos despertaban y recibimos esa noticia que me heló el corazón"
Las palabras que me habia dicho semanas anteriores, las contuve.
–De verdad, responde–Golpeé su hombro para desviar su mirada a la nada.
–En 14 de febrero.
–¡PUFA! Me estás diciendo que tu cumpleaños es en la misma fecha de los enamorados.
–Si...–dijo más relajado y avergonzado.– No te burles Emelly.
Me ríe un rato y él se unió a mi.
En estos días, solo compartía momentos importantes o casi todo mi tiempo con él. Me habia empezado a gustar su compañía cálida. Sofia por su lado se juntaba más con Sthefany, conversaban todo el día.
El menos ellas coincidían en sus clases, yo y Arie pocas veces en la semana. Nos habíamos vueltos más cercanos.
–¿Ese día me acompañas a la carreras de carros de carreras? –dijo con cara alegre.
–Si, pero antes dime que haremos ahí. ¿Sabés manejar? –dije divertida y sarcástica.
–Sii! –Expresó emocionado, callandome la boca.
Mi cara de shock le pareció graciosa, y una vez más las risas no faltaron.Su compañía era reconfortante en este lugar donde yo misma no entendía qué ocurría.
–Bueno entonces espero poder estar ahí.
El me miró y sonrió. Bajamos de las escaleras para irnos a clases de historia. Una clase aburrida para mi. En cambio Arie está demasiado atento a la clase, tenía sus ojos puestos a cada movimiento del profesor. Enserio estaba interesado en la clase hasta que él profesor me miró mirándolo.
–Señorita! Para admirar a chicos guapos, dígame quien de esta historia que les he contado le pareció un galán–Él profesor de historia con una cara similar a la de Tesla, me miró.–Cuéntenme la historia de Napoleón. Adelante.
–Ehm..! Yo?!
–Si usted, bueno yo...esté...cómo se llama. Ehm...
Arie interrumpió al profesor y comenzó hablar:
–Joachim Murat; El Dandy del Imperio. Si hablamos de un "galán" en el sentido estético y de bravura, Murat es el número uno. Cuñado de Napoleón se casó con su hermana Carolina otro seria Jean Lannes, un amigo leal...
El profesor le interrumpió en secó.
–Arie. –La voz del profesor se oía demandante ante el aula de clases.
Odio los silencios, escuchan rugir mi estómago.
–¿No? –respondió Arie.
–Si, pero no te decia a ti. Le decia a tu compañera que no para de verte.