Andando con Jesús (completa)

Capítulo 10: La Primera Cuarentena

No había terminado aún el primer año de la universidad cuando llegó el COVID-19 a mi país.
Tuvimos que abandonar la universidad en un tiempo récord. Volver a nuestras casas y esperar a que la pandemia se controlara para poder volver a los estudios.
La primera cuarentena transcurrió desde marzo del 2019 hasta julio del mismo año. En todos esos meses, todas las iglesias estaban cerradas. (Algo fatal para mí, porque me encanta ir a la iglesia).
Es difícil sostenerse en Dios cuando no nos congregamos con los demás hermanos. Pero, de cierta forma, Dios me ayudó en medio de la pandemia a congregarme con algunos hermanos.
Yo y mi primo, los sábados, nos íbamos para su finca y, en lo lejos, orábamos, cantábamos y hablábamos de la Palabra de Dios.
Con otro amigo, entrábamos a escondidas en la iglesia y adentro nos poníamos a adorar y a tocar el piano (lo tocaba él; yo intentaba aprender).
Cuando hallábamos una brecha entre los puntos donde estaban los policías, íbamos sábado por sábado a la casa de otro hermano que vivía al lado de una presa que estaba seca. Creando así una gran llanura en donde orábamos sábado por sábado, cantábamos y despedíamos el sábado juntos.
Cuando la primera cuarentena acabó y las cosas mejoraron un poco, tuve que volver a la universidad a terminar el segundo semestre del primer año.
Antes del COVID-19, había una asignatura del segundo semestre que nunca había podido entender; de hecho, temía desaprobarla y tener que arrastrarla al segundo año. Esta asignatura era Física-1.
Cuando volvimos a las aulas, el profesor que teníamos solo nos pudo dar una clase porque después enfermó de gripe y no se presentó más en el aula. En su lugar, nos dio clases otro profesor más joven, el cual le tocó darnos las unidades 2 y 3, las cuales hallé más fáciles.
Entonces, cuando nos dieron los objetivos para la evaluación final, me percaté de que eran 12 boletas y que dominaba perfectamente la boleta número 10. Recuerdo que le dije a una compañera:
—Si mañana a mí me cae la boleta número 10, yo obtengo los 5 puntos...
Sin embargo, algo en mi mente me robaba esa emoción. Si se escogían boletas al azar, los primeros en pararse irían por las boletas más grandes porque eran las boletas de termodinámica, las cuales eran más grandes que las demás pero más fáciles.
Más cuando llegamos al aula, el profesor explicó el proceso para buscar las boletas y ya no era elección de uno particularmente, sino más bien de suerte.
Recuerdo que oré y le repetí varias veces a Dios este versículo:
"La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella."
Proverbios 16:33
—De ti depende la suerte, Señor; ayúdame, por favor— le repetía en mi mesa.
Hasta que, de un impulso, cuando aún no me tocaba pasar, fui hacia adelante. Recuerdo que una compañera me dijo:
—Me toca a mí...
—No importa; ya estoy aquí delante—le dije.
Entonces pasé, tomé la bolita de papel que tenía el número de mi respectiva boleta. La intenté abrir, pero dejé que Dios se encargara de todo y así mismo se la di al profesor. Quien la abrió, buscó y me entregó en mis manos la boleta número 10.
Cuando la vi, celebré de lleno de emoción. Fui el primero en evaluarme, obteniendo la calificación de 4 puntos y así aprobando la asignatura.
Con ayuda de Dios terminé sacando las demás asignaturas. Saliendo de vacaciones unas semanas después. Supuestamente volveríamos en enero del 2020, pero ese año completo fue lo que llamo la segunda cuarentena...
Es impresionante la forma en que Dios hace pequeños milagros para el bien de sus hijos.
"Si tuvieras fe como un grano de mostaza."
Muchas personas dejan todo a la suerte; si ejercieran fe genuina en Dios, verían las respuestas a las peticiones de su corazón.
El Señor no desea que los seres humanos decidan las cosas al azar. Cuando está comprometido algún principio que pueda orientarnos para tomar una decisión, recurrir al azar debilita tanto la mente como el carácter. Debiera echarse suertes sólo cuando Dios lo pide específicamente; de lo contrario, no puede haber seguridad de una respuesta inspirada. (CBA)
Si Dios nos ha dado la fe y la oración, ya no hay necesidad de estar decidiendo por un simple azar qué decisiones tomar. Oremos a Dios, dejemos que Él sea quien nos guíe por el camino correcto y que su voluntad se cumpla...



#3819 en Otros

En el texto hay: cristiano, #espiritual

Editado: 16.04.2025

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