Andem, La Última Creación de Dios

Ángeles en Formación

 

La pequeña conversación entre Dios y Andem despertó mucha curiosidad en Tiara y en los gemelos, quienes habían estado mirándoles cada vez que decían algo. Y después que los gemelos siguieron al Señor, Tiara se le acercó a Andem cuando el Maestro se alejó para seguir a los pequeños. Ella no se pudo contener, y acercándose más a Andem, le preguntó:

 

¿Qué fue lo que hiciste?

Nada extraño. – dijo él.

Sólo sentí que Arel se marchaba, y quise ver hacia dónde se dirigía.

¿Cómo que lo sentiste?

No me preguntes. No sé cómo lo hice.

Ya entiendo. Te pasó igual que a mí, cuando sentí que te acercabas.

Por cierto… contrapuso él.

¡Este no es el momento, Andem! – interrumpió Dios, desde lejos.

Lo siento, Señor. – se disculpó, mientras se acercaba junto a Tiara, hasta donde estaba Dios.

Lariob, tú estarás en la meta para declarar al ganador. – dijo el Señor.

¡Que así sea! – expresó Lariob, antes de darle la espalda e inclinarse un poco, para súbitamente alejarse a la velocidad misma del rayo.

¡Vuela mucho más rápido que yo! – se sorprendió Tiara.

¿Viste eso, Andem? – preguntó luego, mirando con asombro hacia el horizonte.

¡A pesar de tener alas tan cortas, vuela muy rápido!

 

Sin embargo, Andem no mostró asombro alguno, sino que se quedó muy pensativo, mirando también hacia el horizonte por donde se había alejado el sorprendente Lariob. Y en ese momento, la silueta del Señor miró hacia el Maestro, quien aún seguía mirando fijamente a Andem.

 

¿Con qué motivo…? – se preguntaba, mientras recordaba los momentos en que Andem leyó su mente.

¡Ya no tengo dudas! – pensaba – Andem debe saber quién soy en realidad.

Tal vez… tal vez por eso comenzó a tratarme con cierto respeto. Pero… ¿Cómo Andem puede mentir en las narices de Dios, sin que Él lo castigue por ello?

Aclararé todas tus dudas cuando Andem ya esté en La Tierra. – le dijo la voz de Dios, en su propia mente.

Es riesgoso hablar sobre él cuando está cerca. – agregó Dios. Y justo en ese momento, Andem miró hacia ellos.

Te lo dije. – volvió Dios a decirle.

¡Es que acaso…! – se alarmó el Maestro, causando que Larioc percibiese un leve movimiento de él.

Imposible. – le respondió el Señor.

-      Si Andem lograse penetrar en mi mente, su cabeza estallaría de dolor porque no podría procesar la tanta información que tengo en mi cabeza. Pues sé todo lo que fue, lo que es, y lo que será de todo ser viviente que haya respirado de mi aliento. Y si él escuchó algo, es porque notó que hace rato le mirabas, y quiso saber lo que pensabas. Además, él piensa que lo que escuchó pertenece a uno de tus recuerdos, por lo que no sospecha que en verdad esa conversación se estaba llevando a cabo justo ahora.

Ya entiendo. – pensó el Maestro, volviendo a la tranquilidad.

 

Y mientras Dios y el Maestro conversaban, Tiara seguía ensimismada en sus propios pensamientos. Y no se había percatado de lo que ocurría a sus espaldas, pues ni siquiera miró hacia Andem, cuando le preguntó si había visto la asombrosa velocidad con la que se había alejado Lariob. En cambio, Larioc fue el único en darse cuenta de que algo extraño ocurría, ya que, a su entender, todos habían permanecido en silencio por mucho tiempo.

Y entonces, al no poder contenerse más a causa de la ansiedad, Larioc gritó a viva voz:

 

¡¿Por qué tanto silencio?! preguntó, causando una sonrisa en el rostro del Maestro, mientras Andem y Tiara reaccionaban.

Veo que estás muy ansioso. – dijo Dios.

¿Qué es lo que haré yo, Señor? – preguntó Larioc, al instante.

Te encargarás de la salida.

¡Como ordene, Señor! – agradeció Larioc, antes de volar y detenerse a unos diez metros de los demás.

¡Ya es hora! – dijo Dios a Andem y Tiara.

-      Se han de enfrentar en una prueba de velocidad, por lo que deben estar lo más relajados posible antes de comenzar. Entréguenle los pergaminos a su entrenador y acérquense a Larioc. Él les dirá cuando partir. – concluyó el Señor. Y luego de que éstos entregaron sus pergaminos, el Señor desapareció, junto con el Maestro. Y sin pronunciar palabra alguna, Andem y Tiara se dirigieron hacia donde se encontraba Larioc.

Al ver esto, los ángeles que observaban desde el suelo ya se estaban emocionando al saber que las pruebas por fin iban a iniciar. Pero al mismo tiempo, los ángeles que se encontraban sobrevolando en las alturas comenzaron a volar cada vez más rápido por algún motivo. Lo que también llamó la atención de muchos, quienes se preguntaban el porqué de estar volando tan alto, sin prestarles atención a los ángeles que serían sometidos a prueba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.