Entre dos mundos

Marisa estaba sentada en el coche, sujetando el volante como si eso pudiera ayudarla a ordenar sus pensamientos.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Andreas dijo su frío "Entiendo" y se fue.
Pero sabía que algo había cambiado.
Algo importante.
Su relación, que parecía tan fuerte, ahora parecía frágil como un vidrio delgado.
Y lo peor de todo: ella misma había causado la grieta en ese vidrio.

¿Luca o Andreas?
Era una pregunta que no quería hacerse, pero sonaba en su cabeza una y otra vez.
Salió del coche y respiró el aire fresco.
Necesitaba pensar.
Necesitaba poner todo en su lugar.

—Marisa —la voz de Luca la hizo estremecerse.
Él estaba de pie en la puerta de su apartamento, como si supiera que ella llegaría justo en ese momento.

—¿Qué haces aquí?

La miró con aquella expresión que ella conocía tan bien.

—Te estaba esperando.

—¿Para qué?

Luca dio un paso adelante.

—Porque sé que aún no has tomado una decisión.

Ella apretó los labios.

—Te equivocas.

—¿De verdad? —Inclinó la cabeza—. Entonces, ¿por qué estás aquí y no con él?

Marisa sintió un nudo en su interior.

—No es tan simple.

—¿Y si sí lo es?

Se detuvo a centímetros de ella.

—Recuerdas lo que hubo entre nosotros —su voz bajó de tono—. Eso no ha desaparecido.

Marisa guardó silencio.
Porque él tenía razón.
La sombra de su pasado aún pesaba sobre ella.

—¿Todavía me amas? —preguntó él en un susurro.

Su respiración se entrecortó.
¿Cómo responder a eso?

Ante sus ojos pasó el rostro de Andreas. Su mirada cuando se enteró de Luca. Su frialdad, su distancia.
Y entonces lo comprendió: su indecisión ya había causado dolor.

Tenía que elegir.
Porque si no lo hacía, los perdería a ambos.

Respiró hondo y respondió:

—Luca, yo...