El beso fue leve, una caricia, nada del otro mundo, fue un beso que puede darte cualquiera por casualidad, pero para mi ese beso fue especial. El beso me hizo recordar los besos de aquel día de finales de diciembre, lo que trajo recuerdos poco aptos para menores, como Andrómeda.
Esta semana solo han pasado un día en mi casa y yo todavía no he pasado ningún día con ellas, en el apartamento de Eleanor, porque tiene que organizar todo el tema de la mudanza. Cuando tenga las cosas más organizadas, espero poder ir, porque quiero pasar tiempo con ellas.
Sé por Sophia que se han estado reuniendo junto con Anastasia, la mejor amiga de Eleanor y la madre de la mejor amiga de Andrómeda, todo bien equilibrado. Según mi hermana, Eleanor es una mujer maravillosa, con una actitud un poco infantil, al mismo tiempo que amable pero intimidante.
- Señor.- Margot me mira desde la puerta, estaba tan metido en mis pensamientos sobre Eleanor que ni me había dado cuenta de que estaba aquí.
- ¿Si?
- Un decorador de interiores dice que tiene cita con usted.- por fin.- ¿Va a reformar su casa?- ¿ha intentado ser sexy con esa frase? Ha sido raro.
- Si.- le contesto seco.- Hazlo pasar.- debería llamar a Eleanor pero no sé si estará trabajando, ya es tarde debe de haber ido por Andrómeda a la escuela infantil.
- ¿Qué va a hacer?- todavía no se va y me impaciento.
- Una habitación para mi hijastra, ahora haz tu trabajo.
Ella me mira con miedo y sale por la puerta, lleva toda la semana muy pesada, me pregunta con mucha frecuencia si quiero café, pregunta sobre Eleanor aunque siempre evita el tema de la hija de mi prometida, esa dulce niña a la que le debo un favor por dejarme besar a su madre.
El decorador de interiores entra a la oficina y lo inspecciona todo, Margot entra detrás de él y se queda apoyada en la puerta después de cerrarla. Le ofrezco sitio a Marlen, el mismo hombre que diseño por completo mi casa siguiendo mis ideas sobre lo que quería, y me encantó el resultado, por eso lo he llamado.
- Me sorprendió mucho tu llamada, ¿tienes alguna idea para el cuarto de una niña de dos años?- me cuestiona.
- Puede que yo no, pero mi prometida si, voy a llamarla y a pedirle que venga, ¿le molesta esperar?- él niega.
Cojo el teléfono y marco el número de Eleanor, la tengo agregada como “Diosa Zafiro”, y la foto de su contacto en la que aparecen ella y Andrómeda en alguna playa del mundo con ese bikini que me vuelve loco, lo quiero todo de ella, quiero ganarme su corazón y su cuerpo.
Iba a rendirme pero tras el cuarto tono ella coge la llamada y respiro aliviado.
- ¿Pasa algo?- ni hola ni nada.
- No, ¿puedes venir a mi despacho?
- ¿En la empresa?- no hablamos mucho más que frases cordiales pero ya es más de lo que hablamos el fin de semana pasado.
- Si, tengo algo para que Andrómeda sienta la casa más como suya.- ella tarda en responder, puedo oírla resoplar con fuerza.
- Voy, ¿me dejaran entrar?
- Si, yo doy la orden.- ella cuelga.- En quince minutos estará aquí.
Él asiente y yo me quedo viendo la foto que mi hermana me mandó de Andrómeda y Eleanor dormidas en el sofá, es de hace dos días y relajadas puedes ver que la nariz de Andrómeda es diferente a la de Eleanor, además de que la pequeña tiene la cara más redonda mientras que la de Eleanor es más dura, más afilada. Ambas son hermosas y perfectas, no sé que he hecho para merecerlas pero no me quejo.
Le digo a los de seguridad que una mujer hermosa con ojos azules y pelo negro va a venir en poco y que tienen que acompañarla hasta mi despacho y no mirarla mucho tiempo.
Nadie duda ya de que sea mi prometida porque el lunes pasado le compré un anillo que ella lleva a todos lados y que Andrómeda adora, le encanta y dice que ella de mayor quiere un igual de bonito que el de su madre, claro si es que la dejo tener novio, es demasiado bonita, debo protegerla de idiotas como yo.
Esperamos diez minutos más cuando veo entrar a Eleanor con el mismo vestido de esta mañana y agarrada de su mano va Andrómeda, muy tímida, se esconde de mis guardias que la miran con una sonrisa, ella se roba el corazón de todo el mundo, es una preciosura.
- ¿Ella es la señorita que esperabas?
- Les dije que nada de señorita, solo Eleanor.- frunce el ceño de la misma manera en la que lo hace Andrómeda.
- Pero...- los corto.
- Ella quiere que la llamen Eleanor y así la llamaran, y a la niña la llamaran Andrómeda.- al mencionar su nombre ella sale detrás de las piernas de su madre y sale corriendo para darme un abrazo por lo que yo también me levanto para poder tomarla en brazos.
- Conde Jackson.- alarga la “e” de conde.- Hoy mamá le ha gritado a su jefa.
- Andrómeda ne dis pas ça.- le riñe, ¿entiende francés? (traducción : No digas eso)
- Désolé c'était amusant- le contesta, ¿sabe francés? Esta niña ya sabe más que yo, no sé que le haya dicho pero Eleanor ríe. (traduccion: Lo siento, fue divertido)
-¿Qué querías Jackson?
- Marlen te presento a mi prometida y su hija, es para ella la habitación.- Andrómeda tuerce su cabeza.
- ¿Habitación?- pregunta con inocencia.- ¿Para mi?
- Si, para ti.- le doy un beso en la mejilla.- Y por eso te necesito a ti, eres la madre, la que más la conoce.- ella se sonroja.