Andrómeda es una pequeña traidora, ahora mismo se encuentra en los brazos de Jackson, justo antes de abordar el avión porque tenía sueño pero no quería dormir en los brazos de su mamá, no, quería hacerlo en brazos del “novio” de mami, y lo peor de todo el asunto es que se ven demasiado adorables juntos.
Muchas mujeres jóvenes, pero mayores que yo, se paran a verlos e incluso creo que he visto a un par echarles fotos, lo que no ayuda en nada a mi humor.
- Pasajeros del vuelo 119, destino Francia, aborden.- se oye por los altavoces.
- Ese es nuestro vuelo.- él asiente antes de ponerse de pie.
Llevo mi pequeña maleta de mano y la suya, no quiero que por llevar más cosas de la cuenta Andrómeda se le caiga, me daría algo de que a mi pequeña princesa le pasase algo.
Pasamos rápido, dejo las maletas en su sitio sin problema, soy incluso más alta que algunas azafatas así que si ellas llegan yo también.
- Gracias por dejarme acompañarlas.- me dice Jackson cuando me siento.
- Tenemos que conocernos más.- digo sintiendo las palabras quemar en mi garganta.
El vuelo comienza tranquilo hasta que Andrómeda despierta asustada, siempre que se despierta en un lugar extraño se asusta y comienza a llorar, y sé cuán fastidioso puede ser un bebé llorón en un vuelo por lo que le quito rápidamente a Jackson mi hija y la acuno contra mi pecho.
- Ya princesa.- la calmo, poco a poco sus sollozos dejan de oírse y solo se oye un poco de su respiración agitada.
- ¿Dónde etamos?- dice en un susurro, avergonzada por llorar delante de Jackson, no quiere que la vea.
- En un avión, vamos a Francia.
- ¿Francia? Tu tabajo.
- Si princesa, el trabajo de mami.- le sonrío con calma.- ¿Quieres agua?- ella asiente.
- Yo la pido.- le doy las gracias a Jackson antes de que le pida a la azafata una botella de agua para Andrómeda.- Aquí la tienes.
Abro la botella de agua y le doy un poco a mi hija, cuando ya tiene suficiente le limpio la cara y dejo su linda piel sin rastro de lágrimas. Cuando le digo que ya no tiene lágrimas, sonríe y estira sus pequeños bracitos para que Jackson la tome.
- Mami me mira extraño.- dice acusándome con Jackson.
- Está celosa princesa.
- ¿Yo?- pregunta indignada.- ¿Y por qué estaría yo celosa?
- Porque tu hija prefiere estar en mi brazos.
- Es una traidora.
- ¿Ta..tri..taidora?- pregunta con inocencia.
- Tu madre no sabe lo que dice.- se burla de mi el castaño.- Eres le mejor princesa de mi reino.
- ¿Hay más princesas en tu reino?- pregunta mi hija bien indignada.
Intento retener la risa pero Jackson me mira totalmente pálido, buscando mi ayuda, ayuda que claro está no le doy, es muy gracioso ver como una niña de apenas dos años y medio le da miedo a un hombre que tiene más de treinta años, es muy gracioso.
- Tu mamá es un princesa en mi reino.
- Mamá es un reina.- él vuelve a pedirme ayuda y yo sigo riéndome de él.- ¿Tenes más princesas?
- No, bueno, mi hermana Sophia es una princesa.
Andrómeda piensa por unos segundos antes de comenzar a asentir lentamente, digamos que lo de Sophia la ha convencido lo suficiente como para no seguir molesta con Jackson y volver a ser la Andrómeda amable y simpática de siempre.
- Gracias por la ayuda.
- Tu solo te metiste en el marrón, tu solito tenías que salir.- le susurro de vuelta.
Miro las nubes por la ventanilla del avión, no me apasiona viajar, no ha un sitio que conozco como la palma de mi mano, me gusta ir a sitios a los que jamás he ido. Aunque este viaje ni siquiera es recreativo, ni voy como turista, es un viaje de trabajo y he tenido que viajar porque dos estúpidos estadounidenses de la embajada aquí en Francia, la han cagado.
- ¡Qué bonita familia!- me giro al escuchar la voz de un hombre mayor.- Me recuerdan a mis hijos con mis nietos.
- Eh...gracias.- digo sin poder contradecir lo de la familia, es justo lo que parecemos ahora mismo.
- La niña se parece mucho a ti.- Andrómeda se esconde en el cuello de Jackson, es demasiado tímida.- es muy linda
- Gracias.- le sonrío con amabilidad, no quiero ser mala con un hombre mayor que ha sido tan simpático conmigo.
El hombre habla un poco más conmigo y con Jackson, nos enseña un par de fotos de sus hijos y sus nietos que son relativamente más mayores que Andrómeda, y después vuelve a su asiento.
- No negaste....
- Calla, es un hombre mayor y estaba feliz.- digo antes de volver a mirar por la ventana mientras escucho la risa profunda de Jackson.
Después de varias horas más, de dormir un rato yo y otro Jackson, por fin el avión aterriza en nuestro destino y bajamos.
Andrómeda decide que ya se ha cansado de estar en nuestros brazos y que prefiere andar, por suerte me da su manito para no perderse, palabras suyas y no mías.
Recogemos nuestras maletas y salimos del aeropuerto, tengo que ir ya a las oficinas, pero ellos dos tienen que ir al hotel, pero no quiero dejarlos solos. No tengo ni la menor idea de lo que voy a hacer.
Esperamos pacientemente a un taxi, en los aeropuertos es de lo más difícil, siempre hay largas colas, pero tengo paciencia aunque algo de prisa.
- Tengo que ir a las oficinas.- le informo.- ¿Te importa pasar por allí antes de ir al hotel?
- No hay problema.- me sonríe, a veces detesto que sonría porque me quedo embobada.
Nuestro taxi llega veinte minutos después, por suerte, a veces he tenido que esperar una hora pero hoy no tengo tanto tiempo para perder.
Le doy la dirección al taxista y no vamos del aeropuerto por fin, odio la cantidad de gente que puede encontrarse dentro de él, y como nadie lleva cuidado nunca. Me han pisado los pies por lo menos cuatro veces en el otro aeropuerto, y otras dos en este, y todos con las maletas, nadie lleva cuidado.