Dos semanas, ella lleva dos puñeteras semana conectada a las máquinas para controlar su pulso y para ayudarla a respirar porque todavía no puede hacerlo con normalidad, todo a causa del accidente y al estúpido de Philip que abrió un agujero en el pulmón más grande de lo que era en un principio.
Han sido dos semanas tortuosas en la que Andrómeda pregunta continuamente por su madre, dos semanas en la que tengo a la mejor amiga de mi prometida en casa para cuidar de mi hija el tiempo que paso en el hospital y para también mantenerla distraída con su hija Cloe, ellas dos son unos ángeles para mi en estos momentos porque necesito mucha ayuda, no tengo ni la menor idea de como ser un buen padre, todo esto es nuevo y doloroso con el estado de Eleanor.
Una enfermera coqueta entra a la habitación y revisa las constantes de Eleanor, no me gusta que ella intente coquetear conmigo de esa forma tan descarada, puede que mi prometida esté en coma pero eso no le da derecho a nada y mucho menos cuando yo ya le he dejado en claro que no quiero nada con ella, mis únicas prioridades son mi hija de dos años y mi prometida de veintitrés, el resto poco me importa.
Ross entra a la habitación con el rostro serio como acostumbra en mi casa desde el accidente de Eleanor, Eddi es incapaz de verla, siempre que se ve en la obligación de entrar acaba con lágrimas en los ojos y pidiéndole perdón por no haber sido él, son amigos. Eleanor tiene esa aura que los ha hecho a todos caer por ella, hasta mi hermana llora cuando viene a verla y todavía le tiene un poco de resentimiento por no haber me dicho de Andrómeda, pero es que ella es alguien que se hace querer.
Philip permanece en prisión preventiva y con sus propios abogados pues aunque no posee la fortuna de su padre, posee cierta fortuna de su trabajo para la embajada, por suerte no suma los millones que sumamos entre los O' Connor y yo, vamos a destruirlo y no va a volver a pisar la calle, además también contamos con los Hoffman aunque de esos prefiero recibir lo menos posible, son la familia de Eleanor pero su trabajo no es el ideal.
Nadie ha tocado un pelo de Philip en prisión porque lo han aislado de todos después de saber a quienes había intentado secuestrar sin mucho éxito, si además de cabrón, es estúpido.
- Ella ha insistido señor.- lo miro confuso cuando por la puerta entra Margot.
- ¿Qué haces aquí?- inquiero molesto, de no haber sido por ella no habría perdido tiempo con mi hija.
- Quiero disculparme con ella y contigo.- dice con lágrimas.- Solo te quería para mi y destrocé una familia igual que lo hizo mi madre, supongo que es algo de familia.- se encoje de hombros.- solo venía a disculparme, me mudo de estado, no volverán a verme pero lleva cuidado con Kimberly.- me advierte casi temblando.
- Gracias por la advertencia y te perdono aunque no puedo decir lo mismo de ella.- señalo a mi bonita prometida.
- Siento que ella esté así, no la quería a tu lado pero tampoco le deseaba ningún mal.- casi parece que vaya a llorar después de verla de nuevo.- Realmente siento lo que estás pasando Jackson, nadie merece ver a la persona que ama en este estado.- se compadece de mi y yo asiento, no me quedan fuerzas para pelear.
Ross la acompaña a la salida y yo me quedo viéndola como siempre, es lo único que me queda porque ella no está aquí conmigo, está perdida y por eso no despierta, entendería que no lo hiciera jamás, donde sea que esté no debe de estar sufriendo en lo absoluto pero aquí nos tiene a nosotros.
Me recuesto en la silla y cierro los ojos para quedarme dormido, solo puedo dormir cuando estoy cerca de ella, estoy tranquilo sabiendo que está a mi lado aunque no sea despierta.
Despierto por un fuerte sonido y la entrada masiva de enfermeros y del doctor Rodrigo, el esposo del abuelo de Eleanor.
Intento oponerme a que Ross me saque de la habitación, necesito saber que ella está bien porque sé lo que significan esos pitidos, es la segunda vez en tres días que las alarmas saltan y la cuarta en dos semanas, en total son cinco veces en las cuales el corazón de Eleanor se para sin razón aparente, en las primeras no estuve pero en la primera de esta semana yo estaba despierto y con Andrómeda en brazos, en la segunda, hoy, no estaba despierto y me arrepiento, ¿y si han llegado tarde porque no he podido avisarles? Ese pensamiento me estremece el cuerpo y casi siento como tiemblo.
- Jefe tranquilicese, ella está bien.- intenta hacerme entrar en razón Ross pero como va a estar bien si ha entrado en parada.- Ya jefe, todos queremos que salga de esta.- me grita al oído.
Poco a poco consigo tranquilizarme y levantarme del suelo, los enfermeros y el doctor salen tranquilos y luego me dejan volver a pasar con Eleanor, su cuerpo parece perder fuerza, su piel está muy pálida y ha perdido peso, mucho en solo dos semanas.
Vuelvo a sentarme y le agarro la mano, es una forma de sentir que todavía vive, es mi forma de seguir adelante y no derrumbarme delante de nuestra pequeña princesa.
- Eleanor, cielo, nena, por favor debes despertar.- le pido.- Andrómeda pregunta todos los días por su mami y la promesa que le hizo de volver, tienes que hacerlo, te echamos de menos.- sollozo.- Te amo Eleanor, por favor vuelve a mi lado para criar juntos a nuestra pequeña.- lágrimas bajan por mis mejillas.
Una mano se posa en mi hombro y veo a Ernesto O' Connor con lágrimas al igual que yo, llevamos sin saber de su esposa el mismo tiempo que hace del secuestro de Eleanor, todo es muy confuso y las autoridades creen que ayudó a Philip a secuestrar a mis chicas, creen que el plan lo elaboró Eliza pero que lo llevo acabo el estúpido de Philip.