Me despierto rodeada por unos fuertes brazos tatuados y en vez de enloquecer o intentar huir sin que se despierte como hice en Alemania, respiro fuertemente inhalando su perfume natural y me acerco más a su cuerpo haciéndome una bolita contra él, me siento segura entre sus brazos y no quiero despegarme de él, quisiera quedarme eternamente así pero no puede ser porque él tiene que levantarse para trabajar y yo tengo que llevar a Andrómeda a su nueva escuela infantil, todavía no voy a entrar a trabajar porque Paulette cree que necesito descansar, estoy harta de descansar.
Me giro para ver mejor las duras facciones de Jackson y me sorprende ver que ya está despierto y con una sonrisa en la cara. Alargo mi mano y con mi dedo recorro su mandíbula, él cierra los ojos y ahora es mi turno de sonreír al ver su cara de paz, ya ha dejado de tener esas ojeras por culpa de mi estado de salud.
- Buenos días.- dice con voz ronca, una voz que hace estragos en mi cuerpo.
- Buenos días, ¿te golpee?- mi hija suele quejarse de que me muevo mucho y no la dejo dormir mucho.
- No, al menos no creo, yo no sentí nada pero es que raramente me despierto una vez que me he dormido.- abre sus ojos color miel y yo no puedo evitar sonreír ante tan bonitos ojos.
- En ese Andrómeda se parece mucho a ti, yo me despierto con cualquier ruido.
Jackson me atrae un poco más hacia su cuerpo y deja una serie de leves besos, pequeñas presiones, a lo largo de mi mandíbula e imitándolo cierro los ojos, este hombre me vuelve loca y estoy muy dispuesta a caer de nuevo y mil veces en esta locura tan dulce.
- Tenemos que levantarnos.- me dice casi en un susurro, sus ganas de levantarse son las mismas que las mías, nulas.
- No quiero.- hago un puchero con la boca y él me besa.
- Yo tampoco pero debemos hacerlo.- no sé porque seguimos susurrando pero lo hacemos.
- En realidad tu eres el único de los dos que tiene la obligación de levantarse, yo puedo pedirle a Eddi que lleve a Andrómeda a la escuela y seguir durmiendo.- me burlo de él.
- En eso tienes razón, pero cielo, tu te aburres enseguida de estar quieta.- se burla está vez él de mi y yo pongo mala cara.- Vamos.
Jackson nos destapa y se levanta, yo me quedo en la cama estirándome, no quiero levantarme, todavía me duelen los músculos cuando ando mucho tiempo, es agotador hacerlo y Rodrigo ya me advirtió de que esto iba a pasar, ya no hablo lento y entiendo a la perfección todo lo que me dicen pero mis huesos y músculos son otro asunto, a veces incluso me dan calambres y enserio no son nada agradables, además debo contar con la falta de aire pues mi pulmón se recupera lentamente y todo eso contribuye a que por una vez en mi vida no quiera salir de la cama, ni siendo golpeada me resignaba a salir de la cama, porque enserio odio estar mucho tiempo parada y sin hacer nada de nada.
- Vamos.- me mira desafiante Jackson.
- Me duelen los músculos y los huesos, ¿me llevas?- estiro mis brazos de frente.
Puedo oír sus pasos por la habitación pero no puedo verlo, creo que al final va a desistir y a dejarme aquí sola en la cama.
Mis pensamientos cambian cuando uno de sus brazos se cuela por debajo de mis rodillas y el otro en mi cuello, toma algo de impulso y me toma en brazos, enseguida rodeo su cuello con mis largos brazos y le sonrío, él me besa y salimos de la habitación.
- Estoy practicando para cuando entremos a casa después de estar casados.
- No necesitas practica, lo haces muy bien.- le felicito.
Bajamos las escaleras y veo como mis guardaespaldas, los suyos y Kevin aguantan las ganas de reír, soy caprichosa porque en mi vida he podido serlo, pero Jackson me deja y me consiente, y soy infantil porque siempre lo he sido, siempre he tenido una personalidad aniñada y me gusta, no por ser adulta debo perder ese toque de inocencia o esas ganas de explorar, madurar no significa volverse serio, significa saber comportarse, significa valerse por uno mismo y resolver tus propios problemas, pero también significa vivir, divertirse y ser feliz, no por madurar debes de volverte un viejo amargado como muchos creen.
- Infantil.- dice Eddi riendo.
- Envidioso.- le devuelvo.
- ¿Por qué?- lo miro con una sonrisa.
- Porque tu quisieras que alguien hiciera todo lo que Jackson hace por mi, y algún día lo encontraras pero ahora tienes envidia de mi.
- ¿Cómo sabes que no la tengo ya?- me desafía.
- Porque al contrario del resto tu nunca hablas de una novia, y no tienes a nadie en tu instagram que pueda parecerlo, te he stalkeado.
- Loca.- me acusa con los ojos entrecerrados.
- Sip.- digo inocente y a él solo le queda reír.- Pero adoras a este loca.
- Todos te adoramos y nos alegramos de tenerte por fin en casa.- dice Ross interrumpiendo nuestra conversación.
Jackson me deja en la silla y pronto vemos a Andrómeda bajar las escaleras con Bryce, me alegra que siempre haya un guardaespaldas en la puerta de su habitación porque así no me preocupo de que ella baje las escaleras sola, tengo pavor a que por un despiste ella baje sola y se caiga.
- Jackson.- él susodicho deja de mirar a nuestra hija y me mira a mi.- Deberíamos poner una barrera en las escaleras, tengo miedo de que Andrómeda las baje sola.
- Cuando termine de trabajar iré a comprar unas.
- Puedo ir yo, no tengo nada que hacer y ya sabemos que me aburro con facilidad.- hago una mueca y él asiente.- ¿Cómo has dormido princesa?- le digo cuando se sienta en su silla de siempre.
- Bien, porque tu ya estás casa.- me da un sonrisa medio dormida.
Tomamos el desayuno entre risas a las que se unen nuestros guardaespaldas que son otros más de esta extraña familia, bonita, hermosa y divina familia pero con problemas como en todas, solo espero que mis problemas – Eliza – se resuelvan pronto porque me tienen muy nerviosa, odio el poder que tiene sobre mi pero he pasado toda mi vida teniéndole miedo y hoy no va a ser menos.