Andrómeda-Los Seres Celestiales

Capítulo 13

—¡Maldición!—grito desesperada.

Ya tenía a una parte del espíritu de Dios, la había tocado con mis propias manos. Ahora se ha desvanecido, podría estar en cualquier parte de este planeta y con la posibilidad de que nunca más lo vuelva a ver de nuevo. Estoy con impotencia, con ganas de romper cualquier cosa que estuviera cerca.

Doy la vuelta, y observo a los dos culpables de que “Él Espíritu Santo” se haya ido. Los dos me miran tímidamente, de seguro por mi expresión de enojo. Solo tenían que quedarse callados, ir en silencio a recoger la caja y regresar del mismo modo. La esperanza de rescatar a mi madre se ha ido como aquella ave de fuego volando hacia la nada.

—¡Lo teníamos! Era casi imposible poder encontrarnos con “Él Espíritu Santo”, y ustedes la jodieron—digo furiosa. Me hierbe la sangre. Necesito romper algo, lo que sea, menos los rostros de Abigael y Elian.

—Pensábamos que te hallabas perdida, debido a que te vi yendo al bosque y te demorabas en venir—dice Abigael.

—Espera un momento—dice Elian.

Acto seguido, Elian saca sus alas y se eleva hacia el cielo. Yo me quedo con Abigael el cual noto preocupado, debe estar hallando en su mente una forma de tranquilizarme y al mismo tiempo de excusarse, pero no la hay. Gritar mi nombre solo asustó al espíritu, fue muy estúpido, ni yo siendo humana podría cometer una imprudencia como esa. Estoy a punto de explotar y gritarle a Elian de que no va a servir de nada buscarlo en el aire, pero bueno, no hay peor gestión que la que no se haga.

Me cruzo de brazos e intento mirar hacia otra parte que no sea el rostro de Abigael. Cada vez que lo observo me hace acordar que tuve la oportunidad de obtener uno de los tres espíritus, cuyos paraderos son desconocidos por los seres de la Tierra. Quién sabe si vamos a tener la misma suerte más adelante, tal vez los demonios o los ángeles lo capturen antes que nosotros.

Elian desciende al lado mío. Reconozco que la voz que espantó al ave fue la de Abigael, sin embargo, también estoy enojada con él. No quiero hablar con nadie, solo deseo irme a mi casa y lamentarme toda la madrugada de lo sucedido.

—Ok, se fue—dice Elian.

—Si, ya lo sé, gracias por el dato—le digo con ironía. Mejor hubiera retornado a su casa en vez de venir aquí para decirme algo que sé.

—Pero he notado algo raro en su trayecto.

Abro los ojos como platos y mi ira comienza a disminuirse. Eso es nuevo. ¿Qué clase de trayecto? La esperanza vuelve a mí otra vez.

—¿Qué fue lo que hizo?—le pregunto.

—El ave seguía en línea recta hasta que de la nada, comenzó a dar círculos por encima de lo que parecía una ciudad. Después volvió a su ruta habitual—dice Elian y me quedo pensando.

¿Una ciudad? ¿Por qué haría eso? Esto se vuelve más extraño. Primero el ave comenzó a susurrar mi nombre, como si me estuviera llamando. Posterior a eso, me permite tocarla sin ningún problema. José dijo que “Él Espíritu Santo” no tiene un rumbo fijo. ¿Pero qué pasaría si en realidad sí lo tiene?

—No creo que importe lo que haga. Al fin al cabo es un ave, es normal que den vueltas—dice Abigael.

—Por supuesto que no—me apresuro a decir y los dos voltean hacia mí—. Yo sí creo que es importante.

Ambos me miran como si estuviera loca, y puede que lo esté. Todos los detalles del pasado y del presente se mezclan en mi memoria hasta sacar algunas conclusiones, pueden sonar absurdas, pero al menos tienen sentido.

—Encontré al espíritu, debido a que este susurraba mi nombre, una y otra vez—digo.

—¿Esa ave habla?—pregunta Elian.

—Sí, parece que me estuvo llamando. ¿Recuerdan lo que dijo José? Explicó que Dios había profetizado que solo un humano podría encontrar los tres espíritus. Quizás, no fue pura casualidad, “Él Espíritu Santo” quería que yo lo encontrara.

Elian y Abigael intercambian miradas esperando que uno aporte algo a mi suposición. No me creen y es normal, yo tampoco lo haría. Sin embargo, siento en el fondo que tiene mucho sentido.

—¿Y por qué te busca justo ahora?—pregunta Elian—¿Por qué no te ha buscado antes?

Mi mente proyecta las imágenes de las situaciones que han acontecido, y encuentro la respuesta.

—Quizás porque recién ahora tengo la necesidad de encontrarlo…O tal vez…

—¿Tal vez qué?—pregunta Abigael con más intriga en lo que estoy a punto de decir.

—Tal vez porque la profecía de Dios solamente dice que un humano podrá encontrar los tres espíritus. Un humano, ningún otro ser. Yo me vine al bosque en busca de concebir sueño, estaba sola, y pudo aprovechar la oportunidad en poder conectarse conmigo.

Wow, tiene lógica, solo hace falta que Abigael y Elian me crean. Abigael se cruza de brazos y comienza a hablar:

—Tú sopones que “Él Espíritu Santo” se ha manifestado ante ti, solamente porque has podido estar sola, sin ningún otro ser.




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