Andrómeda-Los Seres Celestiales

Epílogo

—Dios siempre vivirá—digo en voz alta.

Estoy arrodillada frente al montículo de tierra en donde debajo de esta, se halla enterrado el cuerpo de mi madre. A pesar de que no crea en lo que estoy diciendo, me parece que es correcto honrarla con la frase que ella siempre me decía y yo rechazaba. Ahora haría lo que fuera para volver al pasado y dejar que me lo repita una y otra vez sin contradecirle.

Madre ya te estoy extrañando.

—Sareya—dice Elian que se encuentra parado a mi derecha—. Tenemos que hallar un lugar donde hospedarnos, aquí no es seguro. Si lo que dice tu madre es cierto, es mejor ir avanzando y ocultarte de Garsemeo.

Entierro mis dedos sobre la tierra y me quedo analizando la situación, estaba tan concentrada en mi madre que no pensé en lo que haría después de sepultarla. ¿A dónde iría? Me levanto y me quedo observando a Elian directo a sus ojos. Lo quiero bastante, fue muy amable por todo lo que ha hecho por mí, incluso de enterrar a mi madre sin ni siquiera pedírselo. Sin embargo, tengo que admitir que tenerlo cerca de mí sería arriesgar su vida. He cometido errores que causaron que un ángel cambie de parecer y me traicione, provocando el fallecimiento de la mujer que más amaba.

Por más que odie admitirlo, mis decisiones llevaron a que esto acontezca.

—Elian, ya hiciste mucho. Te agradezco por todo, pero no puedes seguir arriesgándote por mí. Debo continuar sola. No me voy a ocultar, voy a detener lo que ya ha empezado.

Elian frunce el ceño, asombrado por mi respuesta.

—¿Acaso no has escuchado lo que te pidió tu mama? Te dijo que te ocultaras.

—Lo sé, pero también se me quedó grabado cuando dijo “Esto recién empieza”. No tengo idea de quién soy, pero tengo el presentimiento de que puedo detener a Garsemeo. Si fracaso, ok, pero al menos lo intenté. No obstante, no quiero que más seres mueran por causa mía. He tomado malas decisiones que han provocado este caos, errores que ya son muy tardes para corregir. Por eso necesito que te vayas, aún puedo mantenerte a salvo de esto.

Elian arruga la frente y se cruza de brazos. Está enojado, es muy evidente.

—Sareya, no puedes echarte la culpa solo porque un ángel resentido con los humanos hizo lo que hizo, solo era de esperarse que nos traicione tarde o temprano, él siempre odió más a los humanos que a los demonios. Por otro lado, déjame decirte que voy ayudarte en la decisión que tomes. Si crees que aún hay una esperanza de detener a Garsemeo, pues te voy ayudar.

—No tienes la obligación—le contesto.

—Por supuesto que la tengo. Muy al margen de que lo hago por ti, también lo hago por mí. Garsemeo explicó que solo los ángeles y demonios convivirían en su nuevo mundo, jamás hablo de ángeles caídos. Por lo tanto, tu especie no es la única que está en peligro; la mía también lo está. Así que no me interesa si es que no quieres que te acompañe. Voy ayudarte. Es lo que Dios querría que hiciera.

Elian se da media vuelta y comienza a caminar. Lo que ha dicho me ha dejado sin palabras. No puedo oponerme a su decisión. Tendré que aceptarlo.

Doy un fuerte suspiro mirando el cielo celeste despejado. Tengo tantas dudas con respecto a lo que soy, de lo que llevo dentro. Sin embargo, de algo si estoy segura: esta batalla recién comienza, y lo peor está por venir.  

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.