Narra Hera
Se me vino a la mente un recuerdo de aquel día donde comenzaba mi primer día de instituto.
Estaba muy nerviosa, así que me desperté unos minutos antes para prepararme y desayunar, ya que mi madre estaba durmiendo, como siempre, y mi padrastro estaba fuera.
Cuando había terminado de desayunar, agarré mi mochila y me fui de mi casa caminando hacia el instituto. En aquel momento, choco con alguien y casi caí al suelo, pero él me había agarrado por la cintura para evitar que me cayera.
Él me había ayudando a levantarme del suelo, nuestros ojos se cruzaron como si estuvieran imaginando que iba a tener una buena conexión con él y me preguntó cómo estaba.
Le dije que estaba bien en lenguaje de signos, sin embargo, sorprendentemente, él me entendía perfectamente y comenzó a usarlo para presentarse. Me dijo que se llamaba Massimo y que tiene 17 años, será un poco mayor que yo. Entonces, me presenté como Hera y tenía 14 años.
Estábamos hablando un poco para conocernos. Sentía que él transmitía buenas vibras. Al parecer vivía a solo unos kilómetros de mi casa. Cuando me preguntó si sería la nueva alumna, le respondí que sí. Aquel instante se había quedado mirándome con una expresión como si pudiera imaginar que necesitaba ayuda.
Me acompañó hasta donde estaba la secretaria para que me diera los horarios, ya que mi madre se había olvidado de pasar por allí.
Aún recuerdo cierto día en que salía de la biblioteca y me di cuenta de que unos chicos me estaban mirando, me rodearon mientras intentaba contener las lágrimas, pero de repente él y sus amigos se acercaron y les golpearon, luego los amenazaron y se fueron corriendo. Él se acercó a donde yo estaba y, aún en estado de shock, me preguntó cómo estaba, solamente le agradecí. Recuerdo que estuvimos en total silencio durante unos minutos.
Luego, me había abrazado al ver mi estado, todavía estaba nerviosa. Por supuesto, correspondí a ese abrazo, que sin duda resultó reconfortante.
Y recuerdo que al llegar a casa, pensé en las palabras tan bonitas que Massimo me dijo:
«Aquí tienes un ángel guardián para protegerte. Yo me encargaré de ser tu ángel y cuidarte para que nada te pase».
Desde aquel día, él no me ha dejado sola. Incluso, me buscaba todos los días en mi casa para ir juntos al instituto.
Habían pasado muchos años desde que nuestra amistad se había forjado. Habíamos pasado de ser dos completos desconocidos a mejores amigos.
Incluso, hubo un momento en el que, estando cerca de él, percibí una total sensación de protección, como la de un hermano que nunca tuve. Eso me gustaba mucho porque tiene algo que me hacia sentir segura.
Hubo un día que acuerdo en el que fue evidente que mi padrastro se había portado muy mal en el que fue evidente que mi padrastro se había portado muy mal con Massimo.
Pero Massimo no hizo caso y pareció imaginarse algo al ver su expresión y seguía buscándome. Hasta que un día me vio con marcas de golpes en mis muslos. Recuerdo muy bien su expresión, simplemente sabía que algo malo me había pasado. No tenía valor para decírselo y me quedé callada. Sin pensarlo dos veces, él me abrazó fuerte y me sentí protegida .
Entonces, en aquel momento me dijo que cuando estuviese lista para contarlo, simplemente asentí con la cabeza mientras él seguía abrazándome.
Actualmente tengo 15 años y él tiene 18 muy se irá a la universidad y yo me quedaré sola en el instituto, pero él me ha prometido que estará pendiente de mí incluso estando a kilómetros de distancia y que estará aquí para escucharme cuando necesite hablar con alguien.
Hay una frase que dice así
Los amigos son como hermanos no de sangre, pero si de corazón.
Justo ahora mismo estoy en la biblioteca cerca de mi casa, terminando mis deberes mientras espero a mi ángel guardián, a Massimo quien he apodado , él tiene algo que darme y me pregunto qué es. Me hago la pregunta de por qué viene a darme algo.
En pocos minutos, él aparece como si estuviera en una pasarela, robando las miradas de las chicas que lo están mirando embobadas.
Veo que cuando está delante me mira con una sonrisa, luego saca algo de su mochila y al ver que lo descubro, resulta ser una caja que es un grande y caro Luego me la entrega y al abrirla me encuentro con un collar formado por alas .
Al tocarlo suavemente con cuidado, como si fuera el tesoro más preciado del mundo, me hizo sentir muchas cosas. Percibo que este collar tendrá un significado importante para mí.
Me pregunta si me gusta y le respondo que sí, le agradezco por darme este bonito collar. Acto seguido, me lo pone en el cuello mientras me dice una frase que dice así .
Ningún pájaro se eleva demasiado alto, si vuela con sus propias alas.
Al recibir ese regalo, no tengo muchas palabras para explicar lo que siento, pero siento una gran cantidad de emociones inexplicables y únicas.