Narra Hera
Cuando salgo de la mansión siguiendo al chófer hacia una camioneta y el chófer me abre la puerta. Acto seguido, me subo. Él cierra la puerta y se sube, encendiendo el motor y comenzando a conducir. Pero antes, le indico por dónde está mi casa. Sorprendentemente, llegamos rápido porque no hay mucho tráfico. Cuando él estaciona frente a mi casa, bajo de la camioneta sintiendo miedo de entrar
Ya, claro, él me pregunta si me encuentro bien rápidamente asiento con la cabeza dando a entender que me encuentro muy bien. Se despide de mí dejándome sola frente a mi casa. Respiro profundamente luego me doy cuenta de que la puerta de mi casa está casi abierta y entro.
Me sorprende no ver a mi madre ni a mi padrastro, así que me dirijo rápidamente a mi habitación.
Nada más entrar, me cambio de ropa y luego me tumbo en la cama, pero unos minutos después escucho algunas voces que vienen del salón. Me doy cuenta de que ellos ya han regresado en ese momento. Escucho cómo comienzan a hablar sobre algo que me deja con la boca abierta, y por supuesto, no saben que estoy en casa. Escuchando su conversación, decido quedarme en mi habitación, con la puerta cerrada.
Así que me vuelvo a tumbar otra vez en mi cama, pensando en lo que acabo de escuchar, no puedo creer que mi madre esté metida en algo sucio con mi maldito padrastro. Bueno, por ahí dicen una frase que dice que muy pronto van a pagar los errores que han cometido.
Es mejor que no piense en eso y que duerma un poco más, porque todavía siento sueño.
Pasados unos minutos siento que alguien me despierta al abrir los ojos y enseguida veo el rostro de mi padrastro. Él me pregunta con tono de enfado dónde estaba, pero sin entrar en muchos detalles simplemente le digo que estaba en casa de una amiga que él no conoce. Con esa mentira, seguramente no me preguntará nada más.
Cambiando de tema, me comunica que esta noche vendrán unos amigos suyos. Con tono de advertencia, me dice que no procure salir de mi habitación en toda la noche.
—Has entendido, si veo que saliste de esta maldita habitación, no te salvará de un duro castigo — Asiento con la cabeza.
Después de haberme dicho eso, se marcha de mi habitación rápidamente y cierra la puerta con llave. Menos mal que tengo comida guardada en un sitio que mi madre y mi padrastro no conocen.
Por la noche veo a través de la ventana a unos hombres entrando en mi casa. En ese momento recibo un mensaje de Massimo preguntándome cómo estoy y si necesito algo. Rápidamente le contesto:
✓Massimo, estoy bien. No necesito nada y muchas gracias por preocuparte por mí.
Él me responde rápidamente:
✓Me alegra que estés mejor. Claro que me preocupo por ti. Eres como mi hermana pequeña, mi deber es protegerte. Y no estoy tranquilo sabiendo que estás en tu casa.
Leo lo que me dice, y es mejor que le cuente que han venido unas personas desconocidas a mi casa. Enseguida comienzo a contarle y, por lo tanto, me responde que esté en mi habitación. Si veo algo sospechoso, me escape yendo a su mansión. Le digo de acuerdo.
Seguimos hablando un rato más y de pronto escucho un ruido fuerte. Acto seguido oigo algo que me asusta: mi maldito padrastro me ha vendido a unos amigos suyos. Me olvidé completamente de que estaba chateando con Massimo, pero él me pregunta si ha pasado algo. Sin pensarlo dos veces, le digo que acabo de escuchar eso
De repente, me dice que tengo que escapar, pero en ese preciso instante oigo unos pasos acercándose a mi habitación. Mi padrastro me dice que abra la puerta con un evidente temor, así que obedezco y al hacerlo me encuentro con mi padrastro con una sonrisa maliciosa, lo cual desganada sin pudor alguno que me ha vendido. A continuación, tengo que irme con él sin objeciones. Muy claro en sus intenciones, me agarra fuertemente del brazo, advirtiéndome lo que debo hacer. Simplemente asiento con la cabeza para mostrarle que entiendo perfectamente.
Tras decirme eso, disimuladamente escondo mi móvil debajo de la ropa para que no lo vea. Acto seguido, mi padrastro me jala con fuerza y me saca de mi habitación hasta el salón, donde veo a unos hombres. Sin embargo, cuando mi madre me ve, se queda callada mientras mi padrastro le dice a un hombre que ya puede llevarme. Por supuesto, me echo a llorar viendo a mi madre, esperando que pueda ayudarme, pero ella no se mueve.
Ese hombre me agarra
fuerte por mí brazo. De malos modos me sube al auto donde me pone el cinturón de seguridad dándome un bofetón para que guarde silencio.
En todo el camino no he podido ni llorar. Me limito hacer lo que ese hombre me dice siendo obediente y sin hacer preguntas
Hasta que llegamos a un lugar que parece un prostíbulo .
Pasamos dentro, sigo quieta siendo rodeada por cuatros mujeres mayores que
Ellas tan solo se limitan a observarme entre risas, algunas incluso ponen cara de lástima, yo trato de alzar la cabeza pero no puedo, tan solo me quedo quieta dejándome humillar por personas que no conozco.
Mientras observo a lo lejos como el hombre que me trajo está hablando con otro hombre al parecer es el dueño de prostíbulo , yo sigo paralizada sin saber que está sucediendo exactamente.
Junto con otras mujeres algo más amables paso hacía un local donde hay demasiados hombres y ellas visten con poca ropa. Una de las mujeres, me agarra por mis mofletes estrujando me la boca diciéndome en forma de amenaza que debo de ser obediente con los clientes. Dándome un último repaso me lleva hasta otro grupo de chicas donde sentadas en círculo junto con varios hombres hacen todo lo que esos tipos le dicen con gusto.
Yo me quedo quieta dejándome tocar por un hombre con aliento alcohol, haciendo que me dé hasta asco .
Me siento humillada por la situación hasta me preparo mentalmente atacada por el miedo.
Por un instante creo que voy a desvanecer .
Pero mi mala suerte se pone en mi contra porque me lleva hasta la habitación donde veo a un viejo
con un puro en su boca. Al verme, me da esas sonrisas que me hacen querer vomitar.