Anecdotario

El día que pensamos que nos querían secuestrar

Esta historia nos pasó a mi prima a la que llamaremos Nikol, por los viejos tiempos en los que jugábamos, ella se llamaba así y yo Laura, nos pasó junto a nuestro primito al que llamaremos Javi.

Esta historia nos sucedió teniendo alrededor de 12 años Nikol y yo, mientras que nuestro primo tendría unos 4 años, nuestra abuela nos mandó a la tienda a comprar unas cosas y Javi quiso ir con nosotras, y como primas consentidoras que somos lo llevamos.

Fuera de la tienda vi pasar la camioneta azul, y ví que luego se quedaba estacionada en la casa de unos vecinos, se me hizo raro y le comenté a mi prima, a lo que decidimos cruzarnos la calle hacia el otro lado para seguir el camino a casa, ya cerca de llegar hay unos árboles con formas curiosas en la calle, que tienen algunos agujeros en el centro y por los que a mi primo le gustaba saltar con ayuda de mi prima.

Mientras ellos iban jugando por los árboles yo comencé a ver que la camioneta avanzaba hacia donde nosotros estábamos, por lo que se lo dije a Nikol y ambas decidimos que lo mas sensato era que ella corriera con Javi en brazos, esto fue un poco tardado porque el quería seguir jugando en los árboles.

Una vez listas para esto salimos corriendo y nos regresamos a la calle del otro lado que es donde esta la casa. Una vez que llegamos a la azotea de la casa vimos que la camioneta se seguía acercando, yo ya estaba empezando a ver feo a los conductores aún cuando no los había visto, cuando Javi dijo: Hola papá.

En ese momento yo me saqué de onda y me asomé al interior de la camioneta, donde ¡Oh sorpresa! estaban mi tío y un conocido suyo, en ese momento yo tan solo fingí una sonrisa dije Hola y baje con Nikol que ya estaba en la cocina, le dije que era mi tío el que estaba en la camioneta y luego el entró por la cocina, eso nos tranquilizó demasiado.

Por fortuna, todo esto quedó en una anécdota, pero por desgracia el país en el que vivimos hay mucha inseguridad así que tengan cuidado y siempre recuerden que gritar y pegar puede salvar su vida, no se confíen de más por conocer la calle o a las personas que la habitan.




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