Añeja Fantasía: Evocación del orbe

Capítulo 5. Fuerzas influyentes

Edelina estaba recostada en una de las camillas, habían pasado alrededor de tres semanas que no sabía nada de la existencia fuera del hospital, su habitación lo era todo, esa su casa, su escuela, su trabajo, su mundo. Incluso Nicole la habia visitado varias veces allí como si nada, ignorando completamente su imagen de zombie esquelético.

Esa tarde, caminando por las escaleras y sin siquiera prisa Nicole subía en dirección a su habitación, el mismo camino que siempre tomaba, había sido un día largo, en la escuela todo parecía cambiar, incluso asemejaba todos a que habían olvidado a Edelina, su nombre no había sido mencionado un par de semanas después de que se fue y ahora que se aproximaba el tercer mes era casi una ilusión lo que fue su presencia en aquella escuela. 
Se dirigió entre los pasillos y veía como enfermeras y doctores se movían para todos lados y para ninguno, atrayendo no solo su mirada, sino también la de los demás visitantes los cuales, incluyéndose, no esperaban una mala noticia del paciente que venían a ver.

Y entre esos instantes, una pequeña niña camino frente a ella, mirándola con sus grandes ojos verdes, no venia acompañada por un adulto y sin embargo a la edad de quizá ocho años cambiaba en un área de personas enfermas si siquiera un cubre bocas. Esta compartió un pensamiento interno con ella diciéndole "cuidado" y separando sus ojos posteriormente, se alejo por un lado de Nicole, ignorando lo que había pasado y dejando una sensación de vacío en el pecho de semejante.

Finalmente se adentró en las puertas que le guiarían a con Edelina y con una gran sonrisa entro a su habitación, esperando la mas grade respuesta de su parte sin embargo... 
- ¡Largo!- grito ella, aun sin siquiera molestarse en saber que se encontraba tras la puerta. Y aunque aquella advertencia no le había detenido, la mirada que ella le lanzo parecía querer arrancarle el corazón. Aun así, la reacción de Nicole no fue mas que otra gran sonrisa, una sincera que irradiaba la felicidad que sentía en verle. - No quiero que me veas así...- dijo en voz baja acostándose en su cama y girándose hacia la ventana. 
- ¿Así como? - dijo con tranquilidad- yo solo vine a ver a mi mejor amiga, la chica que siempre a sido mi hermana. 
-Quizá sea venenosa- respondió Edelina avergonzada evitando el rostro de su amiga. Los últimos días, para ella personalmente habían sido un martirio, cada vez parecía haber menos cosas que hacer, su padre parecía querer tomar el poder de todo lo que había que hacer apareciendo de la nada y tratando de asemejarse a un "buen padre" cuando lo único que hacia era deshacer la esperanza de Krista y no solo eso sino que las ilusiones y dolores de su cuerpo habían regresado, después de que se habían extinto desde que entro al hospital, se sentía una rata de laboratorio pues como el tiempo transcurría, también los exámenes, platicas, medicamentos y quejas, pero menos soluciones. Era una pena no haber muerto aun.

Nicole camino hasta el lado de Edelina y se sentó en la cama evitando un movimiento brusco. Sus cabellos se expandían rebeldes por toda la almohada blanca, y comenzó a juguetear con uno de sus mechones como si se tratara de un coqueteo, sonrió y se acerco a su oído con cariño susurrando - Los piojos no se caen con aceite. 
Ella le miro, aquella frase era tan ridícula, que pensaba que lograría con aquello, pero a pesar de sus dudas involuntariamente soltó una risita, que le siguió de una carcajada burlándose de aquellas palabras - ¿Sabes que me hacen cuidar mas mi higiene aquí que en cualquier otro lado? 
- Si- sus ojos reflejaban angustia, y aunque trataba de que aquella imagen fuera nula era fácil de interpretar, y mas aun para una chica que se la habia pasado viendo eso ojos tanto tiempo. 
- No quiero tu lastima, no intentes ser modesta ni tratarme como si fuese a romperme- se quejo Edelina con tristeza y furia interna -Quiero que fijas que nada ha pasado, que este no es mi cuerpo y que yo sigo siendo yo. 
Nicole afirmo con la cabeza y le abrazo, aquel lugar era horrible, aquello habia sido impensable y sin embargo habia sucedido. No tenia la intención de ver morir a su amiga, no pronto. 
- Conocí a un chico - dijo ella con naturalidad 
- ¿Disculpa? 
- Mejor dicho, al chico, resulta que termine cruzando caminos con el cerebrito de la fiesta- Edelia sonrió, ella era la única persona con la que aparentaba que nada cambiaba, casi como si cargara con ella todos los días para que se sintiera acompañada. 
- ¿Cuál es su nombre? 
- Roland 
- Que elegante- golpeo su hombro y la miro con picardía- ¿Como se encontraron?

Aquel encuentro en realidad habia sido sumamente inoportuno, Nicole se dirigía a la escuela cuando por sorpresa el aparecí cruzando la calle frente a ella, le miro y sus ojos lucían como los de un loco, parecía que no habia dormido e días, ella en su intento por bromear consiguió no mas que el mismo saludo insultante que su amiga. "Largo" mas aun en su poca insistencia este le alcanzo hasta llegar a su lugar, pidiendo perdón con la misma expresión extraña en su rostro, rogando una mirada, una señal, una palabra, pero Nicole le ignoro.




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