Añeja Fantasía: Evocación del orbe

Capítulo 9. Soñando con el futuro

El reinicio de una vida, es sumamente complicado e incluso interesante, porque el complejo de los recuerdos que afectan en forma de trauma la continuidad del tiempo. Sin embargo si a una persona le fuese arrancado cada instante de dolor, su reacción así como su actuar sería la de un animal inconsciente, sin entender absolutamente nada de todo lo que había aprendido y actuando como un cándido ignorante. Sin embargo, conociendo ambos aspectos y comprendiendo la dificultad del hecho, es posible hacer lo que ha Edelina le fue consentido: “La ilusión” 
Un sueño largo y confuso que no daba más que las respuestas que esperaban.

El lugar al que ella fue llevada era sumamente hermoso, era el cielo de los muertos, pero para los vivos, no era más que el paraíso de la eternidad. 
Los paisajes en el que este se acompañaba era mágico, futurista. Lleno de criaturas inverosímiles y obras deslumbrantes. 
Edelina despertó estupefacta, incluso olvidando su original vida. Se negó a los pensamientos de su ciudad y su familia, dedicándose ahora a solo presenciar y admirar a los campos Elíseos.

Aún así la duda de su residencia no tardó en presentarse en su mente. ¿Dónde se encontraba? ¿Cómo podría conocer un transcurso que se llevó inconsciente? 
Su acción se impacientó sin poder si quiera asimilar su rostro con su nombre, aquel espacio era totalmente nuevo, prohibido para sus pensamientos y lo único que provocó fue el implante de la locura en su ser. 
Su cuerpo se cerró a una postura acéfala, negándose toda coacción con ese mundo. Negando los sentidos y los pensamientos y finalmente ignorando cada aspecto que creía ver. Había transformado por unos instantes ese hermoso paisaje en el infierno de su psique.

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Cuando Edelina pudo ver nuevamente su actitud había cambiado, su rostro se relajo creyendo estar aún dormida, se tocó los brazos que ya no se encontraban más faltos de carne, se miró las manos que habían dejado de sudar y finalmente sus piernas, ya no tenían más moretones, casi arrastrándose, a gatas se acercó a un gran lago que estaba frente a ella y miró su reflejo, y fascinada con aquella imagen se tocó las mejillas con las yemas de los dedos, sintiendo como había regresado a la misma forma en que antes se había encontrado, su cabello no se veía más seco e incluso había recuperado su color oscuro.

Entonces, reaccionando a que se encontraba en aquel lugar, recorrió su mirada al frente y observo detalladamente el espectacular paisaje. 
Al fondo parecía llover, formando una gran capa de agua que aturdía la imagen del otro lado, lo cual recorría un gran océano azul hasta llegar a sus pies y tocando la superficie esta se especializa con la velocidad de un manantial, reluciendo por los colores que el cielo explotaba en su reflejo.

Le rodeaban grandes áreas verdes pero lo que había detrás de ella era algo muy diferente. Era un sueño pintado en sus ojos, una creación establecida en una enorme institución la cual relucía su brillante color blanco que se expandía por todo el lugar. Cosa que no dejo de mirar hasta que un sonido le llamo, el gran salpiqueo del agua que acompañaba el cuerpo que había entrado. Y como si aquel movimiento se guiará con el aire, unas pequeñas mariposas color oro sobrevolaron sobre la corriente, atacando con su brillo su mirada, hasta que finalmente la distancia se había cortado y se encontraba aquel ser frente a ella, se detuvo todo en silencio llamando aún más la atención de Edelina, la mariposa se posó en su palma y envolviéndose en sus alas se transformó en lo que realmente era, una pequeña hada, una niña con ojos azules grandes y relucientes, color que manejaba igualmente las alas del pequeño ser fantástico, ella posó su diminuto brazo en uno de sus dedos, tomándolo sin temor, casi inspeccionandolo cuando ella podría ser aplastada con tan solo un esfuerzo.

Edelina sentía como su pecho latía cada vez más rápido, sentía que en cualquier momento algo pasaría y sin embargo nada de aquello parecía menos inofensivo que ella. 
La segunda de las tres hadas se pozo en su hombro, presumiendo sus rosadas mejillas y sublimes alas. Hasta que la tercera suspendida en el aire se alejó unos centímetros más y bajo con lentitud al mismo tiempo que el agua parecía levantarse, y así el rostro de una joven particular salio del agua, mostrando su rostro blanquisco que aún se encontraba ajeno a la luz que afuera había y luego al abrir sus ojos, estos parecían haber soltado una chispa, aquello era extraordinario, su piel en el cuello y hombros se cubría con descuidadas branquias que escamosas como las algas formadas en caracolas, invadía hasta las orillas del rostro de la chica, sus orejas eran largas y anchas como la cola de un pequeño pez y sus ojos, asemejaban a una computadora con esa cantidad de colores tan bruzanente colocados incluso a una cámara que buscaba enfocar y desenfocar la imagen que veían.

Ambas intercambiaron miradas y en un momento dado esta comenzó a salir del agua mostrando su esbelto pero bien formado cuerpo, sus pechos igualmente se vieron a a la interperie y a partir de su ombligo una serie de escamas brillantes comenzó a darse lugar por todo el miembro, su cola bajo el agua era difícil de ver a pesar de la transparencia de la misma. La tercer hada se pozo en su hombro y sus alas oscuras y negras se abrieron al lado de su escasa cabellera. Esto era completamente imposible.




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