Eric parecía igual que siempre, aunque menos cariñoso que de costumbre, y Paulo en cambio era un amor de chico, quizás algo tímido, pero muy simpático, no os voy a mentir era bastante mono.
Y no se como empezó el tema de las relaciones de pareja.
-Si, mi ex me puso los cuernos, la perdone y al final me dejó ella, porque se enamoro de el chaval, no tenía nada que hacer. Dijo Eric.
No sabia que le había pasado eso, de hecho pensé que el la dejo porque yo le gustaba la verdad, no es por ser egocéntrica, pero era lo que parecía.
-Pues yo siempre he tenido unas relaciones bastantes complicadas, no novias, ni siquiera los llamados rollos, otro tipo de relaciones, y es que las mujeres sois tan enrevesadas. Dijo Paulo poniendo una cara muy graciosa.
En ese momento Paulo me pareció tan sumamente adorable, nunca he sido muy enamoradiza, pero no sabia que me pasaba últimamente, quizás estaba falta de cariño, quien sabe.
Después de una tarde bastante agradable, a pesar de que la había vaticinado horrible y desastrosa por encontrarme con Eric, el parecía lo más normal del mundo, no había un cambio extraño en él, quizás solo necesitaba tiempo solo, sin mi, quiero decir.
Pero aun así esa espinita clavada.
Al irnos Eric iba en dirección contraria, y Paulo iba en mi misma dirección, fue como una sensación de mariposas y nerviosismo que casi no podía hablar con él, dios mio, que me pasaba, quería disfrutar de esas sensación pero estaba él allí a mi lado sonriéndome y contándome algo de sus estudios, yo solo podía mirar su sonrisa, sus ojos, todo el me hacia sentir tan bien y segura, y eso que no lo conocía así, será eso a lo que llaman flechazo, o no se, simplemente fuera el enfocar mi tristeza por Eric en él, es verdad que no quedaba con nadie, y era la primera vez en meses que salí a la calle para quedar con alguien.
Paulo se bajo en mi parada que era antes que la suya, para despedirse de mi, que clase de chico hace esas cosas, porque no un simple hasta luego y dos besos en el tren, mi nerviosismo me hacía solo decir tonterías y hasta meterme con él, aunque él se lo tomaba a broma, y yo no lo decía para ofender.
Me dio dos besos y le dije que me tendría que enseñar sus relatos, ya que en algún momento comentó que escribía, y me dijo que se lo recordará la próxima vez que nos viéramos para traerlos, y le dije que no tenía su móvil ni nada, y me miró con esa dulce sonrisa y me dijo;
-Si te interesa, encontrarás la manera. Me guiño un ojo, cogió su tren y se marchó.
Y allí me quede, con ese sentimiento de anestesia.
No sabía más que su nombre. Que pretendía con eso, que quedase con él a través de Eric, llamarle solo para interesarme en que quede con él para vernos, no entendía nada.
Y pase los días posteriores interesándose por los métodos de escritura y escritores y en definitiva, lo que a él le gustaba, para poder hablar con él de ello, pareció que le sorprendió que comenté algo del último premio de las letras, y viendo su reacción de ilusión decidí aprender más sobre el tema.
No sabia cuando íbamos a quedar ni siquiera si le iba a volver a ver, pero esta ilusión me inundaba por momentos, cuando me olvidaba ese sentimiento de anestesia me animaba a seguir adelante, me hacía los días lluviosos soleados y los días grises más claros que nunca, era un sentimiento tan agradable que me gustaría haberlo compartido con todo el mundo de mi alrededor.
Mi índice de felicidad pasó de un día para otro de cero a mil millones, mi ilusión por todo, mi aspecto, mis ganas, todo era mejor, ese sentimiento me hacia ser una Mary mejorada, una Mary dos punto cero.
Y era verdad, todo me iba mejor, pero había momentos de bajón, de cómo demonios iba a encontrarle, a verle, podían pasar meses, necesitaba más de este sentimiento de anestesia.