Anestesia

Capitulo 5- Las Estrellas

Cuando iba en el coche al principio no sabia ni donde mirar, me estaba poniendo super nerviosa y además él no hablaba nada, solo me miraba un segundo sonreía y conducía.

Ya estaba otra vez en un coche de un casi desconocido, no, peor, de el mismo desconocido, y si me hacía cualquier cosa, Mary, debes mirar mejor por donde andas.

 

Además no sabía ni dónde narices me dirija, y sin maquillar con unas sandalias con las que me dolieran los pies si llevaba mucho tiempo de pie y un vestido de verano azul, un estúpido vestido azul  de verano de estos que se agarran debajo del pecho que parecen de embarazas, me hace parecer gorda.

 

-A donde vamos.- Dije, pero justo en ese momento nos detuvimos en una explanada de tierra, había tardado una hora y media en llegar allí y perdida en mis pensamientos ni me habia dado cuenta.

-Sal del coche.- Me dijo sacando algo del maletero.

 

Era el momento me daría un golpe y me mataría o me violaria. Sacó del maletero una especie de futon y lo extendió en el suelo y se sentó.

-Siéntate.- Dijo.

 

-Sabes, estabas muy mona con la toalla, podías haber salido así.- Mientras segui haciendome gestos de que me sentara.

Finalmente me senté.

 

-Te vas a reir, pero...- Dije sonriendo y medio entre risas.-Pensaba que me ibas a violar o algo.-

 

Acercó su cara a la mía, casi podía notar como respiraba.

-¿Y quien ha dicho que no lo fuera a hacer?- Dijo acercando su mano a la mía.

 

En ese momento me puse super tensa y notaba como todo mi cuerpo de acalorada, tenía entre miedo y curiosidad, al fin y al cabo Daniel era bastante guapo.

 

Todo lo de mi alrededor dejó de importarme, me sentía como si estuviera en un lugar cálido y agradable, casi había cerrado los ojos para besarlo cuando se echó a reír.

 

-Era broma mujer, ¡Como te iba a violar!...- Dijo entre risas.

No sabia como tomarme ese comentario, en un milisegundo se me paso por la cabeza de todo, no le gusto, es el vestido, el maquillaje, algo he hecho mal, debo confiar en el.

 

-...Te he traído aquí para que vieras las estrellas, solo hemos ido un poco al norte, en el barrio donde vivimos no se ven, y que seguro que en Alicante se veían y las echarías de menos.-

-Pero aún es de día.- Dije, decir algo tan obvio no iba conmigo pero en ese momento lo tuve que soltar.

-No te preocupes, tenemos un futon para sentarnos y tumbarnos, bebida y unos sandwiches en el maletero del coche y algunos arbustos por si necesitas hacer pis.- Dijo mientras señalaba desde el futon.

-Lo del pis sobraba.-Solté, sonó un poco borde, bueno lo pense despues de decirlo.

-Es algo natural mujer, no te enfades.- Dijo acariciándome un poco el pelo y con esa sonrisa que nunca se quitaba de la boca.

 

Me tumbe boca arriba en el futon y Daniel se quedó sentado, le pregunte que porque habia venido antes a mi casa y no había esperado en el parque he ir desde allí, me dijo que desde que le llame lo estaba preparando todo y que en cuanto lo tuvo fue a buscarme a mi casa ya que sabia donde vivia, lo que no esperaba era encontrarme en toalla, tambien me pidio perdon por entrar en mi baño sin mi permiso. Pasamos horas hablando comiendo sandwiches y bebiendo sangría, que era lo que había traído y a mi no me disgustaba.

Anocheció.

Las estrellas empezaban a verse poco a poco era precioso, si es verdad que en Alicante se veían, pero no recordaba verlas tan nítidas nunca, quizás fuera la sangría pero me pareció estar en el lugar más maravilloso del mundo.

 

Daniel estaba tumbado a mi lado mirando las estrellas, se giró, mirándome con su inseparable sonrisa;

- ¿Te gusta verdad? Te brillan los ojos.- Dijo poniendo la mano en mi pierna.

-Me encanta.- Le conteste.

Notaba como su mano rozaba lentamente con la yema de sus dedos mi pierna, desde la rodilla hasta el muslo.

 

Trague saliva y cuando vi como se acercaban sus labios a los míos me asaltaron mis pensamientos; es tu jefe, que haces loca, no quieres se la enchufada trepa que encima se a acostado con el jefe, me contrato solo porque le gustaba, como me estoy agobiando en este momento, deseo salir de aqui ahora mismo.

 

Justo cuando sus labios rozaban los míos me incorpore y me estire.

-Ya es hora de irnos, ¿no?.- Solte.

 

Desapareció brevemente su sonrisa  pero solo un instante, se levantó y recogió el futon que era lo único que le quedaba por recoger.

-¿Estas bien para conducir?.- Dije.

-Si, si, no te preocupes, monta.- Me dijo, le veía algo extraño, quizás se había ofendido.


En esos momentos es cuando te dices a ti misma que no tienes que ofender a un tío que ha bebido y que tiene el único medio de transporte que te puede sacara de este lugar inhóspito donde te ha traído.

 



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En el texto hay: drogas, amor, periodismo

Editado: 31.10.2019

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