No puse buena cara, qué clase de comentario era ese, al final seguro que este era el más capullo de toda la oficina.
-No creo que quiera saberlo.- Dije con un tono seco, que se notara bien que no me gustaban ese tipo de cosas.
-Pues te lo voy a contar de todas maneras.- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja, ¿acaso le hacía gracia que hablaran mal de mi?- Se dice que el Jefe jefazo puso verde a Daniel, y que fue por ti, por eso de ser la enchufada ya sabes.-
-Ya, bueno, no parece que se lleven bien.- Dije mirando mi helado, estaba aún demasiado frío para siquiera dar una cucharada.
-Es normal, Daniel siempre se ha estado aprovechando de él, como no es su padre tampoco le sabe poner en su sitio, en la oficina hay un montón de historias raras sobre él, pero bueno, no creo que la mitad sean verdad, pero gran parte de los bajos puestos que han pasado por la oficina los engancho el, o eso dicen, todo personal femenino, normalmente bien dotado.- Paro para dar una palada a su helado.- Pero bueno, no duraban mucho, solían ser rolletes que se quedaban un mes o así, o eso dicen, que yo no digo nada...-
Ya, no dices nada. Pense.
-No se, a mi me parece un chico majo.- Acababa de empezar a salir con Daniel y esto me hacía sentir incómoda, insegura, muy insegura.
-Si, bueno... no se, yo he hablado poco con el y la verdad, si te soy sincero, me parece un capullo.- Dijo Paul prestándole más atención a su helado que a la conversación.
Habló de putas la tacones, pensé.
-Bueno, Paul, ¿y tu como entraste a este curro?- Intente cambiar de tema, ¿Qué pasa que en ese edificio sólo se hablaba de Daniel? Que trabajen y se calle, de una vez.
-Pues, sencillo, era estudiante de fotografía, y despues de algun curro temporal en alguna que otra web, acabe aquí, nada extraordinario la verdad, no es que me interese el mundo literario, pero no es un mal sueldo, viajo y conozco gente, ¿Que más puedo pedir?.- Dijo casi terminándose su helado.
-No se, ¿que te gustase lo que fotografías?- Por ejemplo.
-Si quieres te puedo fotografiar a ti.- Terminó la frase sacando una sonrisa picarona.
-Hemm..- Me puse roja, no me lo esperaba, era un halago, no lo sabía.- No , mejor que no.-
Y según termine la última sílaba, me cegó un flashazo en la cara.
-Tarde.- Y se echó a reír.
Eso fue lo más significativo que pasó aquel día, por la tarde fuimos a la presentación de una nueva editorial, hablaban de su creación de los que trabajaban allí qué tipo de obras iban a publicar próximamente, y que una de ellas era el libro que se presentaba el tercer día.
El segundo día lo teníamos completo de ocho y media a ocho de la noche, nos pasamos allí yo escribiendo lo que comentaban en las conferencias y Paul fotografiando, al parecer según me comentó Paul esto iba a salir en un suplemento el mes que viene, habían pasado ya cuatro conferencias, todas duraban una hora excepto la última, ahora había un descanso de una hora y luego hasta las ocho.
Fue un día aburridisimo, quiero decir, la literatura es interesante, las conferencias fueron variadas, desde cosas del panorama editorial a las nuevas tecnologías aplicadas a la publicación y algunas sobre investigación sobre historia de alguna de las publicaciones de la editorial. Al parecer esta editorial se había dejado una pasta en este evento y iba a ser la repera o eso querían parecer.
Me evite quedar con Paul por la noche escudándome en el cansancio, el se quedo con la gente que salía luego a tomar algo de por allí.
El último día eran solo dos horas, solo de diez y media a doce y medía, era la presentación de un libro, uno muy sencillo y que parecía que iba a tener poca repercusión, se llamaba “Midnight moon” comentaron que ya estaban planeando la segunda parte y bueno, cosas de libros.
Después de guardar mi cuaderno tocaba el cóctel, nos prepararon unos canapés, con los que salías comido, desde luego, y la gente solo charlaba de literatura, de premios literarios y de libros. Yo me uni a varias conversaciones a lo largo del coctel, sobretodo en las que estaba Paul, fundamentalmente para que no metiera la pata, y porque soy demasiado tímida para hablar con tanta gente que no conozco a la vez.
Cuando ya terminamos el cóctel todo el mundo andaba despidiéndose, nos agradecieron a todos el asistir, supongo que lo típico por esos lugares, pero paso algo justo antes de irnos.
La directora de la editorial nos decía que esperaba nuestro artículo y esas cosas cuando vi a un chico pasar por detrás dirigiéndose a la puerta con más gente, me resultaba familiar, y de pronto me dio un vuelco el corazón, era Paulo, con el pelo más largo, pero Paulo.
Me puse muy nerviosa, y si me acercaba a hablar con él, podía pillarlo antes de que saliera por la puerta.