Anestesia

Capitulo 18- Un triste descubrimiento

Quería ir a verlo pero Daniel no lo permitiría, ya habían pasado unas semanas, ya habían pasado los reyes y no sabía nada de él. En las noticias no dijeron nada más, quedo como una anécdota, en la redacción el jefe nos dijo que Paulo mandaba un par de columnas al día y que tenían para aguantar unas semanas mientras el se recuperaba.

Nadie decía que le había pasado, y las vacaciones no me daban tiempo para investigar ya que Daniel estaba siempre ahí, me invitaba a comer, dábamos largos paseos por el centro, y aunque tenía que leer para reseñar casi no lo hacía.

Por fin conseguí un día quedarme en casa para reseñar un libro estaba escribiendo en el ordenador la reseña de “Midnight Moon de Laura Sánchez”, pero allí estaba, “Las sombras del demonio” en mi mesilla, pare de recitar las desventuras de la pobre Sae, y cogí el libro de Paulo. Entristecí.

¿Por que estaba en el hospital? Me senté en la cama observando el libro. ¿Quizás Paulo tuviera sombras? ¿Sombras que le pesan?

Me quede pensativa y me vino a la cabeza el nombre de su agente, Gabriel, y el de su editorial, lo busque por internet y allí estaba teléfono de contacto y correo electrónico, cerca de una foto del propio Gabriel trajeado, siempre le había visto vestido “normal”.  Mande un email;

“De; M.Blstn@xxx.es

Asunto: Disculpa, quería saber...

Para; GabrielAgente@xxx.es

Disculpa, quería saber que le a pasado a Paulo, hace semanas que no se de el, me he enterado que esta en el hospital ¿Esta bien? Un saludo.

Mary B.”

Me quede refrescando la pagina del correo durante varios minutos, al ver que no respondía continué con mi reseña, y al rato me apareció una notificación de que tenia un nuevo correo.

“De; GabrielAgente@xxx.es

Asunto: RE:Disculpa, quería saber...

Para; M.Blstn@xxx.es

Buenas Mary, se alegrará de saber que has preguntado, esta estable pasamos unos momentos algo duros, Paulo estaba tomando un medicamento por unos problemas personales, y a tenido un efecto secundario, pronto estará ya en casa, si quieres venir a verlo esta ingresado en Fundación en la tercera planta en la habitación número 1198.

Agente E. Gabriel”

Sin pensarlo cogí mis cosas, pare un taxi y me fui al hospital.

Subí a la habitación y entré, no había nadie, Paulo estaba solo.

-¡Mary! Acaba de irse mi agente a hacer unas gestiones.

-¿Y tu familia?¿Por que no están aquí?- Le dije mientras me acercaba a la cama.

-Les llame y les prohibí que vinieran que estaba bien, no quiero que se gasten dinero en venir a Madrid para una tontería, además les dije que en el hospital no les dejarían entrar y que iría en cuanto saliera de aquí para verlos.- Me dijo.

-¿Que te a pasado?- Pregunte. Tenía una vía puesta, pero parecía estar muy bien.

-Pues... he tenido algunos problemas personales.- Contesto.

-¿Que problemas?¿Te han pegado o algo?- Fue la única estúpida pregunta que se me ocurrió.

Paulo se echó a reír.

-No tonta, ¿porque me iban a pegar?- Dijo, y tras terminar la frase se hundió. - Me he intentado suicidar.-

Todo se quedó en silencio. Incluso se dejó de oír las pisadas por el pasillo.

Yo me puse nerviosa, tenía ganas de echarme a llorar.

-¿Pero.. porque?- Pregunte.

-Fueron efectos secundarios de una medicación, tengo TOC puro...-Dijo - Es una enfermedad, es como ser un obsesivo compulsivo, pero son solo pensamientos, nada grave, casi todo el mundo tiene un cierto grado, sabes.- Me dijo dedicándome una leve sonrisa.

Estaba ahí tumbado, mirando, tenía ojeras, con razón escribía y escribía, para olvidar aquellos pensamientos. Por eso en el periódico tenían columnas de Paulo de sobra para aguantar mientras estuviera hospitalizado.

Estiro los brazos y me abrazo. Me dejé abrazar e incluso me incline hacia la cama para poder abrazarlo yo.

Sentía que me necesitaba, el sabia que me gustaba y no creo ni que recordara lo de la fiesta de navidad, simplemente estaba mal, quizás escribir fuera la única manera que tenía de evadirse, quizás su vida no era tan “guay” como parecía desde fuera con sus entrevistas y su nuevo éxito, parecía ajeno a eso, quizás Gabriel no le había dicho nada, pero eso le animará, ¿no?

Deje mi abrigo y mi bolso en el sofá de al lado de la cama, lluvia en la calle, se podía ver a través de la ventana.

-Siéntate aquí.- Me dijo señalando a su lado en la cama. Cosa que hice.

-Siento haberte molestado, ¿seguro que tienes cosas que hacer?- Dijo incorporándose.

Mire mi bolso donde estaba mi teléfono en el sofá pensando en que quizás debería irme a terminar el trabajo, seguro que Daniel me preguntaría qué había hecho hoy. - No.-Conteste.

Sentados uno al lado del otro de lado, me rodeó con los brazos para abrazarme de nuevo.

-Gracias.- Me dijo.

-No hace falta que me des las gracias por venir.- Le dije sonriendole, me miraba con los ojos entristecidos.



#35631 en Novela romántica
#5842 en Chick lit

En el texto hay: drogas, amor, periodismo

Editado: 31.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.