Bajo la lluvia, a las nueve de la noche, por un camino concurrido, iba caminando una hermosa chica rápidamente para escapar de la lluvia, caminaba con la cabeza agachada y con las manos dentro del abrigo, la bufanda la protegía del insoportable frío que suele hacer en Bogotá, sus pantalones eran anchos y sus botas estaban completamente empapadas, su bolso y sus libros se mojaban de igual manera arruinando todos sus trabajos.
Si cualquier persona la hubiese visto, no hubiese podido adivinar que estaba llorando, realmente no hubiese comprendido que sus lágrimas la mojaban más que la propia lluvia. Lloraba de impotencia, de rabia, de tristeza, mientras lloraba pensaba, ¿qué sería de su vida? ¿Qué haría? No tenía un plan B, nunca lo tuvo.
Aunque sus circunstancias no le permitían pensar muy bien, debía hacerlo, pues, aunque se quería suicidar no podía, era muy cobarde, o muy valiente para hacerlo, además sabía que sus padres se decepcionarían si lo hacía, sabía que debía ser fuerte, que debía luchar y seguir adelante.
Ahora lo único que podía hacer era cavilar ¿qué haría para no morirse de hambre?
Sabía por experiencia propia que la educación superior en Bogotá es fatal, a pesar de que hay universidades públicas, no siempre son accesibles para todos, llevaba dos semestres en una universidad privada, y debía seguir pagando si deseaba seguir con sus estudios.
Cuando por fin llegó a su casa sacó los libros mojados de su bolso y los puso a secar, se quitó el abrigo y se tomó una ducha cálida que le limpió todos los malos pensamientos que tenía en ese momento
De noche, sentada en lo que a su parecer es una enorme mesa para una sola persona, intentó comer y no pudo, hizo la comida a un lado y observó su casa, era muy linda a pesar de que no tenía mayores lujos, ahí creció, ahí tuvo todos sus recuerdos, se lamentó, supo que pronto esa casa sería embargada, después de eso no le quedaría nada, absolutamente nada.
Su corazón poco a poco se fue llenado de sentimientos de odio, de rencor, de amargura, sabía que se lo habían robado todo, la sociedad, los bancos, la justicia y el Estado le habían arrebatado a su familia; le habían hurtado su felicidad, su comodidad, y pronto le quitarían lo que antes denominada hogar.
En el estudio vio una foto de su familia, aún no podía creer que hace un mes estaba riendo con ellos, recordaba como fue todo, cada segundo, el policía notificándole que un sujeto con alto estado de alicoramiento iba conduciendo en contravía, en contra del auto de sus padres.
Para aquella chica todo es claro, sus padres y sus dos hermanos ya no existían por culpa de un borracho que pudo pagar su libertad.
Su mente divaga y su espíritu sufre:
*¿Dónde están sus padres? Tal vez con Dios… pero… ¿Si Dios existe, por qué la ha dejado desamparada? A ella, una chica que apenas ayer dejó de ser una niña… ¿Cómo Dios permite algo así?
Poco a poco, toda ella se debilitaba, ¿Quién es Dios? ¿Existe acaso? O si existe no está a su favor.
*Ojalá aún fuera una niña- piensa- así sería más fácil todo para mí.
Sin embargo, no lo era, y no podía hacer nada al respecto, pero sí podía madurar, crecer, tal ve mucho más rápido de lo que alguna vez ella había pensado
Así que esa noche lo decidió, sería una verdadera adulta, y bajo ese odio que alimentó por la sociedad, y que cada año sabía crecería, optó por hacerle lo mismo que le hicieron a ella, robaría, robaría sin miedo, así como la robaron a ella, dañaría sin importar el coste, así como la dañaron a ella
Esa noche no se percató de lo irónico que era el momento, su nombre era el antónimo de lo que ella se estaba convirtiendo: Ángel.