Capítulo XIV: Preparativos para el Ataque

—No estoy de humor para tus... chistes de mal gusto, arquera amateur —dijo Sheyla, con tono cortante, ante el comentario de Kaz.

—¡No soy ninguna amateur! —exclamó Kassandra, muy enojada—. Y si así fuera, eso es mejor que ser una vampiresa, como tú.

En ése momento, Esteban apareció, él estaba acabando de pulir uno de sus garrotes de dos divisiones -solía invertir mucho tiempo en hacer eso-, pero alcanzó a advertir el mal ambiente que se respiraba entre las dos chicas, y fue entonces que preguntó, curioso:

—¿Qué hace nuestra flamante clienta por aquí?

—No me ha dicho nada al respecto —le hizo saber la arquera.

—Eso es porque no suelo hablar con subordinados —fue lo que Sheyla alcanzó a responderles a ambos jóvenes—. Quiero hablar con su líder.

—Creo que no has comprendido algo, vampiresa —le dijo Kaz, muy seria—. Éste es un Equipo, por si no te has dado cuenta. Si hablas con uno, hablas con todos.

—De acuerdo —concluyó Sheyla, serena—. Y... ¿Dónde están los otros?

Ninguno de ellos alcanzó a decirle nada, puesto que Gary, quien se encontraba en una de las habitaciones de la residencia, se dió cuenta de la llegada de la vampiresa, por lo que les ordenó, desde allí:

—Muy bien, ¿por qué hacen esperar a nuestra clienta? ¡Háganla pasar!

—Ya oíste, vampiresa —le dijo Esteban, de mala gana—. Pasa adelante.

—Gracias, ¡qué amable de tu parte!—fue lo que ella dijo, con un tono sarcástico, ignorando la forma en que el joven cazador le había hablado antes, para después seguir su camino hacia la habitación y entrar rápidamente.

Justo después de entrar, cerró la puerta de dicha dependencia, haciendo que le chocara en la cara a Esteban y a Kassandra, ya que se trataba de una "pequeña venganza", por como ellos dos la habían tratado cuando llegó allí. La joven cazadora abrió la misma un momento después, para entrar a la reunión que sostendría su líder con ésa vampiresa; sin embargo, cuando ya ellos se disponían a hacerlo, Gary les hizo un ademán con la mano, para que no lo hicieran, cosa que hizo que Kassandra saliera de ése lugar, hecha una furia.

La vampiresa soltó una pequeña sonrisa, ante la reacción de ésa chica, mientras pensaba para sí, al ver que la arquera se marchaba: "Provocarla es más sencillo de lo que creía". Fue entonces que Gary le preguntó, un poco extrañado por su repentina visita:

—¿Qué hace aquí?

—Vine a hablar con ustedes para finiquitar algunos detalles sobre el encargo —explicó ella, muy seria.

—Entonces es mejor que vayas al grano, chica —le comentó Peige, que estaba reunida con Gary en ése lugar—. Necesitamos más información acerca de tu clan, habla.

—Bien —dijo la joven, para luego iniciar su relato—. El clan es liderado por Kratos, mi tío, uno de los más fuertes y poderosos del mismo. Si logran acabar con él, les daré tres cofres de oro, iguales al que dejé aquí en mi última visita, como pago por sus servicios.

—Eso no es nada contundente —refutó Peige, con tono cortante—. Queremos datos " inéditos", por así decirlo, chica.

—Sheyla, ése es mi nombre —recalcó la vampiresa, un poco fastidiada—. Supongo que tendré que ir por mu cuenta, y buscar toda la información que me sea posible sobre el "Ejaur".

—Dinos que es el " Ejnur" entonces —le pidió Gary, movido por la curiosidad, ya que aquello le había resultado interesante.

—Es el lugar en donde se encuentra el Patriarca del clan —fue la respuesta de Sheyla—. Si deciden acabar con el clan de raíz, es mejor que comencemos a buscar algo que nos indique su ubicación.

—¿Entonces tú no la conoces? —preguntó Peige.

—No —dijo ella—, eso sólo lo saben los sabios del clan, no es algo que deba ser gritado a los cuatro vientos.

—Háblanos de la mansión en cuestión —le pidió el hombre, que tenía un semblante más serio de lo que acostumbraba.

—La mansión es un lugar muy grande, en cuanto a espacio se refiere —comentó Sheyla, manteniendo su serenidad al hablar—. Hay varios pasadizos secretos, ya que es un sitio muy antiguo, y espero que puedan usarlos para infiltrarse allí.

En ése momento, se alcanzó a escuchar que alguien estaba llamando a la puerta de dicha dependencia, interrumpiendo así la plática que Sheyla y Gary estaban teniendo. Al final, el cazador -pensando que se trataba de Kaz- fue el que pregubtó:

—¿Qué quieres, Kassandra? Estoy ocupado con algo.muy importante.

—Discúlpame, Gary. Ya los chicos me dijeron que estás ocupado —se escuchó la voz de Ángel, que era quien estaba llamando en realidad —. Pero como ésta mañana me dijiste que querías hablar conmigo, me atreví a interrumpir. De todos modos, me voy, podemos hablar en...

—Pasa Ángel, no te preocupes —le dijo Gary, antes de que se fuera—. Ya casi lo olvidaba.

La puerta se abrió lentamente, dando paso al joven quinceañero, por lo que Sheyla desvió la mirada, casi de inmediato, porque no quería levantar sospechas de que lo conocía o algo parecido. Él, por su parte, estaba muerto de nervios, pues no sabía cuánto iba a tardar ésa reunión entre el líder de su equipo y aquella chica vampiro, la cual se le parecía conocida, razón por la que se sentía tan nervioso cerca de ella.

—En fin, lo mejor es que tratemos éste asunto en otra ocasión, con más calma —concluyó Sheyla, tratando de mantenerse calmada—. Debo marcharme ya, es peligroso que esté fuera por tanto tiempo en las noches. Fue un placer hablar con ustedes hoy.

—Igualmente, Sheyla —se despidió Peige—. No eres como yo creía realmente.

La joven vampiresa se fue de ése lugar, luego de unos instantes, con la intención de regresar a la mansión de su clan, para no levantar sospechas con los demás miembros del mismo. Ángel sintió un deseo repentino de ir detrás de ella, buscarla y esclarecer sus dudas, las mismas dudas que rondaban en su cabeza desde aquel momento en que la enfrentó; pero tuvo que suprimirlo, porque, al irse, ya no tenía excusas para evitar conversar con Gary sobre las taress menores que ellos cumplían para poder sobrevivir -si bien, tenían trabajos por los que recibían muy buena paga, como el de Sheyla, tenían que buscar dinero fácil-, más que todo, para informarle acerca de las tareas menores que habían resultado bien, y las que aún estaban pendientes por cumplirse.