Al llegar el día, se oyó que alguien llamaba a la puerta de la guarida en donde vivían los miembros del Equipo Nova, el lugar en el que ellos convivían, con el único objetivo de poder cazar vampiros durante sus salidas nocturnas, y ganar dinero con eso, para el resto de las personas que los conocían, al igual que para la gente que vivía cerca de ellos, no era así. Para ellos, eran sólo una joven pareja, que vivía alquilada en ésa casa, junto con sus familiares, pues les habían dicho que Kaz y Ángel eran los hermanos menores de Gary y Nick era primo de Peige, mientras que Esteban era un amigo, al que habían recibido allí, para poder repartirse los gastos del alquiler, nada extraordinario. En el transcurso de los días, ellos debían convivir con sus vecinos y conocidos, manteniendo un bajo perfil, para no llamar la atención de nadie en el tiempo que estuvieran viviendo ahí.
La persona que llamaba a la puerta era una jovencita. Su nombre era Allison, tenía diecisiete años de edad, medía 1,73 metros de estatura, de contextura delgada, de busto pequeño, aunque tenía las caderas un poco más pronunciadas, al igual que sus glúteos; tenía el rostro un poco afiliado, de cutis bien cuidada, nariz recta y labios finos, su cabello era rubio claro, aunque se lo teñía de un tono platinado, y sus ojos eran cafés claros. Eso le era más que suficiente para ser la chica más popular de la Preparatoria en donde estudiaba, y también para ser la novia de turno -porque solían mudarse con mucha frecuencia- de Nick. Kaz fue la que le abrió la puerta, y apenas lo hizo, ella le preguntó, muy animada y sonriente:
—¿Nick se encuentra en casa, Kaz?
—Sí, sí está —le respondió la chica—. Lo que pasa es que creo que no se ha levantado aún.
—¡Pero si son las once de la mañana! Debe ser porque se tuvo que trasnochar en su trabajo... ¡Por eso odio que trabaje de noche!
Un momento después, el aludido y Esteban salieron de la habitación en la que dormían, junto a Ángel -que no estaba en casa en ése momento-, debido a que tenían que arreglárselas con las tres habitaciones con las que contaba su guarida temporal. De las tres, ésa era la más espaciosa, puesto que en ella cabían las tres camas de los chicos, junto a un armario grande, en el que los tres guardaban su ropa.Gary y Peige, al ser pareja, dormían en la más pequeña, donde apenas y cabía una cama matrimonial, con sus respectivos muebles, y con respecto a Kassandra, ella ocupaba la tercera habitación, con el mismo caso de su mentor, aunque por ser la única chica del Equipo, no tenía que compartir habitación con nadie más.
Allison, nada más verlo, le preguntó
—¿Acaso olvidaste que hoy es nuestro “día especial”, Nicky?
—Parece que alguien está enojada contigo, “Nicky” —le dijo Esteban, burlón, pues sabía que la chica llamaba así a su compañero cuando estaba molesta con él.
—Voy a terminar de arreglarme, espérame un momento, Ally —le pidió él, muy tranquilo.
—Pero no te tardes mucho, cariño.
Volvió a entrar a su habitación, para cambiarse de ropa y terminar de arreglarse, porque iba a aprovechar ésa tarde para salir con Allison; ya lo había pospuesto en varias ocasiones, pero ése día, Peige le había dado permiso, hasta las seis y media de la tarde -ya que, según su fachada, su jornada comenzaba a las siete de la noche-, porque tenían cosas qué hacer ésa noche, como acostumbraban todas las noches.
Luego de que ellos dos se fueran a su salida romántica, el teléfono de la casa comenzó a sonar con mucha insistencia. El aparato estaba en uno de los mesones de la cocina, por lo que Peige, quien estaba terminando de preparar el almuerzo para todos, y era la que lo tenía más cerca, procedió a contestar:
—Hola, ¿quién habla?
—Soy Sheyla —le hizo saber la joven vampiresa, que en ése momento, usaba un celular para realizar ésa llamada —. Necesito hablar con su líder, es sobre algo muy importante.
—¿Cómo conseguiste éste número?
—Antes de volver a la mansión, busqué el número en un Directorio Telefónico —respondió la chica, para explicarle la razón de ello—. Por un instante, creí que no se trataba de ustedes, menos mal que no es así.
—Pensé que ustedes no se fijaban en cosas como esas.
—Es necesario que lo haga —argumentó ella—. No siempre voy a poder ir hasta allá, pero por ahora... ¿Podría hablar con su líder?
Peige se apresuró a buscar a Gary, para entregarle el teléfono, además de explicarle lo que estaba pasando. Al enterarse de que se trataba de su clienta, se vió prácticamente obligado a levantarse de la mesa -porque estaba a punto de almorzar-, por lo que atendió la llamada, diciéndole lo siguiente:
—Espero que sea algo bueno lo que me tengas que decir , Sheyla. ¿Estás en un buen lugar para hablar conmigo ahora?
—Sí, es un lugar seguro y muy oscuro —le aseguró la joven, con mucha seriedad—. Necesito que nos encontremos ésta noche, debemos hablar acerca de algo muy importante.
—Eso es bueno. ¿Y de qué debemos hablar? ¿De nuestro negocio?
—No —fue la respuesta que le dió Sheyla—. Necesito que hablemos sobre Ángel.
Gary, apenas escuchó el nombre del muchacho, se quedó pasmado, pues, aunque él tenía sospechas de que él en el pasado había estado viviendo en un clan de vampiros, no se llegó a imaginar que, en caso de confirmarlo, ése clan fuese precisamente el mismo al que pertenecía su clienta. Pero no podía dejar pasar la oportunidad, y fue entonces que le preguntó, llevado por la curiosidad:
—¿Y por qué?
—Seguramente te intriga el saber dónde estuvo él, antes de apareciera en la vida de todos los que forman parte de su equipo de cazadores de vampiros —la vampiresa habló, sin darle demasiados rodeos al asunto en cuestión—.Yo sé lo que ustedes quieren saber, y ustedes lo que yo necesito saber... ¿Podemos hacerlo?
—¿Dónde?
—En el Restaurante “Las Delicias”, a las siete —respondió ella, muy decidida.
—Ahí estaré, tenlo por seguro.
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Editado: 04.04.2025