Ángel

Capítulo XX: El Heredero de la Cura

—Hace muchos siglos, existía una familia legendaria, de la cual surgió uno de los bandos de nuestra guerra: los vampiros —relató Milnor a los jóvenes —. El primer representante de ésas criaturas despreciables en el mundo fue Naxtor: él se ocupó de la propagación de su condición a muchas personas, además de llegar a tener cinco hijos, uno de ellos es Nelkor, quien, al ser un adulto, fundó su propio clan en ésta zona, y se convirtió en nuestro acérrimo enemigo, desde hace varios años.

—Eso no me dice nada —dijo Esteban, aburrido —. Yo no quiero conocer el origen de los vampiros, amigo.

—Lo que nadie sabía era que Naxtor tenía un hermano menor, llamado Nathan, quien era prácticamente inmune a su condición —prosiguió el Hombre Lobo,

—¿Cómo es eso? —preguntó Esteban.

—Que descubrieron que la sangre del hermano de Naxtor era capaz de adaptarse a su condición, sin presentar los problemas de la misma —les contó Milnor —. Es decir, que si lo hubiesen convertido, no habría tenido que vivir de forma clandestina, si no que sería un humano, que poseyera habilidades especiales.

—¿Entonces qué? —le preguntó Esteban —. Eso no nos beneficia en nada. Nosotros queremos que mueran, no eso

—Esperen, no he terminado —inquirió él, para luego continuar con su explicación —. Si Naxtor prueba ésa sangre, dejaría de ser un vampiro. Así, toda su descendencia se libraría de dicha condición.

—No podemos llegar a él, ésa opción no nos sirve ahora —razonó la joven, algo desanimada.

—En el caso de que los descendientes y a los convertidos llegaran a estar en contacto con la sangre del hermano de Naxtor, morirían —fue la respuesta del licántropo —. Eso incluye a Nelkor el líder del clan al que pertenecía Sofía.

—¿Y eso nos servirá para acabar con Kratos? —le preguntó Sheyla.

—Desde luego —fue la respuesta de Milnor.

—¿Y de dónde sacamos ésa sangre si Nathan debe estar muerto? —volvió a preguntar la vampiresa.

Milnor, al escuchar ése cuestionamiento, sonrió levemente, eso hizo que el cazador de Hombres Lobo llegara a una conclusión, por lo que se decidió a exponerla al resto, un momento después:

—Nathan tuvo descendencia, ¿no es cierto?

—Sí —fue la respuesta del licántropo —, son buscados por los vampiros desde que tuvieran conocimiento de lo que les cuento ahora, para acabar con ellos y así, evitar que los libraran de su maldición. Casi consiguen cumplir su objetivo, pero no fue así.

—¿Cómo lo sabes? —le preguntó Sheyla, intrigada.

—Porque nosotros somos los protectores de su descendencia —les reveló el hombre, muy seguro.

—Si eso es así... ¿Quién es el último descendiente de Nathan? —le preguntó Esteban, que estaba un poco confundido.

—Lo encontramos gracias a tu madre, Sheyla —les comentó él —. Ella lo descubrió de forma inesperada, por lo que, viendo el peligro que se avecinaba para él, nos buscó, e hicimos un trato con ella y decidió ayudarnos a protegerlo.

Nada más escuchar lo que dijo el hombre, Esteban, muy sorprendido por lo que acababa de saber, le dirigió la mirada al más joven, y preguntó:

—¿Ángel es el último descendiente de Nathan?

—Así es. Lo trajimos aquí con la intención de protegerlo de Kratos —les explicó Milnor —. Desde que nació, hemos velado por su vida.

—¿Entonces ustedes vienen a ser algo así como sus guardaespaldas? —preguntó Esteban, para confirmar si la conclusión a la que había llegado era correcta, al haber escuchado todo aquello.

—En efecto —confirmó Milnor.

—Y fue por el trato que hizo con ustedes que ella no quiso revelar ésa información al clan, lo cual ocasionó que la asesinaran.

Ángel guardó silencio durante la conversación que mantuvieron Sheyla, Esteban y el líder de los Hombres Lobo, limitándose sólo a escuchar los comentarios de cada uno de ellos. No obstante, al saber que él era el último descendiente del linaje que poseía la cura para la condición de ser vampiro, que los licántropos lo protegían y que Sofía había callado todo eso a los suyos, lo cual derivó en su muerte, con la intención de salvarlo de sufrir el mismo destino, se sintió muy mal, pues sentía que todo aquello había sido su culpa y que él no había hecho nada para que eso llegara a ser una realidad. Sheyla, que podía escuchar todo lo que pasaba por su mente, le dijo, confiada:

—Nada de lo que ocurrió fue tu culpa, no te preocupes por eso. Ésa fue su decisión.

Él la miró a los ojos, por un instante, por lo que pudo darse cuenta de que sus palabras eran realmente sinceras, lo que hizo que se sintiera un poco más calmado; y Esteban, por su parte, posó uno de sus brazos en su hombro, para después decirle:

—Yo no soy el compañero cariñoso y amable que todos quieren, y sé que debo mejorar eso. Pero lo que sí sé es que tú eres una de las mejores personas que he conocido, eres muy bueno en lo que haces y por eso mismo, confío en que acabarás con esos vampiros.

—¿Estás enfermo? —le preguntó Ángel, extrañado por sus palabras.

—Aunque si no lo haces, espero que te conviertas en un vampiro.
—Ése es el Esteban que conozco —se dijo él, más tranquilo —. Vamos a la guarida entonces, hay que contarle todo a Gary.

—Los acompañamos —intervino Milnor, con voz firme —, nos tomamos muy en serio nuestra tarea, señor.

—¿Señor? —le preguntó el menor, muy sorprendido ante lo que dijera ése hombre —. No me agrada que se refieran así a mí; mi nombre es Ángel, llámenme así.

—De acuerdo —concordó el líder de los Hombres Lobo, para entonces dar la siguiente orden —. ¡Traigan los caballos!

—¿Para qué? —se preguntó Esteban, extrañado.

—Debemos apresurarnos —fue lo que dijo Milnor, muy serio —. Así que es mejor que ustedes vayan en caballos.

—¡Vaya manera de decirnos que somos lentos! —bufó el cazador, un poco fastidiado.

Un momento después, unos de los hombres de Milnor trajeron tres caballos con ellos, para que los jóvenes los usaran como jumento, y así poder llegar más rápido posible a la guarida del Equipo Nova. Esteban subió a uno de ellos, que era de color negro, mientras que la vampiresa hizo lo propio en un pura sangre, de pelaje castaño oscuro; eso sólo dejó disponible para Ángel a la yegua, un bello ejemplar de color blanco, y después de eso, emprendieron el camino de regreso a la casa en donde estaban sus otros compañeros cazadores, a toda prisa.
Cuando llegaron allí, ellos se encontraron a Nick, que estaba tiraen el suelo, mientras lanzaba alaridos de dolor, pues le habían dado una golpiza muy fuerte, y al ver a los chicos, les dió la noticia de todas...




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