Después de haberse revelado ante Kratos como la "mascota" -que era la forma en que lo conocían en ése lugar-, el niño que se había criado allí, al cuidado de su hermana Sofía, y que había crecido junto a su sobrina Sheyla, Ángel se dispuso a enfrentarse a líder de aquel clan de vampiros, para salvar a su amiga. Adoptó su posición de pelea, mientras sacaba a relucir la pistola modificada, que tenía en su cinto, preparado para dispararle a su rival, y así, vencerlo de una manera sencilla, sin tener siquiera la necesidad de revelarle su secreto, que era su mayor ventaja en ése momento. Al ver lo que el menor tenía en mente, la joven vampiresa le pidió, muy angustiada por lo que pasaba, porque él se estaba arriesgando demasiado por su causa:
—¡Vete de aquí, Ángel! Yo no importo, sálvate.
—No, no pienso abandonarte, Sheyla —fue la respuesta que recibió de parte del muchacho, que estaba decidido a todo por ella.
—Estoy completamente de acuerdo con eso, porque así lo verás morir primero, y así, sufrirás de un modo terrible, antes de que acabe con tu miserable vida, querida sobrina —intervino Kratos, visiblemente emocionado por lo que pasaba—. ¡Esto será muy divertido!
—¡Definitivamente eres un idiota, Ángel! —se quejó Esteban, desde su escondite, en vez baja—. Y ahora no me queda otra alternativa que la de tener que cubrirte la espalda en ésta locura, pues esto no será nada sencillo, estoy más que seguro de eso.
Nada más decir eso, Kratos se dispuso a buscar una espada entre las armas que se hallaban en aquel salón, la cual estaba bellamente elaborada, y cuya hoja era de acero, ya que su oponente era un humano, y aunque podía usar una de plata, prefería utilizarlas solamente en enfrentamientos contra los Hombres Lobo, como se acostumbraba en el clan, desde los inicios de la guerra entre ambos bandos. Por su parte, el muchacho lo esperaba, observando detenidamente todo lo que hacía, pues sabía muy bien que él vampiro era capaz de atacarlo por sorpresa, aprovechando su velocidad sobrehumana para ello, y que debía estar muy atento, pues cualquiera de los golpes que llegara a recibir en dicha pelea podía ser de gravedad o incluso mortal para él, sin embargo, y a pesar de saber que era poco probable que lo lograra, estaba resuelto a derrotarlo, para evitar así que asesinara a Sheyla.
Ellos dos se miraron fijamente un momento después, dejando ver así todo el odio que sentían el uno por el otro, y que se transmitían a través de sus miradas, lo que dejaba más que claro que el enfrentamiento que estaba a punto de suscitarse entre ellos dos solamente acabaría cuando uno de los dos cayera sin vida a los pies de su rival. El joven disparó su arma en repetidas ocasiones, para ver si lograba que una de las estacas que tenía la pistola en su interior llegaba a darle a Kratos, en alguna parte del cuerpo, y que, por lo menos, llegara a aminorar el ritmo, no obstante, el otro usó su espada para desviar las mismas y le preguntó después al menor, en un tono burlón:
—¿Ésa es tu gran estrategia para vencerme?
—Esto apenas está comenzando, Kratos —le respondió el muchacho, para después sacar una espada de su contó y volver a su posición de pelea.
—¡Que siga la diversión!
En el momento en que Ángel puso su arma en el suelo, sin que el mayor se diera cuenta, le dió una patada, haciendo que la misma cayera muy cerca de donde se encontraba Esteban, quien la tomó con mucha prisa, para que no llegaran a descubrirlo, y la revisó, por lo que pudo ver que aún tenía estacas en su interior, por lo que se preguntó, muy intrigado:
—¿Por qué cambiaste de arma?
Se abalanzó hacia él, dispuesto a clavar su espada en el pecho del chico, haciendo gala de su gran velocidad,, con la intención de que Ángel no tuviera tiempo suficiente para defenderse de su ataque, y vencerlo con mucha facilidad. No contaba con que el menor -quien estaba consciente de su plan- utilizaría su espada para frenar la embestida del arma que portaba el vampiro, y así, impedir que Kratos lo llegara a lastimar con ella, y tuvo que contener varios ataques de ésa índole después de ése, ya que su oponente trató de replicar dicho ataque, desde distintos ángulos, sin éxito.
Sheyla, al ver que su tío estaba distraído, a causa de aquella pelea, decidió aprovechar eso para tratar de liberar sus manos, lo cual consiguió con algo de dificultad, y luego desatar los amarres que apresaban sus piernas,. Jurkon, que la estaba vigilando, hasta que el enfrentamiento entre su amo y la “mascota” llegara a su fin, se dió cuenta de lo que la joven quería hacer y se acercó rápidamente a donde se encontraba, para impedir que lo consiguiera.
—¡Ni siquiera lo pienses, pequeña traidora! ¡Mi señor acabará contigo después de que mate a....
No alcanzo a completar la frase, pues Esteban le disparó con la pistola de Ángel, convirtiéndose en una pequeña nube de ceniza, por lo que la vampiresa se apresuró en desatarse, en cuanto pudo tomó su espada y fue a ayudar al chico a detener a Kratos, que al verla libre, simplemente le preguntó:
—¿Quieres morir tan pronto, Sheyla? ¡Eso no es divertido!
—Lo divertido será cuando acabes igual que tu horrible mascota, hecho polvo —le dijo ella, con nuevos bríos.
—¡No me importa lo que le haya pasado a Jurkon! Lo único que quiero ahora es acabar con ustedes dos, niñitos tontos.
—Ni él quería a ése animal —pensó Esteban, en voz alta, al escuchar las palabras del vampiro—. Y ahora, a esperar el mejor momento para acabar con él de una buena vez.
Apuntó con el arma hacia donde estaban sus acompañantes, luchando contra el vampiro, a la espera de que alguno de ellos le diera el espacio suficiente para que él pudiera dispararle a su oponente. Kratos estaba a sus anchas, demostrando sus dotes de guerrero, al enfrentar a dos contrincantes armados al mismo tiempo, con mucha maestría y soltura, sin concederles ventajas de ningún tipo a sus dos rivales; eso, sumado a su velocidad, le hacía prácticamente imposible al cazador el poder asestarle el tiro preciso que se requería para acabar con él, algo que desesperaba un poco a Esteban.
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Editado: 04.04.2025