Me encontraba sentada en una especie de sala de espera en la jefatura de policías. Estaba discutiendo con mi madre porque no entendía por qué el caso de Ryan lo manejaba el departamento de homicidios si era una persona desaparecida, ella me intentaba explicar que los casos eran transferidos a los departamentos según el tiempo y la prioridad del caso… sinceramente yo no quería entenderlo.
Mi madre exasperada de mi necedad comenzó a golpetear impaciente con su tacón el suelo, y yo por primera vez en mi vida ignoré las señales de peligro, pues me encontraba verdaderamente indignada.
Creo que pudo haber sido peor, pero antes de que mi madre me reprendiera en público la recepcionista de la sala se acercó a nosotros avisándonos que el detective Bronce vendría pronto y que ya podía entrar a esperarlo en la sala de interrogatorios.
Mi madre no me acompañaría, me esperaría afuera, pues se supone que mi declaración debía ser honesta y no podía estar sometida bajo ninguna presión. Aun así, mi madre durante todo el camino en auto hasta acá me dio instrucciones claras disfrazadas de consejos, sin contar claro, los que ya me había dado durante la cena de anoche.
Caminé tranquilamente hasta la puerta que me señaló la recepcionista y me adentré en ella. Una vez dentro me encontré con una pulcra habitación blanca, no era ni grande ni chica, había dos sillas mirándose de frente y una mesa que las separaba. Me acerqué a una de las sillas y me senté a esperar, no sin notar que la luz amarilla que colgaba de mi cabeza resultaba bastante molesta si le prestaba mucha atención.
No quise mirar hacia el espejo que cubría toda una pared de la habitación, pues sentía personas detrás de él, por lo que supuse que ahí se encontraba el detective mirándome, quizás queriendo observar mi actitud antes de que él entrara… Era difícil no imaginar que te encontrabas en una película de acción, donde hay sospechosos y el agente lo observa detrás del espejo.
Luego de unos larguísimos diez minutos el detective se dignó a moverse fuera de la habitación que daba a ese espejo y venir por fin a la sala de interrogación donde yo me encontraba. Entró con un aire de misterio y de querer verse interesante lo cual me parecía ridículo porque sabía perfectamente donde estaba hace apenas unos segundos haciéndome esperar.
-Buenos días señorita More – Se sentó frente a mi mientras que ordenaba una carpeta llena de papeles sobre la mesa y dejaba lo que supongo era una grabadora al lado de estos – Lamento haberla hecho esperar – Pues lamentarse mucho no parecía, porque lo hizo a propósito.
-No se preocupe detective – Sonreí educadamente.
-Muy bien – Encendió la grabadora. Sinceramente lo veo más como una forma de intimidarme, porque si tienen ese cuarto al lado significa que tienen cámaras y una sala de control donde pueden grabar perfectamente – Supongo que su madre ya le informó de qué trata esto.
- ¿Me preguntará sobre cosas que sé de Ryan? – Respondí con otra pregunta haciendo la tonta. Por supuesto que noté el doble sentido en su comentario anterior, mi madre es una eminencia en su trabajo, por supuesto prepararía a su hija y su declaración. Decidí que parecería lo menos inteligente posible, porque este tipo tiene todas las intenciones de sacar algo negativo sobre mí.
-Claro – Se enderezó en su silla – Comencemos con su historia, ¿Cómo se conocieron? – Me miró, y por alguna razón me causó bastante gracia la situación, es decir, relatarle a un detective mi historia romántica con mi ex novio en esta sala tan macabra debido a una desaparición, eso era algo que nunca me había imaginado que sucedería.
-Pues… - Traté de hacer memoria y mantener la seriedad del asunto – Ryan y yo estudiamos en el mismo Colegio, nos conocimos en un club de lectura.
-Tengo entendido que llevaron una relación de años – Comenzó a mirar sus papeles como si estuviera leyendo notas.
-Sí, estuvimos juntos casi tres años – Contesté.
-Es increíble que a tan corta edad tengan relaciones tan extensas – Comentó - ¿Cómo describirías la relación que ambos llevaron? Quizás pudo haber sido algo problemática o tóxica debido a sus edades.
-Nuestra relación no fue tóxica – Le respondí con desagrado – Nos llevábamos muy bien, aunque comenzamos siendo unos niños realmente llegamos a amarnos.
-¿De ser tan perfecta entonces por qué terminaron? – Poco a poco este hombre estaba consiguiendo que me irritara. ¿Por qué destacaba tanto el hecho de que nuestro noviazgo fue a una temprana edad? ¿Por qué quiere hacerlo ver como algo negativo? Lo nuestro fue un amor de niños que con el tiempo fue madurando, hasta que terminó como ya todos sabemos.
-Cuando nos hicimos novios yo debía estar cerca de cumplir 14 y él 15, dos años y medio después de eso, es normal que existan diferencias. Nacieron debido a que estábamos cambiando, él casi cumpliendo su mayoría de edad y pues yo pronto tendría al menos 17 años… Aunque aseguro que la relación fue bastante bonita y especial, en el camino los dos cambiamos y llegamos a tener distintos intereses o puntos de vista, y lo mejor fue terminar – Respondí tratando de mantener mi paciencia – Los dos éramos… de hecho, aun somos demasiado jóvenes. Y creo que es algo que puede pasarle a cualquier relación sin importar la edad.
-Por supuesto – Durante todo el relato el hombre me miraba fijamente, y de repente la situación pasó de parecerme graciosa por la ironía, a realmente incómoda.
-Tengo entendido que ahora tienes un nuevo novio – Dijo sin dejar de mirarme - ¿Acaso él no tuvo algo que ver en la ruptura?
- ¿Qué? No – lo miré completamente anonadada, no pensé nunca que metería a Leon en todo esto.
- ¿No tienes una relación actualmente? – Cuestionó con fingida sorpresa.
-Sí la tengo, solo estoy diciendo que no tiene nada que ver una cosa con la otra – Intenté ordenar mis pensamientos para no mostrar tanto mis emociones – No terminé una relación para empezar otra, es algo que se dio con el tiempo.