Ángel Caído

Capitulo VI - Un lugar oscuro

Me encontraba en pleno centro de la ciudad, a esta hora estaba desolado, ya que era una zona completamente comercial y no habitacional. La dirección me llevó a un centro comercial que parecía estar completamente abandonado, de hecho, tenía su toque terrorífico. 
¿Era imprudente lo que estaba haciendo? Quizás. Pero no iba a abandonar a Támara en la deriva de lo que sea que estaba sucediendo, sin contar que tenía el leve presentimiento de que todo esto estaba ocurriendo por mí.  
Empujé la puerta principal, tanteando si se encontraba abierta, y luego de un sonoro chirrido se abrió de par en par. Retrocedí asustada, pues no había utilizado tanta fuerza… Me aseguré de no sentir a nadie cerca y comencé a caminar lentamente hacia el interior. 
Las puertas se cerraron de golpe a mis espaldas, dejándome en una penumbra total. Me daba miedo avanzar pues sentía que chocaría brutalmente contra algo que ni siquiera podía ver, o peor, había algo en la oscuridad acechándome. Estaba asustada. 
Respiré profundo unas cuantas veces y coloqué en el piso las cuatro cantimploras que traía conmigo, sacando su contenido, colocándolo a mi alrededor como un débil escudo. Al menos me ayudaría a saber si topo con algo.   
Retomé mi camino nuevamente, sin saber exactamente a dónde me dirigía ¿Debería hablar en voz alta? ¿Llamar a Támara? Seguramente la persona que me pidió venir ya sabía que había llegado, solo eso explica lo de las puertas. 
Un escalofrío recorrió mi espalda, e inmediatamente supe que algo estaba mal… Es decir, incluso peor de lo que ya estaba. 
Al voltear de golpe, ya que mis ojos se habían adaptado mejor a la oscuridad, pude distinguir que habían masas con forma humana incluso más oscuras que la propia noche. Eran como sombras más oscuras que la oscuridad misma, de un negro absoluto. Comencé a respirar entre cortado mientras distinguía cada cuerpo… Esto no está bien, son demasidos. 
Comencé a retroceder sin quitar mi vista de estas cosas, y ellas comenzaron a avanzar de nuevo conmigo, de hecho más que avanzar con normalidad, parecían arrastrarse sobre el suelo, el movimiento era errático… Espantoso, de hecho, sus extremidades se distorsionaban al punto de que parecían tentáculos intentando avanzar, y eso solo me puso más nerviosa. 
Traté de regular mis respiraciones, y en un movimiento rápido comencé a correr en dirección contraria, no sin notar que estas cosas igualaban mi marcha con facilidad. Antes de lo esperado la situación se convirtió en una persecución, donde ya no me importaba chocar contra algo, me importaba que esas cosas me atraparan. 
Trepé rápidamente por un bordillo, aterrizando sin mucha gracia sobre uno de los escalones de la escalera mecánica que se encontraba completamente estática. Subí apresurada, sin poder parar de mirar detrás de mi, dándome cuenta de que seguían ahí, a pesar de todo, pegándose de las paredes como moluscos y avanzando hacía mi contra todo pronóstico. 
-Esa no me la esperaba – Dije en voz baja - ¡Támara! – Grité desesperada mientras corría - ¡Támara! – Miraba a mi alrededor pero nada llamaba especialmente mi atención, nada me hacía pensar que habían señales de vida verdadera, además de los demonios que me estaban persiguiendo.  
Cansada de correr, sin conseguir nada, y sin lograr perderlos, me giré hacia ellos. Solo había ganado algo de tiempo, pero me terminarían atrapando si no hacía algo. Cerré mis ojos y me concentré en expulsar mi energía fuera de mi cuerpo, era muy difícil, pero solo necesitaba resistir lo suficiente como para iluminar todo el agua que ondeaba a mi alrededor. 
Una vez conseguí hacerlo, abrí mis ojos y me espanté al ver que esas cosas estaban prácticamente encima de mí. Sin pensarlo mucho hice una pared con todo el líquido y lo impulsé hacía adelante, a medida que las criaturas se topaban con el agua se iban esfumando, como si nunca hubieran sido algo más que humo. 
Mis rodillas temblaban, al verme fuera de peligro caí al piso intentando recomponerme sin perder la consciencia. Respiré profundo unas cuantas veces, pero fue inútil. Comencé a marearme, y una arcada tras otra hizo que terminara vomitando sangre, luego de eso todo fue oscuridad para mí. 
Desde el punto de vista de Edward 
Me despertó el sonido de mi celular. Tanteé en mi mesita de noche aun adormilado hasta encontrar el teléfono. Sin mirar quién llamaba respondí entre bostezos, preocupado de que fuera una emergencia. 
-¿Hola? – Respondí. 
-Hola – Una voz femenina un tanto dudosa del otro lado - ¿Edward? 
-Sí – esta vez me concentré más en la conversación - ¿Quién habla? 
-Me llamo Karen, lamento molestarlo a esta hora – Escuché sus disculpas – Soy amiga de Lyla… ¿Podría comunicarme con ella? 
Ya Lyla me había puesto al tanto de la situación, me advirtió que podría llamar Karen, su mejor amiga. Lo que no me esperaba es que llamara a ésta hora. Me levanté de mi cama entre tropezones y comencé a caminar a la habitación de Lyla. 
-Un segundo – Dije simplemente. Cuando llegué a la habitación toqué discretamente la puerta - ¿Lyla? – Pregunté entre susurros. Luego del tercer intento abrí la puerta, quizás estaba durmiendo tan profundamente que no lograba escucharme… - No está – Fue lo único que salió de mi boca de la impresión. 
-¿Cómo no está? – Escuché a la chica preocupada del otro lado. Me apresuré a encender la luz y revisar de punta a punta la habitación – ¿Hola? – Me insistió. 
-No está… Pero dejó una nota – Dije acercándome a la cama, donde había una hoja que marcaba lo que parecía una dirección – Hay una dirección y una fotografía de una chica… La chica parece estar durmiendo pero en un lugar de mala muerte – Se me empezó a acelerar el corazón, esto es grave - ¡Marc! – Grité - ¡Marc! – Grité pidiendo ayuda a mi Guardián. 
-¿Cuál es la dirección? – Ya no hablaba Támara, era la voz de un chico. 
-¿Quién habla? – Pregunté confundido. Pude escuchar a alguien corriendo hacia mí, y vi cómo las luces de las habitaciones se encendían. 
-Soy Leon – Dijo sin mucha paciencia - ¿Cuál es la dirección? 
-Varas menas 8570 – Alcancé a responder antes de que llegara Marc a la habitación, seguido de mi otra Guardián.  
-¿Lyla? – Preguntó la voz de Kendra que entraba de golpe en la habitación - ¡¿Lyla?! – Preguntó esta vez más desesperada revisando al igual que yo cuando llegué a la habitación. 
-¿Hola? – Le hablé a mi teléfono, pero ya no había nadie del otro lado. 
-¿Qué sucede? – Pregunto Giovanni entrando en la habitación. 
-¿Qué es esto? – Kendra había encontrado la fotografía, el papel en mis manos con la dirección ardía - ¿Qué es esto? – Volvió a repetir desesperada. Nunca la había visto tan fuera de control - ¿Una amenaza? ¿ Secuestraron a Lyla? 
Miré a Marc buscando su aprobación para decir mi versión de la historia, pero él negó sutilmente con la cabeza…  
-¿Qué está sucediendo? – Pregunté a Marc llevándolo lejos del caos que se había armado en la casa. Ahora todos creían que las mismas personas que lanzaron el ladrillo se habían llevado a Lyla, y aunque no podrían estar muy equivocados, algo estaba mal. Giovanni a este punto mandó a reforzar la seguridad y estaba organizando todo un operativo para agilizar la búsqueda inmediata de Lyla. 
-La chica de la foto es Támara Lowe – Me respondió Marc – La conozco, es Guardiana de Lyla – Parecía preocupado – No es normal que logran capturar a un Guardián, no son personas comunes, esto tiene que ver con el otro mundo… La desaparición de sus Guardianes y ahora ella. Debemos informar cuánto antes a la Agencia, esto no es algo que los humanos puedan resolver. 
Desde el punto de vista de Lyla 
Poco a poco pude recuperar mis sentidos, comencé a sentir mis extremidades nuevamente y la nube negra que se había instalado en mi mente se comenzó a disipar. 
-¿Lyla? – Una voz… Yo conocía esa voz – Por favor despierta – Se escuchaba desesperado. 
-¿Ryan? – Mi voz salió como un graznido, si apenas pude articular palabra. 
-Dios – Lo escuché susurrar aliviado – Estás tan pálida que pareces un cadáver… Por un momento creí… 
-¿Ryan? – Volví a preguntar sin poder creerlo - ¿Realmente eres tú? – Lo abracé de golpe, y él correspondió mi abrazo, luego de un momento me separé para mirarlo mejor. Estudié sus facciones detalladamente. Estaba muy golpeado, tenía cortes en el rostro, su labio partido, y sus ojos morados – ¿Por qué? 
-Tranquila – Dijo mientras negaba con la cabeza – Estoy bien… 
-¿Quién te hizo eso? – Pregunté en un creciente estado de shock - ¿Dónde estamos? – Traté de levantarme pero inmediatamente sentí que agujas atravesaban mi cerebro y volví al piso junto a él.  
-No puedo creer que ahora también te tienen a ti – Dijo con la voz entrecortada. 
-¿Quiénes? – Pregunté. 
-No entiendo mucho de lo que está pasando – Comenzó a negar con la cabeza – No sé qué quieren conseguir – Respiró profundo intentando concentrarse – Me golpearon para sacarme información aparentemente banal, cosas sobre… Nosotros – Me miró con sus ojos heridos, pidiéndome disculpas – Conté algunas cosas… 
-No te preocupes – Dije mientras tomaba su mano – Nada de esto es tu culpa – Le aseguré. 
-Pero luego de eso solo me tienen aquí encerrado – Parecía frustrado – a veces viene Robert y me golpea, diciendome cómo desperdicié mi vida – Sonrió con ironía, pero realmente lucía muy triste – a veces vienen otras personas – suspiró – Todos Guardianes desertores supongo. 
-¿Qué quieren? – Alcancé a preguntar… ¿Me extrañaba que el padre de Ryan tuviera algo que ver? No, la verdad no. 
-No lo sé – Admitió – Solo sé que desde hace algunos días no han vuelto a golpearme y me alimentan con regularidad – se encogió de hombros – Incluso me curaron algunas heridas… No sé qué están planeando, pero presiento que va a pasar algo realmente malo – Me miró asustado. 
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. No olvido que el don de Ryan es presentir cuando algo malo va a pasar, además claro de borrar la memoria, pero de la forma en que lo dice, es como si le aterrara lo que está sintiendo. 
-Sea lo que sea, debemos estar preparados – Le puse una mano en su mejilla. Por un momento me miró como si me hubiera salido otra cabeza, pero luego supongo que comenzó a sentir el calor de mi energía. 
-¿Qué es esto? – Negó con su cabeza – No entiendo qué estas haciendo… 
-Vas  a estar bien – Fue lo único que dije, y luego me concentré en enviar la cantidad de energía necesaria para curar sus heridas, el bronce oscuro de su aura siendo invadida por destellos dorados. Hice del proceso algo lento, pues no me podía permitir desmayarme nuevamente. 
-¿Cómo hiciste eso? – Me preguntó. 
-Támara – Recordé el por qué vine - ¿Haz estado aquí todo éste tiempo? – Asintió con desgana, aceptando que desviara el tema. No era momento de revelar secretos tan profundos - ¿Has visto a Támara? 
-No – Dijo confundido - ¿Ella también desapareció? 
-Sí – Respondí esta vez sintiendo que me invadía la desesperación – Debe estar en éste edificio también… Debemos salir de aquí – Me levanté de golpe, sintiendo de nuevo el dolor en mi cabeza pero ignorándolo por completo. 
-Es inútil – Ryan lucía derrotado mientras hablaba – Ya lo he intentado… Organizan todo de forma de que nunca vea cómo abren la puerta, literalmente entre al baño y cuando salí ya estabas tirada en el piso de la habitación.  
-Debe haber una manera – susurré mientras escaneaba toda la habitación con mi mirada. Era un pequeño cuarto de mala muerte, con una cama de una plaza con sábanas sucias, una puerta que parecía dar a un baño… Y otra puerta, que parecía ser la única salida - ¿Esa puerta es lo único que nos impide salir? – Pregunté incrédula pues se veía muy débil. 
-Sí – Respondió Ryan con ironía – pero hay algo más que no podemos ver… ¡Lyla no lo intentes! 
-¿Qué…? – Pregunté mientras me acercaba e intentaba tomar la perilla. Grité de dolor mientras me tiraba al suelo y me retorcía tomándome la muñeca. 
-Calma – Sentí que Ryan se acercaba – Sientes que quema, pero no es real… 
-Duele como si fuera real – Dije apretando los dientes. El dolor no disminuía. De mi garganta salió otro grito ahogado. 
-Respira – Me tomó de los brazos y me hizo mirarlo – Respira -  respiró sonoramente, supongo que intentaba que imitara sus respiraciones, y eso hice exactamente. 
Pasaron unos cuantos minutos dónde creí que se me caería la mano, pero entre respiraciones y lágrimas el dolor se detuvo. Impresionada miré mi mano y estaba en perfectas condiciones, no habían marcas, ni cicatriz… Nada. 
-¿Qué fue eso? – No lo podía creer. 
-No sé qué sea – Admitió – Duele como el demonio, pero no te hace heridas visibles… 
-¿Qué pasa si no lo tocamos? – Pregunté mientras un bombillito se encendía en mi cerebro. 
Me levanté de nuevo y corrí hasta el baño, abrí las dos llaves del lavabo y respiré aliviada al notar que había un buen flujo de agua. Reuní el agua suficiente y lo dirigí hacia la puerta, dividí el líquido dándole la forma de proyectiles afilados, los lancé con la suficiente velocidad y presión para atravesar lo que sea. 
De repente hubo una especie de explosión que me hizo creer por un momento que lo había conseguido, pero luego de que el humo se disipó me di cuenta de que, realmente, ese humo era vapor… Vapor del agua que había lanzado. La puerta estaba intacta. 
Desesperada repetí la misma acción, solo que arrojando los proyectiles en diferentes direcciones, hacía las paredes de la habitación, las paredes del baño, al piso… Y no conseguía atravesar nada.  
-Lyla, para – Ryan estaba sentado en el piso recostado en su cama – No funciona. 
-¿Qué es esto? – Estaba completamente agotada, y no había conseguido nada, además de empapar todo el lugar. Nos estábamos inundando. 
-Debe ser un campo de fuerza – Si apenas pudo terminar cuando escuchamos ruido en uno de los extremos de la habitación. 
Reventé la llave de agua para aumentar la presión, el liquido se comenzó a desbordar por el baño, y yo estaba completamente lista para utilizarlo. Quizás esta sea nuestra única oportunidad de huir… Esperé impaciente a que abrieran la puerta. 
La puerta comenzó a abrirse lentamente, chirriando horriblemente en todo el proceso, y lo único que pude ver fue una pared del otro lado, nadie parecía querer entrar, así que me apresuré en propulsar el agua a través de ella… Y esta se estrelló por completo en la pared del fondo agrietándola un poco por la presión. 
-Podemos salir – Comuniqué lo obvio – No sé quién la abrió… No sentí a nadie del otro lado. 
-Debe ser una trampa… 
-Lo sé… ¿Pero ves que tenemos más posibilidades aquí dentro? – Lo miré esperando su respuesta. 
-Bien – Dijo al fin – Pero quiero que me prometas algo – Se puso muy serio. 
-No tenemos tiempo – Lo apresuré mirando la única salida que teníamos. 
-Prométeme que me dejarás atrás si tu vida dependiera de eso – Insistió. 
-Ryan… - Negué con mi cabeza. 
-Promételo – Finalizó con decisión. 
-Lo… - Dudé por un momento, pero no creo que tuviéramos mucho tiempo para seguir discutiendo – Lo prometo. 
Comenzamos a caminar con cautela por el pasillo, seguía igual de oscuro que antes, solo que ya no parecía un centro comercial, sino una especie de depósito. No sabíamos exactamente a dónde nos dirigíamos, y no teníamos forma alguna de ubicarnos. 
-No recuerdo nada de esto – Comentó Ryan cuando llegamos a una especie de intersección – Todo se parece – De hecho tenía razón, y si Ryan no se orientaba yo mucho menos que tenía mi GPS interno averiado. Lo único que hemos hecho ha sido caminar por un largo pasillo repleto de puertas hasta éste punto. 
-Debemos estar en las bodegas subterráneas – Comenté intentando utilizar un poco de lógica – el lugar luce abandonado, desde acá puedo oler el moho… Si se acumula a éste punto la humedad estamos bajo tierra. Intentemos subir. 
-Buena idea – Razonó - ¿Izquierda o derecha? 
-¿Izquierda? – Dije insegura. Ryan ladeó su sonrisa, cosa que no había hecho desde que lo encontré y retomó la marcha – Támara podría estar en una de estas habitaciones… - Razoné. 
-Debemos estar atentos – Me recordó – Es muy raro que nos hayan dejado salir, no creo que la dejen tan cerca de nuestro alcance. 
-Quizás temían que inundara todo y por eso abrieron la puerta – Intenté bromear, pero en el fondo tenía un mal presentimiento que me presionaba la garganta – Me enviaron a tu habitación ¿Por qué no dejarían igual de cerca a Támara? 
-Espera – Ryan se detuvo de golpe y me tomó del brazo, haciendo que me detuviera con él - ¿Qué es eso? – Achicó sus ojos mientras miraba al frente, como si intentara ver algo a lo lejos. 
-¿Qué cosa…? – Lo imité intentando ver lo que lo hizo detener. La verdad todo estaba demasiado oscuro, excepto claro por la luz que emitía el aura de Ryan. 
Mi piel se erizó. Había una mujer, muy delgada y alta, no podía distinguir muchos rasgos de ella pues nos estaba dando la espalda, y su larga cabellera caía hecha girones hasta sus glúteos, incluso un poco más abajo. Parecía estar desnuda. 
-¿Támara? – Preguntó Ryan en voz alta sin mucha determinación. 
-No es ella – le aseguré – Su cabello es demasiado largo… No veo el bronce de su aura, todo alrededor de ella es oscuridad… - Negué con mi cabeza cada vez más asustada mientras daba un paso atrás. 
-Quizás sea un demonio – Ryan trataba de mantener la calma – Debe estar cuidando el pasillo, creo que podemos con él… 
-Ryan… - Dije con la voz ahogada – No parece estar sola. 
Esa cosa comenzó a girar su cabeza hacia nosotros, no podía distinguir muchos de sus movimientos debido a la oscuridad, pero se veían erráticos y violentos. Rápidamente reventé una tubería que al parecer atravesaba todo el pasillo. Manipulé el agua empujándola frente a mi, logrando sentir en el proceso la cantidad de cuerpos que habían entre las sombras. 
-¿Cuántos son? – Preguntó a la expectativa. 
-Demasiados, perdí la cuenta – En ese instante congelé el agua, inmovilizando los cuerpos, pero sabiendo que siendo demonios tardarían segundos en liberarse - ¡Corre! 
-¿Qué haremos? – Preguntó Ryan - ¿Nos liberaron para que muriéramos?  
-No lo sé – Negué con la cabeza - ¿Qué necesidad había de hacerlo tan terrorífico?  
-Se alimentan de eso – Ya habíamos atravesado de nuevo la intersección, dirigiéndonos esta vez a la derecha. 
-Podría intentar purificarlos con mi energía angelical… Pero si la utilizo tan seguido quizás pierda la consciencia – Admití, sin agregar claro, que podría morir. 
-¿Energía angelical? – Preguntó confundido. 
-Luego te cuento – Cerré tajante. 
Corrimos lo más rápido que nuestras piernas nos permitieron, y aun así escuchaba los golpes en el piso detrás de nosotros, cada vez más cerca. 
-¿Cómo se supone que corren esas cosas? – comentó Ryan completamente sin aliento – Suena como… 
-Corren en cuatro patas como un perro o se arrastran – Respondí intentando no posicionar esa imagen en mi cabeza - ¡Una escalera! – Dije al fin aliviada señalando una escalera metálica en forma de caracol, parecían las escaleras de emergencia, pero estaban bloqueadas por una reja. 
-Mierda – Ryan pateó la reja sin conseguir nada con ello – Espera, tiene una apertura arriba – Señaló con su mano – Rápido, sube – Colocó sus manos de apoyo para que pudiera escalar, pues estaba bastante alto y no había nada más de qué sostenerse – Corre, yo los puedo distraer – No respondí a su comentarios, pero claramente no lo iba a dejar.  
Una vez llegué arriba dejé caer mis piernas, y en movimientos rápidos me coloqué boca abajo sin dejarme caer, apoyando mi estomago en la delgada reja. 
-Toma mi mano – Le ofrecí a Ryan sin aire. Él lo dudó, pero al ver lo incómoda que estaba me tomó la mano. Utilicé toda la fuerza que tenía para ayudarlo subir, sintiendo que en cualquier momento la reja me atravesaría el abdomen. 
-No podremos – Dijo Ryan entre dientes por la fuerza que hacía. 
-Que sí – Alcancé a decir sin aire en un último esfuerzo, consiguiendo que subiera, o al menos la mitad de su cuerpo, cayendo yo de espaldas contra los escalones. Sentí el golpe en la nuca y en mi espalda, y si quedaba algo de aire en mis pulmones, esto terminó por dejarme sin aliento. 
-¿Lyla? – Un pitido extraño se había instalado en mi cabeza, y creo que pude sentir el calor de la sangre debajo de ella. No sé si era la oscuridad del lugar o si el golpe había afectado en algo mi visión, pero no veía ni siquiera a Ryan - ¡¿Lyla?! – Volvió a preguntar Ryan esta vez con más desesperación. 
Escuché como si una gran masa chocara en repetidas ocasiones contra algo metálico, parpadee intentando despejarme y fijé mi vista en la reja, que ahora estaba llena de cabellos y cuerpos, donde no distinguía qué extremidades pertenecían a quién. Todas amontonándose intentando alcanzarnos con sus manos esqueléticas. 
-Debemos irnos – Alcancé a decir mientras me apoyaba en Ryan para levantarme. Intenté caminar pero estaba muy mareada, así que Ryan tuvo que tomarme de la cintura, y yo agradeciendo la ayuda utilicé toda mi fuerza interna para continuar - ¿Estás bien? – Le pregunté a Ryan. 
-¿No debería ser yo quién pregunte eso? 
-He tenido peores caídas – Le resté importancia. 
Corrimos escalera arriba, una vez me sentí lista me solté del agarre de Ryan para que así pudiéramos subir a mayor velocidad. Escuché un gran estruendo, que solo me daba a entender que la reja había cedido. 
Me concentré en encontrar alguna fuente de agua, y a la distancia logré ubicar lo que parecía una buena opción. Atraje gran cantidad del liquido hasta mi posición, pero claramente tardaría unos segundos en llegar, y según mi calculo sería el suficiente para que nosotros saliéramos de las escaleras. 
El metal debajo de nosotros crujía, y se empezó a balancear como si estuviera temblando, pero los dos sabíamos, aunque no habíamos dicho nada, que esas cosas estaban muy cerca de nosotros. 
-No lo lograremos – Alcanzó a decir Ryan con la voz entrecortada. 
-Sigue corriendo – Lo insté – No te detengas – Yo también estaba muy cansada y adolorida, pero no teníamos muchas opciones. 
Vimos el final de las escaleras como una luz al final del túnel, en un último esfuerzo aceleramos el paso, no sin percatarnos del horrible sonido de esas cosas amontonándose unas sobre otras, golpeándose, arrastrándose y avanzando como animales para alcanzarnos, cada vez más cerca. 
Un gran cumulo de agua nos esperaba del otro lado, pero según el único plan que había trazado mi mente, debíamos salir de las escaleras para deshacernos de esas cosas.  
La superficie debajo de nosotros comenzó a balancearse con mayor fuerza, al punto de hacerme tropezar, Ryan aun así me ayudó a levantarme rápidamente, y luego de atravesar los últimos escalones estábamos fuera. 
No tenía tiempo de pensar, me di la vuelta, empujé el agua delante de mí, hacía el último escalón que había pisado, utilizando mis brazos para que el líquido hiciera exactamente lo que necesitaba, por lo general no era necesario, pero sospechaba que esto requeriría más fuerza de la normal.  
Atravesé el escalón como si el líquido se tratara de una estaca que enterré en el suelo, luego dividí el agua a la mitad, obligándola a atravesar el metal como si de un cuchillo se tratase. Estaba haciendo tanta fuerza al presionar a los lados lo suficiente para que el material cediera, que no pude evitar gritar entre dientes. Una vez conseguí despegar la escalera de la pared, era cuestión de segundos para que cediera toda la estructura, pero ya esas criaturas estaban a la vista, demasiado cerca. 
Reuní todo el agua de nuevo y lo posicioné debajo de la escalera al tiempo de que lo hacía un bloque de hielo, y comencé a empujar hacia arriba. El metal chirrió horriblemente, y los demonios comenzaron a caer a los lado. Mis rodillas temblaban, al punto de que una de mis piernas cedió y caí arrodillada, aun así no me detuve, consciente de que podríamos morir de lo contrario.  
Arrodillada, empujando con mis brazos hacía delante, sintiendo cómo la parte superior de mi cuerpo ardía espantosamente por la fuerza que estaba utilizando, observé de reojo como Ryan en su intento de ayudarme comenzó a arrojar objetos a las criaturas, acertando en la cabeza de algunas, o haciendo tropezar a otras, hasta que al fin la escalera cedió completamente y se fue abajo. 
Me tiré de frente sin aliento, estirando mis brazos, intentando que descansaran del esfuerzo. Escuché que Ryan se sentó a mi lado, y solo en ese momento me giré, obligándome a sentarme, mirando a mi alrededor, consciente de que debíamos seguir alerta. 
-Eso estuvo muy cerca – miraba a su alrededor con desconfianza al igual que yo. 
-Sí… - Estuve de acuerdo – Creo que hubiera sido más sencillo si cortaba la columna de abajo antes de empujar – Dije razonando lo sucedido. 
-Fue increíble la verdad… - Me felicitó o al menos eso creo – Por un momento creí que reventaría la vena de tu frente. 
-Que chistoso… - Respondí con sarcasmo tocando mi frente para comprobar que todo estuviera bien - ¿Dónde estamos? – Pregunté completamente desorientada. 
-Seguimos en el centro comercial – Me aseguró – Debe haber un mapa del lugar en alguna parte. 
-Debo encontrar a Támara – Comenzaba a sentir frustración nuevamente, porque no tenía ni el menor indicio de dónde podría estar y había una cantidad descomunal de demonios sueltos en éste centro comercial. 
-¿Cómo sabes que está acá? – Me cuestionó - ¿Dónde está Leon? 
-Me enviaron una nota – Me miró sin entender – Una nota con esta dirección y una foto de ella inconsciente… Leon no sé dónde esté, pero agradezco que esté lejos de todo esto. 
-¿Viniste a éste lugar sin avisarle a nadie? – Me dedicó una mirada acusatoria.  
-Dejé la nota encima de mi cama con la dirección, deben saber que estoy aquí. 
-Entonces quizás deberíamos esperar por la ayuda – Razonó. 
-¿Y Támara? – Cuestioné - ¿Cómo sabremos que está bien si no la encontramos?  
-La podremos encontrar más fácilmente con ayuda – La conversación estaba subiendo de tono, y sé que los dos estábamos sometidos a grandes niveles de estrés en éste momento, creo que Ryan incluso más que yo al estar encerrado por tanto tiempo, pero no podía ser razonable en una situación así. 
-Si quieres puedes quedarte aquí a esperar ayuda – Finalicé – Pero yo buscaré a Támara. 
-¿A dónde? – Me miró esperando una respuesta, y yo realmente quería decir algo muy inteligente y acertado, pero no tenía ni idea. Al ver que no tenía respuesta arqueó una de sus cejas. 
-Bien – cedí – Busquemos un mapa y luego decidamos si ir a la salida a esperar la ayuda o vamos por Támara – Realmente planeaba encontrar el mapa e ir por Támara inmediatamente, con o sin él, pero era innecesario comenzar una pelea en éste momento. 
 




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